- No, que te lo baje la persona que te hizo eso. - solté una carcajada ruidosa, estaba rojo de la rabia. Al cesár mi risa sobé mi entrepierna para provocarle más, saqué solo la puntita y palpé sintiendo lo humeda que estaba.
- ¿Estás seguro?
- No, no estoy seguro. - se sacó su camisa grande, la lanzó al suelo. Agarró mis caderas obligandome a acercarme a la orilla de la cama, rompió mis medias mallas e hizo a un lado mi braga.
- Vas a tener que comprarle unas medias nuevas a mi hermana, ah... - me quejé al sentir su boca en mi entrada y su mano en mi polla.
Guié mis manos a su cabeza buscando más de su contacto, con picardía dejó de lamer y se alejó para verme. Lo miré con mala cara. Me tomó del cuello con delicadeza empotrandome en la pared, admiraba mi trasero relamiendose los labios y me nalgueó.
- ¡Hmm! - me removí adolorido.
Besó mi espalda logrando que un agradable cosquilleo me recorriera de inicio a fin en mi espina dorsal, y mi boca se abrió más cuando la punta de su pene acariciaba mi entrada, no dejaba de repartir besos que me quemaban la piel y de vez en cuando mordía esa zona.
- Mas que un castigo siento que estoy dandote un premio por haberme tratado mal.
- Ah...
- Quiero follarte duro.
- ¡Ay! - lloriquié cuando me dió una nalgueada más fuerte.
- Pideme que te coja duro, Bill. Mi pene está ansioso de entrar en tu lindo y estrecho agujero.
- Cogeme duro, quiero que me rompas... por favor.
- Eso es...
Empujó sus caderas con fuerza, las paredes de mi agujero lo acogieron con gusto. Deslizó sus manos y las dejó quietas en mi cintura para empezar a moverse sin ninguna delicadeza.
- Oh, Billie. - gimió. - Ah, hmm...
- ¡Tom...! Agh...
- Hmm...
Dejó de penetrarme, me volteó con brusquedad tirandome a la cama para subirse sobre mi. Acarició mis piernas con ambas manos mirandome a los ojos. Sus caricias terminaron por abrir mis nalgas y volver a meter su dura polla.
- Ah...
Me gustaba ese Tom ruidoso.
- Oh, dios... sí
Colocó su peso sobre mí, mis piernas rodearon su cintura y mis manos aruñaban su espalda sin control. Me gustaba descargar mi excitación de esa forma. Ambos gemíamos sin control, seguramente Sam estaba escuchando todo pero no me importaba, no quería pensar en nada más que el placer tan pleno que me otorgaba Tom de muchas formas.
El choque de nuestras pieles empapadas de sudor lo hacía más sucio, en medio de un quejido se separó teniendo contacto visual conmigo.
Sin dejar de empujar sus caderas levantó mis piernas a la altura de su rostro, me besó en la planta de ambos pies, subió mas arriba lamiendo mis tobillos; pasando su lengua con descaro. Lo único que yo pude hacer es masturbarme para liberar presión.
- No, Billie. - dejó mis piernas en sus hombros y quitó mi mano de mi pene. - Tranquilo. - solo pude responderle con un jadeo salido de lo más profundo de mi garganta. Apreté su miembro en mi entrada como solía hacerlo. - ¡Hmm, mi amor...!
Sonreí al verlo temblar.
- No quiero correrme tan pronto.
- T-Tom...
- Eso Billie, gime mi nombre. - ordenó con una voz dominante, me negué con la cabeza. - Hazlo...
- Tom.. - susurré mordiendome el labio inferior mirando al techo. Un dolor en mi pezón derecho me hizo chillar, era demasiado doloroso. - ¡AGH TOM! ¡ME DUELE!
- Lo siento, ven... - sin sacar su miembro de mi volteamos para yo quedar encima de él. - Montame.
No le hice esperar, me apoyé en su pecho y comencé a subir y bajar con rapidez.
Quería hacerle correr.
Sus manos se deslizaban en mi pecho hasta mis caderas, movió un poco más atrás y me obligó a recostar mi pecho sobre el suyo. Me abrió las nalgas y movía sus caderas para arriba de la misma forma que antes.
- ¡Ah, ah, ah!
- Hmm...
- Tom, sí... - buscó mi boca y la atrapó en un beso arisco, con mordidas para nada delicadas.
Volví a apretar su miembro en mi entrada pero esta vez ya sentí su líquido llenarme completamente.
- Mierda, Bill... - suspiró. Me tiró a la cama como un gato pero no caí de pie, se escurrió entre mis piernas y sin pensarlo se metió mi pene a la boca.
Mis piernas temblaban, mi pecho subía y bajaba sin control.
El tomó mi pene entre su mano, le pasó la lengua en la punta y me sonrió al verme tan excitado, soltando gemidos sin control. Volvió a meterselo a la boca y daba mamadas sin control.
¿Cómo no iba a correrme ante semejante vista que tenía?
Tenía la boca abierta al ver como se tragó de mis fluidos.
Me senté y me acerqué a su boca a besarlo, a mi no me daba asco que me hiciera probar de mi propio semen.
Me emocionaba.
- Acuestate conmigo, Billie.
Ambos caimos en la cama y nos acobijamos. Suspiré acomodando mi cabeza en su pecho desnudo y cerré los ojos.
Me sentía un gatito siendo acariciado por su amo cuando sentí su mano en mi cabello.
- Mañana vas a tener una resaca tremenda.
- Ni tanto, se me fue todo el subidón que tenía gracias a ti.
Me reí y le besé en el abdomen.
- Ay...
- No sabes como deseo que recuperes la memoria, Bill.
- Tom..
- ¿Hmm?
Estaba a punto de decirle la verdad, pero no me atreví.
- Bueno entonces ayudame y empieza a hablarme con la verdad. - levanté mi cabeza para darle una mirada rápida y volver a mi posición.
- ¿De qué verdad hablas?
- Esta tarde cuando te golpee, él chico de ojos gatos dijo algo...
- Agh, ese gato.
- Ujum. - acomodé mi cabeza dispuesto a oirlo.
- Bueno, entrena junto conmigo...
- Eso ya lo sé.
- Los días que fui al paseo como capitán del equipo de baloncesto entró una noche y no me dió tiempo a nada... me besó. Yo no quería agredirle porque no quería problemas con nadie... todo empeoró cuando se metió a la ducha conmigo y yo creía que eras tú.
- ¿Cómo?
- Es que nos imaginé a ambos en la bañera, haciendo cosas...
- ¿Por qué no me lo contaste antes?
- Tenía muchas cosas en la cabeza, entre ellas perdirte formalmente que vuelvas a ser mi novio y... agh, mierda.
- Déjalo...
- Solo porque te amo, ¿va?
Le respondí con una risita antes de dormirme.
