< Parte primera >

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  21 de agosto 2002. 12:00 pm hrs

Los pasillos largos, blancos y fríos del hospital causaban que el pequeño se aferre al brazo de su padre que permanecía preocupado, mientras que las personas caminaban a su alrededor. Claro, a nadie le gustaban los hospitales, ni escuchar los lamentos de la gente que claramente no estaba pasando por un buen momento, bueno en su gran mayoría, pero no era el caso de la familia Valverde.

  Un llanto de bebé inundó todo el pasillo y el niño observó emocionado y ansioso a su padre.

- Señor, ya nació- avisó la enfermera y ambos entraron disparados a la sala de partos.

- Vení Fede - el hombre tomó la mano de su hijo ambos se armaron de valor para empujar la puerta de la sala.
Con lágrimas en los ojos y su corazón explotado de alegría, Julio Valverde se acerca a Doris su esposa que yacía acostada en la cama del hospital rodeada de enfermeros que se hicieron a un lado. El niño sonrió contento al ver a su madre y corrió a su encuentro, encontrándose con una sorpresa en los brazos de su madre.

- Mirá Fede, ella es Anna- le habló su madre tomando su pequeña mano para que la pusiera sobre el pechito de la bebé recién nacida- es tu hermanita- finalizó dulcemente y la sonrisa del niño creció al sentir los suaves latidos de la bebé.

- Hola Anna, yo soy Fede tu hermano- susurraba mirándola con ternura - te voy a cuidar mucho y te voy a enseñar a jugar fútbol- los adultos presentes rieron enternecidos al ver el encuentro que acaban de tener los hermanos.

  12 de octubre 2005.    14:20 hrs.

-... mamá vení rápido!- elevó la voz el niño entrando en la cocina dónde su madre lavaba los platos.

-¿Qué pasó Fede?- Doris cerró la canilla de agua corriente y lo observó confusa.

- Es Ani, ¡Dijo mi nombre!- gritó emocionado trayendo a su hermana pequeña en brazos.

- En serio?!, a ver Ani- la mujer se agachó a la altura de la pequeña.

- Ede'- balbuceó entre risas y el pequeño festejó.

- Ay Fede, ¡Es su primera palabra!- la mujer se llevó las manos a la boca y luego levantó a su hija en brazos.

15 de marzo 2010

Los hermanos corrían por el patio de su casa al escuchar el portón de entrada abrirse, indicando que había llegado su padre.

- Holaa llegué!- se acerca a saludar a sus hijos con un beso en la cabeza a cada uno.

- Hola pa' ¿Qué tenés ahí?- preguntó Anna al ver una bolsa blanca con un moño amarillo colgar de su brazo.

  Julio rie y les entrega el obsequio que les traía a ambos, la cara de Fede se ilumina con una gran sonrisa al ver la pelota de fútbol rebotar en el suelo.

- ¡Fuaa!- emocionado empieza a patearlo y hacer picaditas con dicha pelota de cuero- ¡Gracias papá!- se acercó a abrazar a su padre aún contento.

  El hombre sonríe y le devuelve el abrazo en el cual se una Anna, minutos después ya los tenía a ambos jugando mano a mano con su nuevo regalo. Julio y Doris, desde el primer día en el que vieron a su hijo pisar el césped sabían que viviría por el fútbol, lo veían por la dedicación de Federico todas los días en el entrenamiento y por el esfuerzo que hacía por tener unos minutos más en la cancha.

- A ver trata de recibirlo con el pecho- indica el niño a su hermana pequeña, ella asiente concentrada.

Al chico le divertía ver el empeño de Amelia con querés jugar como él, todas las tardes después del entrenamiento y de la escuela se sentaban a merendar y le preguntaba qué había aprendido; y lo hacía mostrárselo para que ella aprendiera.

- No me sale Fede...- se quejaba la más chica de los Valverde mientras hacía pucheros.

- Tranquila Anna, cuando seas más grande te va a salir - la animaba su madre ingresando al patio trasero con una jarra de jugo de naranja recién hecho.

15 de agosto del 2018.      7:39 hrs.
  
  Los gritos se escucharon por toda la sala y los cánticos de su hermano mayor llevaban a su habitación, Anna quién hacía la tarea de historia; rápidamente bajaban las escaleras totalmente confundida, es verdad que Fede había disputado un partido con Peñarol, pero no había sido un resultado muy lindo.

- ¡Anna!- se alegró de verla y corrió a abrazarla.

- ¿Qué pasa Fede?- pregunta ella sonríendo mientras era rodeada por los brazos del mayor.

- Me ofrecieron el contrato de mi vida- las lágrimas del chico empezaban a largarse una tras otra sin cesar.

  La castaña sabía que empezaba a jugar en la sub- 20 de la selección Uruguaya y ese era el mayor logro de su hermano, estaba tan orgullosa de él.

- ¿Otro equipo?- preguntó separándose para limpiarle las lágrimas.

  Este asintió con la cabeza y ambos vieron a sus padres llorando de la emoción como el muchacho.

- Ani, ¿Te acordás que querías conocer el Bernabéu?- preguntó mientras la chica asentía la cabeza aún confundida acomodándose las gafas.

- Ssi...- asintió balbuceando.

- Bueno, prepará una mochila que tu hermano firma para el Madrid- añade Julio provocando que su hija eche un grito eufórico y abrace a su hermano.

- No te puedo creer...- susurra entre llanto acariciando los cabellos de Fede.

- Mina me dijo lo mismo, tan poca fé me tenían- agregó riendo el muchacho, su hermana le pegó suavemente en el brazo.

- Sos boludo, Federico nadie se merece esto más que vos. Te amo hermano- lo abrazó fuerte y ambos siguieron llorando por la emoción.

La vida de los Valverde siempre fué sacrificada, Julio padre de familia trabajaba de guardia de seguridad en un casino; Doris planchaba y doblaba ropa en un lavadero, Anna y Federico trabajaban en un local de comidas rápidas para ayudar a sus papás, hasta que él triunfó en lo que más amaba en la vida...el fútbol.

12 de septiembre del 2018

-Mas te vale que pases todas las materias, así venís para la final- le advierte el futbolista a su hermana menor, quien reía del otro lado de la línea.

-Obvio que voy a pasar Fede, ¿Qué no me conocés?- se hizo el desentendido pero luego la observó con ternura.

Federico estaba muy orgulloso de su pequeña hermana que se esforzaba mucho para terminar sus estudios y era muy aplicada, le había contado que estaba haciendo cursos de idiomas para ayudarlo a hablar en inglés cuando le tocase hablarlo.

-Che, sos muy inteligente y no dudo de vos, te extraño pulguita- le dice apretando los labios el mayor, hacía meses que no la veía personalmente y ya era bastante tiempo.

-No te pongas a llorar que tenés que ir a entrenar Fedee- sonríe ella al borde de las lágrimas- yo también te extraño un montón, no veo la hora de que sea diciembre - suspira mordiéndo su labio inferior.

- Ya falta poco loquita, vamos a comer pizza con ananá- se burló de las ocurrencias de su hermana.

-Pizza hawaiana Federico!- lo regaña la chica y ambos se empiezan a reír.

-Pizza hawaiana Federico!- lo regaña la chica y ambos se empiezan a reír

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