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Eran las ocho en punto, las luces encendidas hacía demasiado tiempo hacían que el aire acondicionado apenas pudiera sentirse. Si bien ya estaba acostumbrada al maquillaje pesado, había logrado bajar el tono y darle un aspecto menos señorial. Llevaba el cabello castaño nuevamente y la sonrisa en sus labios aparecía mucho antes de que la luz roja marcará el inicio del noticiero.

Se acomodó el blazer verde claro y miró el escote de su remera de broderie arrugando sus labios al comprobar que continuaba careciendo de la forma que hubiera deseado.

-A mi me encantan.- la voz de Gastón la sacó de su pensamiento acrecentando el tamaño de su sonrisa.

-Shh.. que tenemos los micrófonos abiertos.- le dijo dándole una palmada en la pierna a aquel hombre que continuaba siendo tan seductor que con sólo guiñarle un ojo lograba encenderla. 

-Salimos en cinco.- anunció el productor ejecutivo del noticiero central de la señal más importante de Argentina.

Luego de los sucesos ocurridos en Uribelarrea todo había sido vertiginoso. Gastón había sido trasladado en ambulancia sin soltar la mano de Eugenia ni un segundo. Lo habían tenido que operar una vez en el hospital de Cañuelas y una segunda vez en Buenos Aires. Su hombro había alojado la bala que, de no detenerse allí, habría alcanzado sin dudas el pecho de Eugenia.

Ella lo había acompañado cada día, sin siquiera alejarse del borde de su cama. Había renunciado a su trabajo sin lograr terminar de transmitir el cierre de aquel juicio que finalmente había sido cancelado.

Hector había sido apresado en su propia estancia y Manuela no había dudado en utilizar todo su poder económico para contratar a los mejores abogados asegurándose de que fuera rápidamente trasladado a una prisión de máxima seguridad, dónde sus influencias no tenían alcance.

Juan no había sido acusado por María. La mujer se había conformado con conocer la verdad y al ver el estado en el que había quedado aquel joven, sólo podía sentir pena por él.

La condena de saberse culpable era mucho más que suficiente para alguien que había amado tanto a su hija. Sus manos aún se teñían de sangre cada vez que las miraba, las noches eran una sucesión de pesadillas que lo llevaban a despertar en un grito que interrumpía el silencio de un campo que por fin parecía haber recuperado su paz.

Manuela Lavalle había puesto en venta su estancia intentando olvidar el lugar en el que le habían arrebatado a su único y amado hijo. Uno que había sido sepultado junto a la tumba de Ingrid, al menos la idea de que se habían vuelto a encontrar intentaba reconfortar dos corazones destrozados, los de dos madres que a la hora de sufrir no mostraban ninguna de las diferencias que sus orígenes, su economía o el tono de su piel intentaban demostrar, porque el dolor es siempre dolor.

Y con la promesa de convertirse en la leyenda de aquel pueblo alejado de la ruidosa ciudad, la historia de amor de Ingrid y Gael daría origen a múltiples artículos, libros y hasta documentales que llevarían a sus protagonistas a una perpetuidad que su propia historia de amor no había logrado tener.

Justamente por aquella repercusión había sido que los nombres y rostros de Eugenia y Gastón se habían vuelto tan reconocidos que pocos meses después de su recuperación les había llegado la oferta de volverse los conductores de aquel noticiero que estaba punto de comenzar. Tenían una química capaz de atravesar la pantalla y eso los había convertido en los favoritos en muy poco tiempo.

-Bienvenidos a una nueva emisión de este noticiero hecho especialmente para vos.- dijo Eugenia con esa sonrisa que lucía mucho más hermosa desde que era real.

-Buenas noches queridos televidentes, es un placer contar con su presencia cada noche y especialmente en una como la de hoy, en la que ustedes se convertirán en mis cómplices.- dijo Gastón ignorando la mirada de incertidumbre con la que Eugenia lo miraba mientras intentaba buscar aquello en la rutina que tenía delante.

-Porque en esta noche en la que se cumplen 15 años de la peor decisión de mi vida, con la autorización de mis jefes, a quienes agradezco desde ya, necesito contarles una historia. Una que no es una noticia más y que estoy seguro que los llevará a agradecerme por involucrarlos, incluso sin su permiso.- dijo con una perfecta dicción y su sonrisa encantadora.

-Hace 15 años estuve enfrente de esta maravillosa periodista que me acompaña cada noche y que estoy seguro, ya tiene su lugar en sus corazones también y me volví un cobarde. Una persecución ridícula de algo que en verdad no necesitaba me llevó a dejar atrás al amor de mi vida y como la vida muchas veces tiene una forma perversa de cobrarse las malas decisiones, tuve que cargar con los daños colaterales durante 14 largos años. - dijo frente a los ojos incrédulos de Eugenia que viendo que sus intentos por detener aquella locura no surtían efecto se había resignado y no podía más que mirarlo y escucharlo con esa devoción que él le provocaba.

-En fin, fueron 14 años llenos de amargura y excesos que no conducían a nada y luego, por un caso resonante que todos recordarán, en un pueblo perdido en la provincia de Buenos Aires, finalmente la vida me ofreció una tregua y decidí intentarlo de nuevo. Como si el tiempo no hubiera pasado, esta hermosa mujer me otorgó el privilegio de demostrarle cuanto la seguía amando.- Gatón hablaba mientras Eugenia sentía que las lágrimas habían comenzado a caer por sus mejillas.

- Y aunque quise demostrarle que ahora era valiente, fue ella la que me demostró su valor, rescatandome de aquella pesadilla de la que ambos fuimos víctimas, para cuidarme, protegerme y amarme como solo ella sabe hacerlo, por eso elegí este día para pedirte lo que debería haber hecho hace 14 años.- dijo poniéndose de pie para luego inclinar su rodilla y ofrecerle un hermoso anillo frente al suspiro de los presentes y toda la audiencia que había llegado a cifras altísimas en ese mismo mintuo.

-¿Puedo hacerte una pregunta?- le dijo con ese histrionismo que lo llevaba a traspasar la pantalla.

-Preguntame lo que quieras.- le respondió ella sin poder ocultar la felicidad que todo su cuerpo expresaba con tan solo mirarlo.

-Mauge, ¿me harías el honor de ser mi esposa?- le preguntó con voz algo más titubeante. En su mente aquella escena se había visto mucho menos vergonzosa que en la realidad, aunque si ella aceptaba, la vergüenza pasaría totalmente a un último plano.

Un silencio llenó de tensión el estudio, las cocinas, salas, restaurantes y negocios que proyectaban la imagen en directo, hasta que finalmente ella sonrió y tomando su mano para que se pusiera de pie comenzó a asentir con su cabeza mientras se arrojaba a su cuello y lo abrazaba como si volviera a tener 23 años y aquella propuesta finalmente se volviera realidad.

Y frente a miles de ojos de distintas partes del país sellaron un amor que llevaba demasiados años latente, para finalmente manifestarse de la mejor manera posible, esa en la que la alegría del otro se siente como propia y la incertidumbre del futuro pierde la pulseada contra la esperanza del poder lograrlo.

Porque cuando el amor es verdadero, ni el tiempo ni los errores logran derribarlo, simplemente hay que ser lo suficientemente valiente como para no dejar de intentarlo. Sabiendo que conocer al amor de tu vida hace que seguirlo siempre valga la pena

Preguntame lo que quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora