Pelee con Georg por la lencería y al final le terminé ganando en un juego de piedra papel o tijera. Era una bonita lencería de mallas de red con un body, una tanga de hilo y algunas muñequeras para adornar.
Estaba a mi estilo.
Por parte de las chicas compraron algunas ropas interiores de algunos colores, las cuales yo también me animé a comprar pero no tan atrevidas como las suyas. Elegí algunos calzones con estampados de la Hello Kitty, las chicas super poderosas, barbie y otras con frases en inglés.
Para concluir con nuestra tarde de chicas fuimos a comer a un Papa John's pidiendo una pizza familiar entre todos.
- Que se repitan las tardes de chicas, por favor.
- Pero que esta vez vayamos a una disco a coquetear.
- ¡A conseguir carne fresca!
- Pero cuando será, si todas aquí se fresean.
- No es cierto, Milena.
- Verdad, ella es la única que al momento de salir siempre dice que no le dejaron.
- También cuando planea las cosas a la perfección, ¡no va!
- ¡Mentira! ¡Siempre voy!
- No es cierto, Mile. No mientas.
- Agh. - rodó los ojos dandole otro mordizco a su pizza.
- La salida a la discoteca tiene que hacerse si o sí, tengo que presentarle alguna mujer a Bill para que vuelva a la normalidad.
- Que hablas, Alex. Bill pepino me encanta más que Bill tortillera. - en serio habían veces en las cuales no comprendía lo que la morena hablaba. Era tan complicado.
- ¿Qué? - preguntamos mirandonos todos confundidos.
- Anneth en español. - sugirió Georg mirandola.
- Lo que mi hermosa morena quiere decir es que prefiere a Bill como es ahora y no heterosexual.
- Es cierto.
- Si alguien de aquí es hetero, hagan el favor de irse a sus casas.
- Gracias a dios mi mamá me enseñó a comer de todo para no pasar hambre.
- ¿Cómo era que dijo Heydan? Ah, sí. ¡Qué bendición! - nos reimos todos juntos al oirla.
Al terminar de comer Alex nos hizo el favor de llevarnos a cada uno a nuestras casas muy satisfechos. Mis padres estaban ahí mirando la tele dormidos y pasamos en silencio para no despertarlos.
- Ahora sí, Billie, ¿para qué compraste lencería, eh? Si no tienes a quién modelarsela. - se tiró a mi cama y me miraba con diversión.
- Te puedo modelar a ti, no hay necesidad de hacerlo con alguien más.
- Yo no soy Kaulitz.
- ¿Por qué? - me reí por lo bajo guardando lo que compré en lo más profundo de mi closet.
- Porque a mi si se me va a olvidar que somos hermanos y te violaré sin contemplaciones.
- I'm sorry Sam, pero prefiero los hombres.
- No, tú prefieres a un solo hombre.
- Hmm no... - lo dije cantadito mirando al techo de la habitación.
- Y no un hombre cualquiera, a ti te gusta el de apellido que empieza por K y termina en aulitz.
La vi levantarse de la cama y agarrando mi almohada colocandola en la cama como si fuera una persona, empezó a mover sus caderas simulando una penetración. Me reí a carcajadas sin evitarlo.
- ¡Ah, ah, ah, ah! ¡Dame más, Kaulitz!
- ¡Sam! - le grité haciendole señales para que haga silencio.
- ¡Toma, sí! ¡Ah, ah, ah!
- ¡Yo no gimo así, Samanta!
- ¡Oh, papi Tommy! ¡Oh! ¡Ah, ah!
- ¡Ya!
- ¡Oh, me corro! ¡ME CORRO! ¡AAAAAH! - le di un golpe suave en la espalda y se dejó caer en mi cama en medio de risas.
- Te pasas, en serio.
- No es por nada pero se ve que Tom es bueno en la cama, ¡no por nada dejó embarazada a la rubia a la primera!
Entonces la risa se acabó.
- ¡No te enojes!
- No me pareció gracioso.
- ¡A mi sí!
- No pues, gracias. - entré al baño en busca del agua miscelar para retirar todo el maquillaje y algunas mascarillas hidratantes.
- Ya decía yo que esa piel tan perfecta era por algo.
- ¿Quieres? - asintió y le lancé un par de mascarillas para que se las colocara.
- Me quedaré a dormir contigo solo porque te amo.
Remojé la toalla con un poco del líquido y empecé a deslizarlo en mis ojos quitando todo rastro de maquillaje que hay en mi rostro. Al ver que me lo quité todo abrí una mascarilla y me acosté junto a Sam en mi cama relajandome un poco.
Pasó el tiempo suficiente para retirar la mascarilla, me lavé el rostro junto con Sam y volvimos a la cama para dormir.
*
- Bill, si viniste.
Heydan me dió un abrazo fuerte, me separé de su agarre para verle con una sonrisa.
- Hola Georg. - saludó de la misma forma acompañandonos adentro de la casa. Estaba muy seguro porque era una reunion de amigos que conocía tranquilamente.
- Obviamente teníamos que venir, no podíamos faltar. - mi amigo y yo nos dimos una mirada complice. Observé la casa de Julián, no era tan grande pero si lo suficiente como para acoger a unas cien personas en ella.
- Que sexy te ves. - Ruben me cortejó mientras besaba mi mejilla en forma de coqueteo. Lo acepté sin quejarme, después de todo no tenía novio y ya me había decidido por el bando contrario.
- Gracias.
- ¿A qué hora llega Tom?
- Ya debería estar aquí de hecho. - miró su reloj que traía en la muñeca.
- Las chicas también ya están aquí, listas para la señal de Gato.
Ah.
Yo tenía cuentas pendientes con ese gato.
- Gustav quedó en traerlo.
- Agh, Gustav anda metido en todo menos en misa. - se quejó Georg molesto.
- Mentira no es. - se burló en la cara de Georg.
- Pero que descortés soy. - apareció Julián a mi detrás abrazandonos a Geo y a mi con una sonrisa. - Heydan por favor traeles una cerveza enlatada a nuestros invitados especiales.
- A la orden. - caminó hasta perderse por una habitación, de inmediatamente regresó con dos latas que nos entregó a ambos. La abrí y me dispuse a tomar, mi cerebro se congeló.
- Bien fría, así me gusta.
- ¡Ya viene Tom!
Gritó Misael apagando las luces de la casa, en la sombra pude ver la gorra de Tom con la pequeña silueta de Gustav a su lado.
- ¡Sorpresa! - gritaron las prostitutas al encender las luces led de color rojo, Tom sonrió y comenzó a saludar a sus amigos mientras los agradecía hasta llegar a mi.
Estaba molesto.
Me miró y no me saludó.
¡Lo odiaba!
