Me coloco junto a mis padres nada más llegar al primer banco de la iglesia donde se va a celebrar la comunión de la pequeñaja. Me aprieta la corbata y el traje me pica, estoy incómodo. Debería ser un día alegre y emocionante para mí, y en parte lo estoy por ver a mi hermanita haciendo esto, pero hay algo en mi interior que no me deja disfrutar del todo.
El sitio en el que estaremos todo el día es bastante bonito. Al lado de esta iglesia hay una casa enorme para que después se realice la comida, con parte de arriba para que los invitados que quieran se queden a dormir. Alrededor de todo esto hay un gran estanque con árboles, flores y bancos de piedra. Es como de cuento, perfecto para Sophie.
Todos los familiares y amigos tanto nuestros como los del resto de compañeros que hacen la comunión el mismo día que mi hermana, se sitúan en sus sitios correspondientes. Miro hacia mi derecha, encontrando el hueco vacío, ese que debería ocupar la familia de Scott. Un escalofrío me entra en la nuca y se expande por toda mi columna vertebral, giro la cabeza hacia atrás y es ahí cuando la vuelvo a ver.
La miro. Me mira. Nos miramos.
Y el tiempo se detiene por unos pequeños segundos.
Lila lleva un vestido corto de color morado, haciendo alusión a su nombre, que deja sus pequeños hombros y brazos descubiertos. Unos tacones que le hacen ser un poco menos bajita y una diadema con brillos que adorna su pelo suelto y ondulado. No puedo decir otra cosa que no sea que está preciosa.
El corazón me late con golpeteos en el pecho demasiado fuertes cuando veo que se acerca poco a poco a mí junto a Scott. Cuando le veo a él, pongo mi mejor cara de indiferencia y frialdad, volviéndola fingir ante todos que ella ya no me importa en lo absoluto. No, joder. No finjo, ella no me importa. No me importa nada. Nada. Es hermana de mi amigo, nada más.
No sé si sentirme agradecido o decepcionado cuando, al notar que avanza por el banco con la intención de ponerse a mi lado, su hermano la impide hacerlo. Él se adelanta para quedar junto a mí, quedando en medio de los dos. Sí, mucho mejor así.
La ceremonia comienza y las niñas van pasando una a una por todo el caminito hasta la primera fila. Veo a una niña rubia, con el pelo hecho un moñito y adornado con pequeñas flores, un vestido blanco típico de comunión y una sonrisa que ilumina toda la iglesia. Sophie se pone a nuestro lado y la misa comienza.
El resto del tiempo que dura esto ya sabéis que es la parte más aburrida. Se hace lo típico de las comuniones, aunque tampoco puedo dar muchas más explicaciones porque estoy con los estímulos a tope. Sobre todo cuando el perfume de una maldita chica de vestido morado me llega a las fosas nasales y todo mi interior se revuelve salvajemente. Putos perfumes.
Cuando ya pasa esta tortura de ceremonia, las personas empiezan a salir al jardín y juntarse con sus respectivas familias. Voy a darle un abrazo a mi hermana, pero esta pasa por mi lado ignorándome y corriendo hacia Lila. Ya la saludaré luego.
- Espero que haya barra libre luego para soportar tanto griterío de niños - la voz de Adam me sobresalta, no me había dado cuenta de que me había quedando mirando a lo lejos a... Bueno, a ellas.
- Tú le aguantas solo hoy, yo le tengo que aguantar siempre y a veces no vale ni el alcohol.
- Entonces tendré que entretenerme con alguna monada andante, pero al parecer la que más llama la atención es mofletitos - se me eriza la piel cuando escucho esa última palabra salir de su boca - Yo creo que he visto antes a un padre mirarle el culo.
- Recuerdas que es mi novia, ¿no? - escupo con seriedad - No te le acerques.
- Pensaba que lo habíais dejado porque no os he visto hablar en todo este tiempo.
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💜 MI DESTINO 💜 #3
Teen FictionJack sabe que su historia siempre ha sido con mofletitos, de lo que no tiene ni idea es de si ella formará parte de su destino. Él cada vez está más confundido. Ella también. Lo único que tienen claro, es que se siguen amando. ¿Será suficiente todo...