Dos días después...
-
- Hoy la escuela está reunida aquí para dar un minuto de silencio en forma de apoyo a nuestro buen alumno Bill Trümper quien esta hospitalizado por razones ajenas y no ha despertado desde hace dos días.
Odiaba al director, sentí que era una de sus muchas oportunidades para ganarse a los alumnos y le den su voto democrático para que siga en la escuela haciendo de las suyas.
Miraba a todos los alumnos en silencio, a muchos les afectó y otros solo lo hacían por obligación.
- Daré una semana libre para que todos ustedes lo visiten en el hospital troya y le demuestren su apoyo a su familia. Dicho esto, nos podemos retirar a nuestras respectivas casas.
Qué idiota.
En serio es el tipo más idiota que he visto en mi vida.
Recogí mis cosas y salí con mis amigos directo al salón de Bill. Georg salió solo con sus cosas y caminamos.
- ¿Tom? - preguntó mi mejor amiga, a la que le dejaría sin tetas.
- Con Gustav en el hospital. - respondí con calma.
Se me olvidó mencionar que Simone le prohibió la entrada a Tom por la salud y bienestar de su hijo.
- Perdóname Sam, pero tu madre a veces se porta como una tonta.
- Ah, dime algo que no sepa.
- En esta revista que me dió madre me hizo dar cuenta de que hay algunas personas que despiertan solo con tener el contacto de la persona que amas.
- ¿Que? - rió. - Muy cuento de hadas.
- Princesas disney, Anneth.
- ¿La bella y la bestia?
- ¿Cómo que la bella y la bestia? - le dí un zape en el trasero. - Estás volado, mejor anda.
- Blancanieves...
- Esa princesa de rosado... ¿cómo es que se llama? ¡Ah! La bella durmiente.
Nos reimos y salimos de la escuela, todos fuimos caminando en dirección haciendo una parada en la floristeria para comprar un arreglo bonito de flores sintéticas para la habitación de Bill ya que esa sería su casa por no se cuanto tiempo...
Al llegar al hospital hablé con la recepcionista, sacaría mis dotes de hombre para hacer algo por Tom.
- Hola. - le saludé extendiendole una barra de chocolate la cual aceptó gustosa. - Para que se te endulce el día.
- Que linda.
- Linda la tengo, hermosa. - le guiñé un ojo coqueta.
- Oh...
- ¿Me puedes hacer un favor? - asintió mientras se apoyaba en la mesita mirandome fijamente. - Soy la hermana de Bill, el chico de la habitación 5-12.
- Ajá, he visto su expediente... - abrió un cuadernillo seguramente donde anotaban como avanzaba. - Y no hemos visto ningún cambio en su estadía aquí...
- Mami esto no es un hotel. - susurró mi novia por lo bajo.
Amaba sus celos.
- Ah...
- Sí, ¿qué pasa?
- ¿Has oido hablar de Giselle? - le pregunté tratando tratando de hacer que imagine.
- ¿Encantada?
- Con un beso de amor, soñé... - me puse a cantar y la chica sonrió.
- Y un príncipe que me lo dé...
- Ahora imagina que por esas puertas entra el principe Edward... - todos regresamos a ver a las puertas, no me lo podía creer. Erik estaba ahí caminando campante con un oso, aún así seguí. - ...y se pelea con Patrick para ver quien de los dos le da el beso de amor a su amada... y entonces Patrick lo hace y Giselle despierta.
- Ay. - la recepcionista soltó un suspiro de amor. - ¿Qué debo hacer entonces?
- Mi madre le prohibió las visitas a su novio y quiero que cada que venga él le permitas entrar a si sea diez minutos, ¿está bien?
- ¿Cuál es el nombre?
- Tom Kaulitz, princesa. - la vi anotar en la hoja de las visitas. - Es un tipo de rastas y si alguien que no es un tipo de rastas usando ese nombre y lo viene a visitar, no lo dejes pasar.
- Perfecto.
- Gracias. - me acerqué atrevida a darle un beso en la comisura de los labios y me alejé encaminandome al elevador.
- No te creo.
- ¿Qué? - me reí por lo bajo. - Por Bill soy capaz de muchas cosas.
- Desde ya sabemos quien se besará con desconocidos por darnos de beber, ¿o que no?
- No Beto, mi novia se ha puesto celosa.
- ¡No es cierto! Ya te dije que no lo soy.
- Ajá.
No dijimos nada más. Llegamos al quinto piso, bajamos del ascensor uno por uno. Ninguno de nosotros se dió cuenta de que Erik ya subió y ahora estaba a la defensiva con Tom.
El equipo de los piratas trataba de evitar que llegara a mayores.
Me molestó mucho que el tipo de ojos verdes se ande tomando atribuciones que no le corresponden si Bill le dejó muy en claro varias veces que lo dejara en paz.
Estaba bien que lo visite pero que se acuerde de su lugar.
- ¿Qué es este escandalo, Erik?
- Quiero ver a Bill y este rapero no me deja.
- Si nos has visto afuera es porque a ninguno de nosotros nos dejaron.
- No sabía.
- Primero pregunta, cabezón. - le di un golpe suave en la cabeza y miré a Tom. Su aspecto estaba demasiado demacrado, sus ojos hinchados y rojos, su nariz parecía de haber pescado un resfrío.
Tomé su mano sin decirle nada y nos encaminamos a la máquina de hacer café.
- ¿Quieres? - negó con la cabeza. - Joder Tom, desde hace dos días que estas aquí y no hablas, no comes, no te mueves ni nada... - me alzó los hombros, su mirada seguía perdida. Me atreví a tomar su barbilla y a obligarlo a que me mire pero no lo hizo. - Me vacilé a la recepcionista para que te deje entrar a ver a Bill...
Entonces sus ojos cafés me miraron.
- ¿Qué?
- Tuve que hacerle ahí un oral a escondidas de mi novia.
- Sam...
Tom sonrió.
Repito.
TOM SONRIÓ.
SONRIOOOOOÓ.
- ¡Has sonreido! - Tom trató de ocultarlo pero fue imposible, ya lo había visto.
- Es por las cosas que dices. - seguía sonriendo mientras las lagrimas le salian, las limpié y lo abracé.
- Les dije a mis amigos y te vuelvo a decir a ti, Kaulitz... haría cualquier cosa por ver a Billie feliz y yo sé muy bien que tú eres esa felicidad.
- ¿Puedo verle ahora?
- Aguanta un poco más, Tom. No quiero decirle sus verdades a Simone... por fa.
- Agh... ¿cuál es su odio conmigo?
- Yo tampoco lo sé, Kaulitz...
- No hice nada.
- No pensemos en eso por ahora.
- Gracias Sam. - me dió un beso en la mejilla y volvió con sus amigos.
- Como sabraaaaaas que la amaaaaas. - canté mientras me reía sola.
Todos me miraron.
- ¿Qué?
