The hurting: Cap. 24

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Flashback

Narrador (capítulo largo)

—¡Pide tres deseos!—.
Exclamó Brooke antes de que Camila soplara las velas.

La morena tomó aire y sopló las velas en forma de número veinte, recibiendo aplausos de su familia, amigas y novia. Tanto la familia de parte de su padre como su madre estaban allí debido a que tenían la tradición de festejar los cumpleaños que estrenan edades, por ejemplo, los veinte, treinta, cuarenta, etc.

¡Mi niña hermosa, ya tienes veinte, mi reina!—.
Exclamó Mercedes mientras abrazaba a Camila la cual le correspondió el abrazo con una enorme sonrisa.
Mira lo grande que estás—.
Le dijo apretándole las mejillas.

Gracias, abuelita—.
Respondió Camila con un acento estadounidense muy marcado, aquella era una de las pocas frases que se había memorizado antes de la visita de su abuela.

Todos sus familiares la abrazaron y se tomaron una foto con ella y luego fueron sus amigas las cuales se tomaron una foto grupal incluyendo al pequeño Desmond, el cual Camila cargó entre brazos. Lauren miró con una pequeña sonrisa como su novia se sacaba las fotos hasta que no hubo más familiares ni más amigas para ello, entonces Camila la miró y sonrió con sus labios presionados para luego asentir una vez, indicando que fuera con ella a sacarse la foto.

Las cosas entre ambas iban evolucionando de a poco. Dos meses transcurrieron desde aquella conversación en noviembre y la relación había quedado un poco rara desde entonces. Camila estaba un poco distante, pero no alejada como antes. Lauren comprendía aquello y le daba el tiempo necesario para que la morena pudiera perdonarle y superar aquél error que había cometido. Pero a su vez, Camila también se mostraba más predispuesta con la relación, siendo más cariñosa y preocupándose por detalles que hacía tiempo había dejado enterrados. Así que, a pasos de bebé, el progreso se iba manifestando notablemente.

—Lauren, anda ya ponte para la foto—.
Dijo Harper sosteniendo el celular y Lauren, riendo, se acercó a Camila y le colocó una mano en la cintura para abrazarla.

—Felíz cumpleaños, Camz—.
Susurró antes de cerrar los ojos y besarle los labios. Tanto los Cabello como los Estrabao comenzaron a gritar, aplaudir y silbar, y tanto Camila como Lauren rieron.

Dios me libre y guarde—.
Susurró Mercedes persignándose, pero con una casi escondida sonrisa en sus labios. Hacía ya un año que sabía de la relación de su nieta con Lauren y, a pesar de que no aprobaba ese tipo de relaciones, trataba a Lauren como si de una nieta más se tratase y pedía que le enviaran fotos mes a mes.

Sinuhé terminó de repartir el café y el chocolate caliente a todos los familiares, se sentó a un lado de su hija menor y le acarició la mejilla mientras la miraba con una sonrisa.

—No puedo creer lo grande que estás—.
Le dijo y luego le dejó un beso en la mejilla.
—¿Quieres otro trozo de pastel, cielo?—.
Preguntó mirando a su nuera y Lauren asintió, entonces se puso de pie para servirle, pero su hija se adelantó y le sirvió otro trozo de buen tamaño a su novia en el plato.

—Gracias, cariño. Eres la mejor—.
Dijo Lauren llevándose un trozo de aquella rebanada a la boca.

—De nada, cachito. Te has manchado—.
Camila soltó una risita y le limpió la comisura de los labios a su novia.

Que no puede tomar, abuela. Eso le hace mal—.
Reprochó Trinidad mientras Mercedes la miraba con una mueca de indignación y las manos sobre la mesa.

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