It Hurts

The loving: Cap 15.

Flashback

Lauren se estaba acomodando el cabello en el pequeño espejo de la recepción de los Cabello. Ya se había quitado su gorro de lana, bufanda, guantes y la chaqueta de invierno que la protegían de la nieve que caía aquella noche. Le había entregado una bandeja con pavo y patatas a Sinuhé y bajo la mirada de Camila se rotocó el gloss que había desaparecido de sus labios.

—Están todos en el comedor, vamos—.
La pelinegra asintió en silencio y caminó detrás de la morena hacia donde estaba la familia.

Al principio Lauren no entendía por qué debía ir un veinticuatro si la navidad se festejaba los veinticinco, pero Camila le explicó que tanto la familia de parte de su padre como de su madre eran latinos, cubanos y mexicanos. Y aunque ella no se sentía ni se identificaba como latina, puesto que había nacido en Estados Unidos y tampoco sabía hablar español, gustaba de las costumbres de sus parientes y una de ellas era festejar la navidad el veinticuatro para comer las sobras al día siguiente.

Lo primero que Lauren notó fue que aquella familia era muy numerosa y todos vestían sus mejores ropas. De parte de los Cabello estaban los hermanos de Alejandro con sus esposas e hijos, en total eran doce, y de parte de los Estrabao estaban la madre de Sinuhé, Mercedes, sus hermanos y los hijos de estos, en total eran nueve.

El comedor había sido acomodado de manera que dos mesas más se encontraban puestas a lo largo de la principal, ya que eran veinticinco personas y para su suerte gozaban de un comedor extenso donde todos se podían encontrar cómodos.

La ojiverde dio un saludos general que, en realidad, terminó siendo un pequeño abrazo individual para cada familiar, ya que tanto los Cabello como los Estrabao, se destacaban por ser familias cariñosas.

Todos se sentaron y comenzaron a comer, Lauren jamás había probado comida tan deliciosa como aquella, felicitó a todos y cada uno de los que habían colaborado con aquel banquete y todos le elogiaron su pavo con gravy que había llevado.

Ambas partes de la familia la llenaron de preguntas haciendo avergonzar a Camila, aquellos interrogantes iban desde su carrera, trabajo, familia y hasta su pareja, y Lauren contestaba todo con calma y una hermosa sonrisa. El tema de la relación con Camila no se había ni siquiera pensado puesto que la morena le había dicho a Lauren que aún no estaba lista para que toda su familia supiera y, que si no le molestaba, la presentaría como tan sólo una amiga, a lo cual la ojiverde no tuvo problema problema alguno.

—¿Y para cuándo el novio, Camilita?—.
Preguntó Mercedes en aquél español con acento cubano bien marcado. Camila frunció el ceño viendo a una de sus primas la cual le tradujo lo que su abuela le había preguntado y alzó las cejas un segundo antes de responder.

—No, no, todavía no, abuela—.
Lauren sonrió mientras la observaba y comía, y Trinidad, la prima de Camila que se encargaba de traducir, observaba todo en silencio.

—Dice que no, abue, que todavía no—.
Mercedes entreabrió los labios negando y se acomodó en la silla.

—¡Pero cómo que no si ya vas para los dieciocho! Aquí hay mucho hombre guapo para ti y tú que eres bellísima, hija—.
Trinidad volvió a traducir, Camila se sonrojó por completo y mordió su labio algo nerviosa.

—De momento quiero estudiar, creo que ya habrá tiempo para novios luego—.
Su prima tradujo de nuevo, pero esta vez la respuesta de su abuela fue positiva debido a que coincidía en priorizar los estudios, así que Camila pudo quedarse más tranquila.

La sobremesa fue alegre, comieron todo tipo de dulces entre charlas y se fueron todos a la sala de estar a esperar que dieran las doce.

Lauren se levantó avisando que iba a fumar y Trinidad la acompañó, ya que Camila estaba hablando con sus primos acerca de las vacaciones y la universidad. Ambas salieron al porche trasero, encendieron un cigarrillo y fumaron observando como el agua de la piscina ahora era hielo y como el césped estaba completamente cubierto de nieve.