Narrador.
El sonido del reloj colgado en la pared acompañado del llanto de Lauren y Clara era lo que se escuchaba en la cocina de la casa de los Jauregui. Horas atrás Clara había obligado a su hija a ir al hospital porque los dolores de cabeza que esta tenía durante la mañana no le estaban pareciendo normales y la preocupación de una posible enfermedad grave le revolvía el estómago. Luego de unos estudios de sangre y, en contra de la voluntad de Clara, una prueba de drogas, dieron con que aquellas jaquecas en realidad eran resacas y que la pequeña Lauren de doce años y medio estaba consumiendo marihuana.
—Romanos 6:23, Lauren—.
Dijo con un tono duro su madre y la ojiverde negó secándose las lágrimas.—Mamá...—.
Respondió con su voz quebrada, pero Clara la miró fijamente a los ojos. Lauren vio el dolor en la mirada de su madre, la decepción y la tristeza detrás de aquellos hinchados y rojos ojos marrones.
—"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro"-.—.
Citó con la cabeza baja y lágrimas saliendo de sus ojos mientras un sentimiento de culpa se le instalaba en el pecho.—No sé qué es lo que te falta, no sé qué es lo que necesitas más de todo lo que te damos, ¡que no es poco! Te damos una buena educación con valores, estamos presentes en tu vida e incluso dejamos que tuvieras amigos fuera de la iglesia para saber cómo es el mundo y así nos recompensas. De esto nadie debe enterarse e iras a tu cuarto a reflexionar en las escrituras todo lo que has hecho. No voy a permitir que te alejes del camino de Dios, seremos fuertes y lo superaremos... Creo que está demás decir que no verás de nuevo a esa chica—.
Lauren observó a su madre y cómo la vena de su cuello se hinchaba sin siquiera estar gritando, las manos temblorosas y los ojos llenos de lágrimas.—Está bien, lo siento mucho—.
Susurró la ojiverde secándose las lágrimas y fue hasta su habitación donde se dejó caer en la cama con un llanto ahogado por la almohada.La adolescencia en un hijo, muchas veces, es algo que los padres lo tienen asumido, pero que sin embargo no están preparados para atraversarla. Ver a un hijo crecer, salir, cambiar los gustos, la ropa y formar su carácter crean una especie de grieta en la mente del padre la cual forzará a asumir que su pequeño retoño ya es una persona con pensamiento crítico en formación y por ende buscadora de independencia. Claro que a ese reto muchos padres ni siquiera tienen pensado otras dificultades que se les puede agregar, ninguno pensaría que sus hijos a una corta edad podrían consumir estupefacientes, escaparse y juntarse con personas que deberían estar arrestadas.
Greta extendía la masa de galletas sobre la mesada y esperaba a que Lauren las cortara con un pequeño cortador redondo. La mano de la ojiverde temblaba un poco al acercarse a la masa y su abuela la miraba algo extrañada.
—¿Estás bien, dulzura?—.
Lauren asintió tragando pesado y se limpió las manos luego de terminar de cortar la masa.—Iré al baño un segundo—.
La ojiverde caminó hasta el baño de su abuela donde arriba del botiquín se encontraba una cruz y luego de cerrar la puerta y poner una toalla en la pequeña abertura que quedaba por debajo, abrió la pequeña ventana que daba al jardín y encendió un cigarrillo de marihuana que Anne le había regalado, para luego darle dos caladas y apagarlo. Había llegado al punto en que necesitaba fumar al menos una o dos caladas al día para no sentirse nerviosa puesto a que los cigarrillos comunes y el alcohol poco cumplían su función de llenar aquél vacío de su pecho.
—Abue, papá me ha dicho que tome un bus a casa y que te llame cuando llegue, quiere una tarde de oración conmigo—.
Mintió mientras entraba a la cocina y su abuela, metiendo una bandeja de galletas al horno, miró a su nieta.—Oh vaya, claro, dulzura. Me llamas apenas llegues, ¿sí? Le diré a Robert que te lleve galletas que mañana irá a lo de Mike—.
Greta se acomodó el pañuelo en su cabello y apretó las mejillas de Lauren.
—Hija mía, ponte unas gotas en los ojos que los tienes muy irritados y dile a tu padre que te apunte una cita al oculista, a lo mejor y se te cansa la vista de leer—.
Lauren presionó sus labios y abrazó a su abuela antes de irse, no sin antes recibir dos besos en las mejillas.
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It Hurts
FanfictionEntre los molestos ruidos de cuerina del sillón y los clicks del bolígrafo, Camila cuenta la historia del amor que marcó su vida. ●●● Esta historia cuenta con un llamado "anexo" que, si bien no es parte de la historia Camren, da trasfondo a cosas qu...