Para Tom:
Jueves -
Te amo con el alma, la piel y el pensamiento,
esa es la totalidad de mis sentimientos.
Es amor, admiración, pasión, ternura, lealtad,
lo que provocas en mí cuando te veo y
cuánto te pienso, pero mucho más
cuando te siento...
- Billie.
- Esa cara de idiota quiere decir que definitivamente hemos perdido al Tom que cada noche tenía una chica en su cama. - al terminar de leer le di un beso a la carta con mucha nostalgia.
- Que con eso, Gustav. - lo miré fingiendo molestia.
- Es que después de que te hayas ligado a media Alemania y hacerte todo un don Juan...
- ¿Yo? - asintió abrazando el winnie pooh que en su pancita tenía una foto de Georg.
- Ahora te ves demasiado homosexual.
- Ajá, ¿quieres que hablemos de ti?
- Yo siempre he tenido en claro mis preferencias sexuales.
- Mentira, ¿te olvidas la última vez que participamos en una orgía en las vacaciones de verano? Eramos los únicos hombres, Gustav.
- ¡Agh! ¡Estábamos borrachos!
- Ajá, ¿también te hago recuerdo la vez que...
- ¡NO! - me reí mirando su rostro enrojecer.
- Entonces cállate, que no eres el único homosexual aquí. - me levanté y le quité el oso de peluche de un tirón, lo levanté a la altura de mi rostro y le hablé. - Oh sí, Geo. Bésame. - cerré los ojos e hice como su estuviera besándome con el oso, Gustav me lo arrebató de un solo y me reí de él.
- Déja.
- Gustavo, sí, hazme el amor. - imité la voz de Georg en un falso intento, me acerqué a Gustav y moví mis caderas simulando una penetración. - ¡Oh, oh, oh, oh, Gus! ¡Sí! - el solo me miraba atento a lo que hacía. - ¡Toma Georgita! ¡Toma mi polla, sí! ¡Es tuya! - ahora imité a Gustav. - ¡Hagale papito! ¡Ah, ah, ah, ah! ¡AGH! - me quejé sintiendo dolor en una de mis rastas, Gustav me la jaló demasiado duro. Casi me quedo calvo. - ¿Por qué con ellas? No tienen la culpa.
- Entonces déja de hacer eso, Tom.
- ¿Qué? ¿Te excita?
- Me excitaría si fueras Georg, no sabes cuantas ya le dediqué en tan poco tiempo.
Mi boca no podía estar más abierta ante semejante declaración.
- No quería saber eso, Gustav. - la puerta se abrió dejando ver al gato, lo vi limpiar la puerta con su pañuelo y entró.
- ¿Puedo entrar?
- Ya estás dentro.
Gustav era tremendo, me reí por lo bajo terminando de colocarme la pijama. El día fue muy agotador, nos tenían plantando árboles y haciendo huecos para mañana terminar de ponerlos.
- Tom, ¿podemos hablar?
El rubio y yo nos miramos al mismo tiempo, lo vi agarrar su oso y salir en silencio.
- Cinco minutos Tom, tengo sueño.
- Si marido. - cerró la puerta y entonces el gato se acercó a mí, puso alcohol en la silla que estaba al lado de mi cama, la limpió con un trapito y la acercó hasta estar frente a mí.
Estaba seguro que quería darle un golpe para que deje de hacer eso.
- ¿De qué quieres hab...
Bill me va a matar.
Lo va a matar.
Nos va a matar.
El gato estaba moviendo sus labios fríos sobre los míos, su aliento a menta chocaba con el mío de forma lenta. Su lengua se adentró en mi cavidad bucal, tratando de que la mía le siguiera el juego pero no podía, estaba tieso; con los ojos abiertos. Al separarse de mi lo vi sacar un nuevo pañuelo y limpiarme los labios serio, sin hacer ninguna mueca de desagrado o algo similar.
Sin ser grosero lo aparté y me levanté de mi asiento lejos de él dandole la espalda.
Voy a mantener la calma.
Suspiré y me giré para verlo, el seguía en su lugar sin verme o hacer algo.
- Gato. - lo llamé, vi su cuerpo tensarse y respirar pausadamente. - No puedes andar por ahí besando a tipos que tienen pareja...
- Solo lo hice contigo... fuiste mi primer beso homosexual.
- ¡Pero no debiste hacerlo!
- Tom...
- No quiero oirte, vete. - el sonido de la silla me indicó que se había puesto de pie, pero seguía sin moverse. - Rápido gato, joder.
- Me gustas desde hace mucho y lo sabes, Tom.
- No.
Bueno.
Si sabía por las insinuaciones tan obvias que me daba en los entrenamientos pero pensaba que era por su actitud afeminada.
- Estoy dispuesto a pelear con Bill por tí.
- ¿Qué?
- Lo que oiste.
- Ya...
- Y tampoco me importa ser el otro. - con esa última confesión lo vi marcharse y a Gustav entrar mirandome esperando a que le soltara información.
- ¿Qué? - le dije sin mirarlo, destendí mi cama y me acosté en ella.
- Sueltalo todo, Tom, ¿o tengo que aplastarte las pelotas para que lo digas?
- Le gusto.
- Eso ya todo el mundo lo sabe, dime algo nuevo.
- Me besó.
- Eso si que el mundo no lo sabe. - ambos nos reimos. - Ya pongamonos serios, ¿por qué mierda te has dejado besar?
- Me tomó de sorpresa, ¿ya?
- Ya...
- Me preocupa en lo que pueda hacer. - hice una pausa imaginandome a Bill pelear con gato por mi, era una mierda completa ante mis ojos pero para mi egocentrismo muy en el fondo me gustó imaginarme a mi novio peleando por mi. - Y me preocupa que le diga algo a Bill.
- Entonces dile tú primero. - propuso Gustav sentandose en mi cama.
- No sé como le voy a decir.
- A ver... yo seré Bill por un momento, ¿está bien? - lo miré divertido mientras sacaba una de mis camisas negras y se la puso haciendo papel de cabello. - Concentrado Tom. - y comenzó. - Uh, Tommy, ¿qué es eso tan importante que tienes que decirme?
- ¿Es en serio? - pregunté rodando los ojos. Gustav me abofeteó y lo miré mal. - ¿¡Eso por qué!?
- Te dije que te concentres. A ver otra vez... Tommy, ¿qué es eso tan importante que tienes que decirme?
- No eres Bill, Gustav.
Volvió a abofetearme en el mismo lugar de antes.
- ¡Ya!
- ¡Concentrate! - suspiró y siguió. - Tom, ¿qué es eso tan importante que tienes que decirme?
- Bill yo...
Me abofeteó nuevamente y bufé estresado.
- ¿Y ahora por qué?
- Por si las dudas, otra vez. Tom amor mío, ¿qué es eso tan importante que tienes que decirme?
- Un hombre que no eres tú me ha besado. - dije finalmente con una sonrisa.
Joder, iba a golpear a Gustav si seguía dandome manotazos en el rostro.
