11

377 68 21
                                        

- Hola. - saludó Tom sentandose a mi lado en la mesa, de forma seca y poco interesada. De mi parte saludé con un "Buenas noches" antes de sentarme y lo único que obtuve fue el silencio de ambas personas mirandome mal. - Bill les ha saludado y casi me quedo sordo al escucharles responder.

- Buenes noches. - murmuró su padre sin dejar de mirarme.

- Tom. - le llamó su madre, iba a hablar pero mi novio le cortó el habla.

- ¿Y tú, Emma? ¿No vas a saludar?

- Hola. - les regalé una sonrisa pero lo unico que me salió fue una mueca.

Desde ya empezamos mal.

- ¿Cómo se conocieron? - miré al padre de Tom, quien preguntó tratando de verse interesado pero se notaba a leguas que le daba lo mismo.

- ¿Recuerdan que les dije que una profesora me daría clases? - vi a sus padres asentir con el ceño fruncido.

- ¿Qué tiene eso?

- Pues mentí.

- No estamos entendiendo nada, Tom.

- Fue Bill quién vino a nuestra casa, tomandose su tiempo libre para hacerme entender la materia. - sonrió de forma inocente.

¿Qué estaba tramando Tom?

- Ah, es tu... ¿profesor?

- No Emma, Bill es el mejor estudiante de la escuela.

- Tiene pinta de...

- Cuidado. - amenazó Tom mirando fijamente a su madre. Miraba en silencio la escena que estaba frente a mis ojos.

- Ya. Menos charla y más comida. - la nana colocó dos recipientes grandes; uno contenía salsas en sachet y el otro era alargado con una tapa encima. La vi sacar de un cajón cinco pares de palillos como cubiertos y repartió a cada uno.

- ¿Qué es lo que huele tan delicioso? - pregunté solo para que Tom me oyera.

- Sushi.

Ni siquiera he provado y sentí que iba a vomitar.

- Ah, que... rico...

Me pareció muy bonito que esperaran a que la nana terminara de hacer las cosas y se sentara en la mesa para comenzar a comer. Tom agarró los palillos, acerqué mi plato para que me pusiera unos cuantos por no ser mal educado. Luego se sirvio el la misma cantidad que me puso a mi y espero a que sus padres también los cogieran para comer.

Estaba en problemas.

Una: porque no sabía usar los palillos.

Dos: porque no me gustaba el sushi a simple vista.

- No has dicho ni una palabra, Bill. - se me paralizó todo el cuerpo al oir mi nombre salir de la boca de esa señora. - ¿Dónde trabajan tus padres? - la vi llevarse el palillo con sushi a la boca comiendolo con gusto.

Iugh.

- Mi padre tienen una empresa propia de cerámicas que se venden a nivel internacional y mi madre creo que es la directora de una escuela privada de monjas.

- ¿Sabes en qué trabajamos nosotros? - asentí mirando mi plato, no había provado bocado. Agarré los palillos y traté de cogerlos pero como no pude usé las manos.

La verdad es que ni yo mismo sabía en qué trabajaban mis padres. Nunca me llamó la atención con tal de que tengan dinero y me cumplan los caprichos siempre.

Me llevé el primer sushi a la boca.

Sabía tan desagradable el pescado crudo y esa salsa dulce.

- Agh.

- Que asco... - susurró la madre de Tom, me miró con asco y se limpió la boca con una servilleta.

- ¿Cómo no se me ocurrió antes? - se preguntó Tom tirando los palillos a su madre para comer con la mano; como lo hice yo. - Que rico.

- Tom, por favor... - le regañó su padre terminando de comer.

- Mi niño Tom tiene toda la razón. - Ana también se unió para comer con la mano.

Que linda.

- Si no sabes comer con los palillos, ¿por qué no pediste un cubierto?

- A nadie se le pasó eso por la cabeza, Emma. No somos adivinos.

- Bueno... - hubo un silencio por un buen rato.

- ¿Sabías que antes de que mi hijo te conociera le gustaban las mujeres?

- Que dato tan... curiosito. - me burlé de su padre. - A mi también me gustaban. Que cosas, ¿no?

- Eres su primer novio.

- Y estoy encantado de serlo. - la miré con altanería. Yo no quería que los padres de mi novio se llevaran mal conmigo pero la cosa se estaba poniendo difícil y estresante.

Ana recogió los trastes y se los llevó para dejar en la cocina, me ofrecí a ayudarle con la única intención de salir de esta cena tan incómoda e insoportable pero solo se negó con una sonrisa y se los llevó.

- Tom tenía un compromiso con la familia y tenía que cumplir la descendencia Kaulitz.

- Ah, que bien. - murmuré fingiendo una sonrisa.

- No, Bill. Es una pena. - una sonrisa socarrona adornó los labios de mi novio.

- Sigo creyendo que lo hace por moda y también para molestarnos. - su madre se cruzó de brazos. Ana trajo el postre que consistía en un pie de limón con una ojita de menta adornando el plato.

- No lo hago por moda, mamá. - rodó los ojos. - Querer casarme con alguien a quien no quiero es mucho peor... ¡No! - chillo con una sonrisa. - Peor es ser...

- Basta Tom. - le regañó la nana cuando le sirvió su postre. - En silencio.

Tom agarró su cucharita pequeña, colocó una porción en ella y la llevó a mi boca para al final darme un beso.

- ¡Oh! - chilló su madre con sorpresa. - ¡Tom, no!

- Aaah, que rico. - suspiró y comió otra porción él.

- No seas patán, por favor.

- Ajá. A ver tú. - saqué una porción de mi pie de limón y lo guié a su boca dandole un beso que duró un poco más. Amaba ser picardioso.

- No puedo creerlo.

- Mierda Bill. - saboreó a gusto de mi postre. - Sabe bien... pero mejor sabes tú comiendome la boca. Ven.

Con una sonrisa me acercó hasta su rostro, atrapó mis labios con los suyos de forma lenta. Sentí su mano colarse en mi cuello acariciandome el cabello y apegandome más a su boca. Abrí los ojos mirando a los padres de Tom quien miraban el beso con la boca abierta; no pude evitar reir en medio del beso. Eso fue pretexto para Tom ya que metió su lengua en mi boca de forma sucia; como respuesta le chupé la lengua al separarnos.

- Lo veo y no lo creo.

- ¿Qué? - Tom sonrió en medio de un suspiro, me tomó de la mano y me sacó de su casa.

𝑰𝒕'𝒔 𝑩𝒊𝒍𝒍𝒊𝒆 𝑩𝒊𝒕𝒄𝒉 2 <𝑻𝑶𝑳𝑳>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora