La noche se había instalado más rápido de lo que Eugenia hubiera imaginado. Había pasado tanto tiempo pensando en que Gastón estaba en el mismo pueblo que ella, que no se había logrado concentrar en nada más.Llevaba años imaginando aquel reencuentro y sin embargo no se había parecido a ninguno de los que había soñado. Debía reconocer que lo seguía viendo tan atractivo como lo recordaba, pero su arrogancia también parecía intacta. Le había hablado como si la hubiera visto el día anterior, sin sentimentalismos ni explicaciones.
La había mirado sin disimulo y sólo había hecho mención a su cabello. Aún intentaba descubrir si su comentario había sido irónico o real, pero intentaba convencerse de que aquello no debía importarle. Ella estaba allí para catapultar su carrera, para demostrar que era capaz de ganarse al público y contar una noticia con profesionalismo, no debía perder el tiempo con un hombre que llevaba tantos años sin ver. ¿Entonces por qué no podía sacar de su cabeza su cabello, tan brillante como lo recordaba, o sus ojos, tan enormes que por un momento la habían eclipsado?
-Euge ¿en qué estás pensando? ¿Me escuchaste?- le preguntó Sebastián mientras se servía un nuevo vaso de cerveza.
-Sí, sí. Salimos mañana desde la puerta del juzgado.- respondió estirando su cuello para intentar concentrarse.
-Y tendríamos que grabar algunas entrevistas. La opinión de los vecinos, alguien que conociera al capataz, alguno de sus hijos. ¿Te parece?- agregó Sebastian bebiendo un nuevo sorbo.
-Si, eso estaría bien. Ese hombre no parece un asesino, y aun no llegue a investigar mucho, pero hay algo que no me termina de cerrar.- dijo negando con su cabeza para darle énfasis a sus palabras.
-¿Les molesta si compartimos la mesa? No veo otra libre y ustedes tienen bastante lugar.- dijo la voz de Gastón detrás de Eugenia logrando que todo su cuerpo se tensara de inmediato.
-No.-
-Si.- dijeron al mismo tiempo Sebastian y ella logrando que una escueta risa escapara de los labios de Gastón.
-Veo que son un equipo que coincide con facilidad.- dijo tomando asiento justo al lado de Eugenia y señalando las otras sillas libres a sus compañeros que no dudaron en ocuparlas.
-Estamos trabajando.- se limitó a responder Eugenia sin atreverse a mirarlo.
-Ya casi terminamos y supongo que están por lo mismo ¿de qué medio son?- preguntó Sebastian clavando su vista en Ignacio, uno de los dos jóvenes que acompañaban a Gastón, sin ningún tipo de disimulo.
-Tenemos un canal en Youtube, acá el señor, viejito y todo como lo ves tiene miles de seguidores.- respondió Ignacio con gesto gracioso sin quitarle la vista a Sebastián tampoco.
No había que ser muy perspicaz para saber que se habían gustado y eso llevó a Eugenia a cerrar sus ojos con resignación, si había algo de lo que estaba segura era que Sebastian no descansaría hasta conquistarlo y eso significaba que buscaría toda oportunidad para coincidir.
-Bueno, tampoco para que me llames así. Este viejito como lo ves cubrió la guerra cuando era apenas unos años mayor que ustedes.- aclaró Gastón intentando observar la reacción de Eugenia sin ser descubierto y para su sorpresa el suspiro y los ojos en blanco no tardaron en llegar.
Sabía que Eugenia nunca había estado de acuerdo con su decisión, ser corresponsal de guerra le había costado mucho más de lo que hubiera deseado, pero cuando alguien es joven y se siente dolido toma decisiones de las que luego no es capaz de retractarse.
-¿No te parece algo destacable?- le preguntó colocando su mano sobre el brazo de Eugenia para no dejar lugar a dudas de que quería conocer su respuesta pero arrepintiéndose un poco al notar algo parecido a la furia en sus ojos.

ESTÁS LEYENDO
Preguntame lo que quieras
Roman d'amourMaría Eugenia es una periodista en ascenso. Ha postergado todo en su vida para llegar a dónde quiere, por eso no duda en embarcarse en la cobertura del que promete, será el juicio del año en las afueras de la provincia de Buenos Aires. Lo que ella n...