Capítulo N° 8

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Durante las siguientes semanas hasta que comenzaron las vacaciones de invierno, Guille se esforzó mucho en la escuela. Intentó sacar las mejores notas, incluso en literatura que era la materia que más odiaba. Trató de no salir tan seguido para poder ayudar más en la casa, pues quería que le dieran permiso para ir a Santiago del Estero. Y cuando estos dijeron que sí, debido a que Leo les pareció un chico responsable y correcto, Guille no pudo más de la felicidad. Sin embargo continúo con su trabajo de hacer buena letra en la casa, para evitar el arrepentimiento de sus tíos.

Su excepción de salida fue para ir a ver el primer concierto de Nora luego de tanto tiempo, con Clap en la guitarra. La cantidad de gente reunida allí era increíble, Guille sonrió con orgullo al ver a sus dos amigas en el escenario y a la gente coreando el nombre de la banda.

Sorbió un trago de fernet y se mantuvo apoyado contra una columna para verlas tocar. Ambas estaban hermosas, aunque demasiado desnudas para su gusto –hacía mucho frío–. Nora llevaba solo un corpiño negro que resaltaba sus grandes senos, unas medias de red enmarcando su cintura, y un short negro lleno de tachas tan pequeño que podría haber pasado como ropa interior. Además de sus largas botas. Clap, por su parte, tenía una bikini verde neón y una camiseta de red negra encima, con una minifalda de jean y medias desgarradas, también con botas.

A Guille le hacía sentir incómodo ver a Nora saltando en el escenario, porque sus senos rebotaban y eso hacía que tanto hombres como mujeres gritaran por ella.

—Uhm, hace calor acá —dijo Nora en un ronroneo al micrófono—. Me pone muy hot, por suerte tengo Dedos mágicos, ¿verdad?

Guille se rió porque era una canción muy popular que había escrito Nora una vez, por la frustración de haber tenido una pésima noche de sexo. Aunque a él le hacía sentir incómodo continuaba ahí, apoyándola desde el público. Jamás faltaba a ninguno de sus conciertos.

«¡Ohhh!
¿Te gusta lo que ves?
¿Te gusta mi figura?
¿Mis labios, mis piernas,
Mi busto, mi cintura?

¡No, no, no, no, no es para vos!
¡No, no, no, no, no es para vos!

Este cuerpo es solo mío,
Yo lo gozo es solo mío
Solo mío, solo mío

Tengo dedos mágicos
Tengo dedos mágicos
Tengo dedos mágicos»

Sorbió otro trago de fernet para disfrutar del show. Observó la locura de la gente, rompiendo cosas antes las otras canciones, haciendo pogo o solo saltando con entusiasmo. Otros sacudían sus remeras en el aire al cantar las canciones a gritos.

Tomó un par de fotos con su cámara, se la habían regalado para su anterior cumpleaños. Quería tener un recuerdo a futuro de esos momentos, de los grandes comienzos de Nora en la música, para que quedara un registro el día que fuera famosa.

Cuando terminaron, Guille fue a esperarlas fuera, iba a tocar otra banda y él sabía que Nora no tenía pensado quedarse. El viento y la noche estaban helados, así que deseó que ella tuviera otra ropa para ponerse o terminaría por enfermarse. El vaho brotaba de sus labios por el frío y se entretuvo viendo ese vapor de su aliento.

Oyó la risotada de Clap, tan reconocible y escandalosa. Giró para verlas llegar, Clap caminaba colgada al cuello de Nora, con quien parecía bromear. Tras ellas iba Juli, que con ayuda de su novio guardaban los instrumentos en una camioneta.

—¿Qué tal estuvimos? —preguntó Nora con una sonrisa y sorbió un trago de cerveza.

—¡Espectacular! Estuvieron increíbles, la gente estaba como loca —dijo Guille con alegría—. En un tiempo voy a tener que hacer fila para verlas, culeadas.

Como el cristal [ Muñequita #0 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora