Anexo: "Lauren's song" PT. 2

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Narrador (Capítulo extenso)

Orar a veces no era suficiente, asistir a misa no era suficiente y rogarle a Dios que le quitara el peso que llevaba en los hombros parecía un poco en vano. Claro que temía por el castigo que este le propinaria por perder la fe poco a poco, ¿pero cómo podría recuperarla cuando él no la ayudaba a sacarse ese enorme vacío de su pecho?

Ir a “Saint Benedict's Faith” le estaba proporcionando otro punto de vista, uno que no había considerado en sus casi doce años. Ver a sus ahora nuevos amigos pecar y ver como no recibían castigo por parte de Dios, no solo puso en cuestionamiento qué tan verdadero sería el castigo sino que también qué tan verdadera sería la ayuda por la cual ella se arrodillaba día y noche para pedirla.

—Cuando salgamos de aquí pienso destrozar mi hígado—.
Dijo Samuel riendo mientras bebía de una petaca de whiskey que Sarah le había pasado entre las rejas.

—Mhmm, Normani ha dicho que podríamos ir a su casa porque sus padres se han ido y no sabe cuando vuelven—.
Acotó Anne dando una calada al cigarrillo de marihuana al cual Lauren cada vez le prestaba más atención. 

—Mani es una amiga nuestra, tiene tu edad—.
Le dijo Hal en un tono bajo y le extendió la pequeña petaca de whiskey.

Aquél día Lauren se sentía vacía, completamente vacía. Ya no era soledad puesto a que tenía ahora estos amigos con los cuales entablaba conversaciones que le abrían mucho la mente respecto a temas de la sociedad que la iglesia no se atrevía a hablar, reían y hacían planes a futuro. Este vacío, que cada vez se hacía más grande y que no había cesado desde su infancia, prontamente se vio afectando no solo su comportamiento haciéndola un poco más retraída sino que perdiendo la noción del sentido de su vida.

—¿A qué sabe?—.
Preguntó la ojiverde observando el líquido color miel de la pequeña botella y luego a los ojos color café de su amiga, la cual sonrió agitando un poco la botella.

—Sabe como a que te cura todas las penas, ¿no vas a querer?—.
Lauren presionó sus labios y respiró lentamente por su nariz. Tal vez si la ayuda de Dios demoraba tanto, esta podría ser una solución más rápida.

—Está bien—.
Casi susurró y tomó entre sus manos la pequeña botella, escuchando un “Ohhh” de parte del resto y sintiendo un cosquilleo en su estómago al saber que eso era incorrecto. El primer trago fue la peor sensación física que sintió en su vida, una quemazón en su garganta que se extendía hasta su estómago y al respirar por la nariz sintió el alcohol en todo su esplendor.
—Oh—.
Fue lo único que pudo decir agarrándose el pecho y apretando los ojos mientras oía las risas del resto. 

—Ya, ya, luego del tercer trago esa sensación se va—.
Hal le frotó la espalda y Lauren sonrió con los ojos llorosos debido a la quemazón, y animada por las sonrisas de los demás dio otro trago volviendo a sentir lo mismo que al principio, luego otro, pero la quemazón fue diminuyendo.

—Ya, Hal. Que nunca lo ha hecho—.
Dijo Beau mirando a la ojiverde hacer muecas por el alcohol.

Hal le quitó la petaca a Lauren y se la pasó a Anne que extendió el brazo por entre las rejas, luego se encendió un cigarrillo y dio una profunda calada.

—¿Y, cómo estás?—.
Le preguntó a Lauren la cual la miró unos segundos y asintió. 

—Bien, creo… Me siento algo culpable—.
Dijo la ojiverde aún sintiendo el sabor del whiskey en su lengua.

—La culpa es para los idiotas, nada va a pasar porque bebas unos tragos—.
Dijo Sam apagando el cigarrillo de marihuana en el suelo y tirando la colilla lo más lejos de él posible. Lauren asintió ante estas palabras y al oír su nombre se puso de pie.

It HurtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora