El bullicio delante de los tribunales era constante. Había comenzado el juicio y el acusado, Don Vittorio, no había podido asistir. Al parecer había sufrido una descompensación en la noche y se encontraba internado en el hospital de Cañuelas.Dolores se movía agitada intentando encontrar información, saludaba a cada periodista de los allí presente, trabajaba para un periódico de renombre y su buen desempeño la había llevado a ser reconocida en el medio.
Eugenia había hecho su salida para el noticiero y comenzaba a relajarse cuando Gastón se le acercó.
-Se rumorea algo...- le dijo captando su atención. No habían vuelto a hablar desde el hotel. Se habían quedado dormidos juntos y al levantarse unidos y aún desnudos el deseo no había tardado en llegar y habían vuelto a caer en el placer que les producía el dejarse llevar.
Sin embargo, luego de aquel asalto, con la noche instalada y el silencio del campo, la amenaza de tener que poner en palabras lo que sentían había llevado a Eugenia a volver a huir. Temía volver a sufrir y aunque desaparecer no era algo que fuera de agrado, en ese momento era lo único que había logrado hacer.
Lo había evitado desde entonces, pero ahora aparecía como si nada hubiera ocurrido, desconcertandola aún más.
-¿Qué se rumorea?- le respondió sin atreverse a mirarlo.
-¿Qué perdiste tu valor?- le dijo al oído con una mirada provocativa que logró enfadarla tanto como sorprenderla.
-No sé que buscas pero...- le dijo apartándose un poco, justo cuando Dolores se les unía.
-Traigo data.- les dijo a los dos ajena a la tensión que los unía.
-Dale, contá.- le respondió Eugenia intentando librarse de aquella emboscada.
-Parece que la familia Lavalle mandó a investigar a Juan, el chico había estado en el campo ese día y no lo había declarado, al convertirse en sospechoso intentan sumarlo como cómplice de Don Vittorio para no emular este juicio.- le dijo mirandolos por fin y notando una sonrisa picaresca en Gastón que no le sacaba los ojos de encima a Eugenia.
-¿Qué está pasando acá? ¿me perdí de algo?- les dijo cambiando el tono a uno más jocoso.
-Nada.-
-Nada..- dijeron los dos al mismo tiempo con prisa y entonces ella comenzó a reírse
-Se acostaron.- sentenció y al ver el rubor en las mejillas de su amiga supo que sus sospechas eran ciertas.
-Que decis Dolo, si Mauge hubiera aceptado no la tendría que haber dejado ir.- respondió Gastón jugando con los sentimientos de Eugenia que no podía creer en la conversación en la que estaba inmersa.
-A lo mejor no hubiese querido quedarme, no todo depende de vos.- le respondió sin poder contener su frustración.
-A lo mejor si fueras más valiente te hubieses animado a tener una conversación de adultos.- dijo él sin quitarle los ojos de encima.
-A lo mejor, pero como nada pasó, nunca lo sabremos.- dijo con intenciones de ponerle fin a aquella ridícula conversación.
Dolores puso los ojos en blanco mientras alzaba sus manos y sus hombros.
-Ok, ok. Para haber dormido juntos tienen todavía demasiada tensión.- les dijo sin poder dejar de sonreír.
Eran sus amigos, los había visto felices en el pasado y sufrir demasiado al separarse, si la vida los había vuelto a juntar, esperaba que esta vez lograran dejar de lado sus vanidades y obsecuencia para volver a intentarlo.
-¡Qué no pasó nada!- volvieron a decir al mismo tiempo y ella se rió aún más.
-¡Ahí viene Juan! - gritó Sebastian desde el la camioneta y los tres se apresuraron a buscar sus micrófonos y teléfonos para abordarlo.
-¿Viene a declarar? ¿Va a entregarse? ¿Usted ayudó a Don Vittorio? ¿Por qué no había dicho que estaba en la estancia? ¿De dónde conocía a Ingrid? ¿Usted la mató?- las preguntas se encimaban y el joven apenas podía caminar. Tenía los ojos perdidos mirando en todas direcciones sin poder enfocar. Los oficiales que lo escoltaban casi lo empujaban para que pudiera avanzar.
Solo al oír el nombre de Ingrid sus ojos parecieron abrirse más pero no dijo nada. No podía hablar. No, si quería a su familia.
Eugenia cruzó una mirada con él y se sintió responsable de que viviera aquella situación. Si ella no le hubiera dicho a Gael, nadie lo hubiera llamado. No creía que él hubiera sido capaz de hacerlo, pero de seguro sabía quién lo había hecho. ¿A qué le temía tanto como para dejarse acusar?
La familia Lavalle cruzó por su mente una vez más. Gael no le había parecido alguien peligroso, pero no conocía al resto de los integrantes. Necesitaba investigar esa línea, necesitaba encontrar la verdad.
El nuevo acusado llegó al edificio y cada periodista buscó un lugar para terminar la transmisión. No habían logrado nada pero al menos lo habían intentado.
Resumiendo lo acontecido ese día, se enfocaron en concluir sus transmisiones de la mejor manera posible.
Cuando aquella locura pareció terminar Eugenia suspiró y buscó a Gastón entre la gente. Sonreía mientras conversaba con sus productores y esa mirada tan brillante la llevó a replantearse su futuro. ¿Estaba dispuesta a dejarlo ir otra vez?
-No quiero detalles, pero esa mirada me dice que no estuvo nada mal.- le dijo Dolores golpeando su brazo mientras guiñaba el ojo con picardía.
Eugenia la miró e intentó negarlo pero era su amiga y aunque quisiera no había nada que pudiera ocultarle.
-Mejor que bien, pero solo fue eso. No puedo volver a intentarlo.- le dijo apretando sus labios con resignación.
-¿Y se puede saber por qué?- respondió Dolores con mirada incisiva.
-Pasó demasiado tiempo, demasiadas cosas. No estoy segura de ser lo suficientemente valiente como para reconocer que me equivoqué.- le dijo y sin fuerzas para continuar aquella conversación acarició el brazo de su amiga y comenzó a caminar hacia la camioneta.
Gastón conversaba con fingido entusiasmo mientras sus ojos no la había perdido de vista. Necesitaba que aceptara hablar con él. Necesitaba que al menos oyera su versión, esa que no se había animado a decirle cuando en verdad la debería haber gritado. No se resignaba a aceptar que ahora era tarde, no después de haberla tenido en sus brazos y haber oído a su corazón tan vibrante como el suyo.

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Preguntame lo que quieras
RomanceMaría Eugenia es una periodista en ascenso. Ha postergado todo en su vida para llegar a dónde quiere, por eso no duda en embarcarse en la cobertura del que promete, será el juicio del año en las afueras de la provincia de Buenos Aires. Lo que ella n...