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"EL HIJO DEL POLÍTICO JÖRG KAULITZ ES HOMOSEXUAL"

Estaba en la primera portada del periódico, con letras mayúsculas y una foto de mi padre tomandome del cuello de la camisa. Sonreí con picardía al verlo, lancé el papel a la mesita de centro y miré a mi padre. Estaba como un tomate.

- ¡Vas a ir conmigo y harémos una entrevista para que te retractes!

- No. - hablé tranquilo, me recosté en el sofá, extendí ambos brazos hacia atrás y puse mi cabeza en ellos. Cerré los ojos dandole poca importancia.

- ¿¡Cómo que no!?

- No seas duro con Tommy, cariño. Son sus preferencias aunque seguramente lo hace por moda... al igual que su vestimenta.

- Mamá no es ninguna moda.

- Me gustaría conocer a tu... novio, hijo.

- Ya le conoces, Emma.

- ¿¡Tú le cononces!? - gritó mi padre y mi madre frunció el ceño extrañada.

- ¡No! Solo he visto que trae a una amiguita vestida como el señor de la noche.

- ¿Qué? - la miré y estallé en risas.

- ¿Señor de la noche? ¿Acaso se cree batman o algo así?

- No... es una chica gótica.

- ¡No es una chica, mamá!

- ¡Dios mío, Tommy, es ese esperpento tu pareja!

- Esperpento el que tienes de marido, Emma. Deja a Billie en paz.

- ¡Tom basta!

- ¡Basta ustedes dos! - gritó la nana. - ¡Nadie manda en el corazón de los chicos!

- No Ana... - habló mi padre irritado. - Mejor tú habla con él y hazle entender que lo que está haciendo está mal. Estoy seguro que solo lo hace para molestarme y lo consiguió.

- ¿Ana tú conoces a ese chica Billie?

- Es un chico, a si te pese mamá. - estaba empezando a irritarme por la situación. Ya no me estaba divirtiendo.

- Si lo he visto varias veces...

- La vez que le vi en serio pensé que era una niña, por eso no le creemos.

- Mejor invitenle a cenar. - propuso la nana. - Es un chico de un buen corazón y quiere mucho a nuestro Tom.

- Sí, haganle caso y dejen de decir cosas que no son.

- Si le veo le juro que lo voy a golpear porque te ha pegado sus gustos raros.

- Llegas a hacer eso y se me va a olvidar que eres mi padre, te lo juro... y cuando juro algo lo cumplo, ¿está bien?

- No hay necesidad de entrar a los golpes.

Mi móvil comenzó a vibrar.

- Oh, miren. - mostré la pantalla del móvil. - Es Billie, MI NOVIO. - contesté. - Billie amorcito, ¿cómo estás?

- ¡Estoy preocupado! - chilló. - He visto el periódico, el título me da igual pero la foto que hay en el... ¿qué pasó, Tom?

- Un pequeño problema nada más.

- ¿Pero estás bien?

- Billie amorcito, estoy mejor que nunca. - su risita me causó un cosquilleo en el estómago.

- Dile que le invitamos a cenar una de estas noches. - susurró mi madre y la miré arqueando una ceja.

- Me alegro mucho... quisiera estar contigo y abrazarte mucho, mucho, muchísimo.

- ¿Qué tal esta noche?

- ¡Dile! - volvió a susurrar/gritar Emma.

- Dile tú Emma. - puse la llamada en alta voz. - Bill, Emma quiere decirte algo.

- Eh.. hola Bill. - saludó Emma haciendo una mueca. - ¿Será que puedes venir mañana a cenar con nosotros aquí en la casa?

- Hola señora, si puedo.

- Bien, le dirémos a Tom que te diga la hora para que puedas venir.

- Sí, está bien. Gracias.

- Bueno Billie, debo irme. En la noche nos vemos, te amo.

- Te amo muchísimo más, Tomás. - me reí por lo bajo, le di muchos besos al celular y colgué.

El rostro de mis padres estaba para tomarles una foto, solté una carcajada bulliciosa y la nana se reía conmigo.

- No lo puedo creer. - se dirigió a las gradas y subió furioso. Antes que desaparezca por las gradas grité algo que lo detuvo en seco.

- ¡Y si te atreves a hacerle pasar un mal momento iré al periódico y hablaré de tus sucios planes con las acciones de los padres de Doménica, Jörg Kaulitz! - me paré y caminé hasta la primera grada. - ¡Hablaré y diré que me quieres casar con su hija para que tu buen amigo salga de la ruina y se vuelva un hombre de sociedad! Porque seamos claros... ¡No tienen ni en qué caerse muertos!

- ¡Tom!

- ¿Qué pasa, Emma? ¿Crees que Doménica y yo no nos hemos dado cuenta? ¿Tan estúpidos nos vemos? - mi padre suspiró y continuó subiendo las gradas hasta desaparecer.

- Te mereces un buen castigo, en serio, voy a quitarte el auto y el móvil.

- ¡Lo que se regala ya no se quita! ¡Olvidate de que voy a darte las llaves de MI auto y MI móvil, Emma! - me acerqué amenazante hasta ponerme delante de ella, el miedo en sus ojos me causaba mucha más gracia. - Y lo mismo va para ti. No me voy a morder la lengua y le diré a tu marido que le estás viendo la cara con el chofer. - me soltó una bofetada, mi rostro se giró, sobé la zona golpeada y la miré.

- ¡No puedes hacer eso!

- Si puedo, ¿qué apuestas? - se quedó en silencio. - Eso pensé.

- Ese Bill te ha cambiado mucho.

- No le culpes a mi novio de las mierdas que ustedes dos hacen. - le dí un empujón, salí del garage y me subí a mi auto. Una larga noche con Bill me esperaba y ya estaba ansioso de abrazarle, besarle y mimarle.

Me dirigí al centro comercial para comprarle un detalle, snacks para una noche de películas y películas exclusivamente de terror para cuando se asuste se aferre a mi y yo poder calmarle con besitos que terminen en algo más. También elegí dos películas infantiles, una de comedia para verlo sonreir y criticar a los personajes mientras le doy besitos para que se calle. Sonreí imaginandome esa escena.

- ¿Deseas algo más? - negué. La castaña me miraba con una sonrisa mientras mascaba su goma. - Son cincuenta pero por ser tú que sean cuarenta.

- Ya. - le extendí el billete de cincuenta, recogí las cosas enfundadas y salí del lugar.

- ¡Regresa cuando quieras, guapo!

Bill

- ¿Tus suegros te quieren conocer mañana? ¡Dios mío! Debes usar algo formal y opino que debes ir vestido con ese vestido tan lindo que te compró mamá para la fiesta de la Charlotte.

¿En serio?

¿Usar el vestido de la fiesta de Charlotte! ¡Pff! Si supiera que ese vestido se quedó en casa de Tom aquella noche y que nunca me lo devolvió. Además... ¿y si me causaba mala suerte?

Uh, mejor no.

- Tengo miedo. - confesé tirandome en el sofá, no quería profundizar mucho en ese tema. - ¿Y si no les agrado?

𝑰𝒕'𝒔 𝑩𝒊𝒍𝒍𝒊𝒆 𝑩𝒊𝒕𝒄𝒉 2 <𝑻𝑶𝑳𝑳>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora