9

46 6 0
                                        




Espero puedas disculpar a este tonto que no fue capaz de hacer lo que en verdad quería. Espero que puedas perdonarme y darme otra oportunidad de correr juntos por el verde césped.

Gastón terminó de leer y una risa escapó de sus labios sin poder contenerla.

-Eso mismo pensé yo... ¿el verde césped ? ¡dale!. Nunca me gustó ese tipo, pero a Ingrid parecía que sí.- dijo Juan volviendo a tomar aquella nota que había guardado demasiados años.

-Al menos lo intentó.- dijo Eugenia volviendo a tomar asiento en el sillón que amablemente les había ofrecido Juan cuando había aceptado charlar con ellos del caso.

Gastón la observó de costado sin querer aceptar que aquella frase tenía que ver demasiado con su propia historia.

-¿Entonces? ¿Volvió a buscarla?- dijo finalmente luego de aquella incómoda pausa con su voz firme y su sonrisa de televisión, Gastón.

-Al contrario de lo que uno supondría, no lo hizo. Al menos no de inmediato.- respondió Juan buscando una fotografía vieja entre lo que parecían recuerdos dentro de una caja de cartón que amenazaba con caer en manos de la entropía.

-Tardó cuatro meses en regresar. Cuatro largos meses en los que Ingrid no se cansaba de escribirle ni de esperarlo. Intenté que desistiera, pero ella era tan inocente...- dijo interrumpiendo su relato debido a la tristeza que lo había abordado al recordarla.

Eugenia colocó su mano sobre su rodilla y lo miró con una sonrisa empática alentándolo a continuar.

-Volvió aún más engreído. Había leído cada una de las cartas sin dignarse a responderlas, endulzó sus oídos repitiendo las palabras que ella misma le había escrito, la perseguía con sus ramos de flores marchitas, pero siempre a escondidas. Ni bien aparecía su padre o alguien que pudiera verlos volvía a su pose de niño rico olvidándola de una manera que me dolía incluso a mi. - dijo con un tono cargado de resentimiento.

-Pero ¿Estaban juntos?- preguntó Eugenia comenzando a entender lo que aquel jovencito quería decirle en realidad.

-Todo el tiempo, si se refiere a eso de manera literal.- respondió recordando las risas que oía a lo lejos cada vez que había ido a buscarla.

-¿Eran novios?- preguntó Eugenia estudiando la reacción de aquel muchacho a esa palabra..

Juan apretó los labios mientras negaba con su cabeza de forma enfática.

-Uno no trata así a una novia. En ese momento él se moría de ganas de ser su novio, pero Ingrid siempre fue muy inteligente. Aquel primer año no recuerdo haberlos visto en ninguna situación íntima.- dijo con demasiado fastidio en su voz.

Eugenia intercambió una mirada de complicidad con Gastón quien parecía haber interpretado lo mismo que ella y luego de una pausa fue él quien habló.

-¿Estás citado a declarar en el juicio?- preguntó logrando que el gesto de Juan pasara del enojo al terror.

-No, no y no quiero hacerlo tampoco. Esa familia no me gusta nada.- dijo negando enfáticamente con su cabeza.

-¿Qué es lo que no te gusta de esa familia?- volvió a preguntar Gastón, pero Juan se puso de pie de manera repentina.

-No debí hablarles, por favor vayanse de mi casa-. Dijo llevando ambas manos a su cabeza mientras caminaba de un lado a otro de la habitación.

-Tranquilo, no vamos a  hacer nada malo con lo que nos contas, solo queremos averiguar la verdad.- dijo Gastón poniéndose de pie también, pero cuando tocó su brazo para llamar su atención el joven se movió aún con más temor.

-Dejame, andate.- gritó sin poder contener las lágrimas en sus ojos.

Entonces fue Eugenia quien tomó el brazo de Gastón y cuando tuvo su atención negó con su cabeza para indicarle que no insistiera.

-Ya nos vamos, Juan, fuiste muy valiente en hablar con nosotros, si crees que hay algo más que debemos saber podes confiar en nosotros, Solo queremos ayudar.- dijo con voz más calmada y Juan dejó de moverse.

Un silencio expectante se apoderó de la sala y al ver que Juan no podía contener su desesperación Eugenia volvió a tomar el brazo de Gastón para comenzar a salir de aquella humilde casa del pueblo.

-Fue él.- dijo Juan sin atreverse a mirarlos cuando estaban a punto de salir.

Eugenia y Gastón se miraron con sorpresa.

-¿Quién?- preguntó ella en tono bajo.

-No puedo decir más, perdón.- agregó Juan y prácticamente corrió hacia el interior de la casa sin dejarles más opción que abandonarla.

-Tenemos que volver, ese chico sabe más de lo que dice.- dijo Gastón deteniendo su marcha a pocos metros de la casa.

Pero Eugenia negó con su cabeza sin detenerse.

-No entiendo porque no queres volver, es obvio que vio algo.- agregó impaciente Gastón moviendo sus brazos con fastidio.

-Sabe algo, pero tiene miedo, no podemos exponerlo. Primero tenemos que averiguar más de la familia Lavalle. ¿A qué le teme tanto? ¿Quiénes son para la gente del pueblo? ¿Por qué no lo citaron a declarar siendo tan cercano a Ingrid? Aparte....- dijo por fin deteniendo sus pasos.

-¿Qué?- le preguntó Gastón más calmado.

-Ese chico estaba enamorado de Ingrid, no puede ser objetivo.- agregó apretando sus labios con resignación.

-¿Por qué pensás que estar enamorado te quita capacidad de razonar?- le preguntó Gastòn analizando el gesto en ese rostro que a pesar de los años continuaba encontrando hermoso.

-Porque es lo que suele pasar.- respondió ella como si hubiera dicho una obviedad.

-¿Te pasó?- volvió a preguntarle él sorprendiendola.

Eugenia lo miró con el ceño fruncido, enfrentar su mirada profunda era demasiado intenso pero no estaba dispuesta a dejarse vencer. ¿Qué significaba esa pregunta? ¿Qué era lo que quería saber en realidad?

-No estamos hablando de mí.- respondió incluso alzando un poco el mentón, como si quisiera demostrarle que no iba a entrar en su juego.

-¿Por qué no podes responderme una simple pregunta?- insistió con su respiración algo más acelerada. Se moría por volver a hablar de ellos, de su pasado, de lo que aún le pasaba cuando la tenía cerca, pero no estaba dispuesto a demostrarlo.

-¿A vos te pasó?- arremetió ella inclinando la balanza a su favor en una jugada que fue satisfactoria a juzgar por la sorpresa que vio en su rostro. Sin embargo cuando él abrió la boca con intenciones de responder ella lo interrumpió.

-Dejá, no me respondas. Ya no importa. Lo que sí importa es que ese chico tiene miedo y eso es algo que debemos investigar.- dijo comenzando a caminar nuevamente.

El demoró unos segundos y al alcanzarla tomó su brazo para llamar su atención.

-Cuando la mujer que uno ama está equivocando su camino, aunque el corazón grite con desenfreno que la detengas, si ella no quiere, no hay nada que uno pueda hacer.- le dijo con sus enormes ojos apoderándose de su mirada y antes de que ella lograra recordar cómo hablar continuó su camino con paso apresurado.

Preguntame lo que quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora