15. 💜 Mañana de golpes y ruegos 💜

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- ¡Jack! – un fuerte grito en mi oído derecho me hace sobresaltar y reaccionar de forma violenta. Me siento en la cama con mucho susto y suelto lo que mis brazos agarraban, causando otro grito - ¡Ah, la madre que te parió!

- Joder, mofletitos - suspiro cuando recuerdo dónde estoy y con quién - Vaya susto me has dado.

- ¿Q-Qué has dicho?

- Que... - sacudo la cabeza con más racionalidad, dándome cuenta de la forma en la que la acabo de llamar – Que me has asustado.

- Vale... - ella evita el tema, cosa que agradezco, mientras se levanta del suelo. Por mi culpa ha caído de la cama y creo que se ha hecho daño en la espalda - No me mires.

- Perdona - se da cuenta de que está desnuda, giro la cabeza mientras se pone la camiseta mía que dejé sobre su silla - ¿Te has hecho daño?

- No, es que mi deporte favorito es quejarme – ironiza poniendo las manos en su parte trasera.

- Déjame ver si tienes algo – me pongo en pie para acercarme a ella.

- No – me detiene levantando la mano - ¿Me puedes explicar por qué estamos durmiendo juntos?

- ¿No te acuerdas? - sonrío encontrando una forma de molestarla un poco.

- ¿De qué?

- De lo que pasó anoche.

- ¿Qué pasó anoche?

- ¿Tú qué crees? – me cruzo de brazos y espero a que su mente sucia tome el control.

- Ay, no – abre mucho los ojos y camina rápidamente por su habitación – No, no, no, no - se revuelve el pelo y patalea enfadada, no pensaba que se iba a agobiar tanto - ¿Qué he hecho? ¡Mierda! No puede ser... ¡Joder!

- Sí, justo así gritabas anoche.

- ¡Cállate! – me apunta con su dedo con una expresión de lo más furiosa - ¿¡Cómo puedes ser tan idiota!? ¡Estaba borracha, no sabía lo que hacía!

- No parecía. De hecho, fuiste tú la que empezaste, yo me negué pero tú estabas tan insistente... Y uno no es de piedra - teóricamente, no estoy diciendo ninguna mentira.

- ¡Serás cabrón! – se sienta en la cama, pensativa.

- ¿En serio no te acuerdas de nada? – niega golpeándose la cabeza con uno de sus cojines, haciendo que se me escape una carcajada – Normal que no te acuerdes.

- ¿Qué?

- Que no hicimos nada Lila, tranquilízate – frunce el ceño y ahora soy yo el que recibe muchos golpes con el cojín - ¡Para!

- ¡Yo te mato! - grita sin parar de pegarme - ¿¡Cómo puedes hacerme esto!?

- ¡Vale ya! – consigo quitarle el cojín – Cuanta violencia por la mañana.

- Te lo mereces por mentiroso.

- Mira – me vuelvo a tumbar en la cama y le hablo con calma – Te aseguro que si hubiésemos hecho algo, te acordarías, pero no hicimos nada. Solo cantaste como una loca dentro del coche y te dormiste. Te traje en brazos hasta aquí y me pediste que me quedara contigo medio dormida.

- Deberías haberte ido a tu casa – alzo una de mis cejas - ¿Qué?

- Primero, no iba a dejarte sola en esta casa. Segundo, ya les dije a mis padres que me quedaba en casa de Scott. Y tercero, ¿crees que me es fácil resistirme cuando me pides que me quede a dormir contigo?

- Yo no te lo he pedido.

- ¿Cómo puedes ser tan orgullosa? - suspiro por su maldita cabezonería - Ni siquiera te acuerdas.

💜 MI DESTINO 💜 #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora