| ADVERTENCIA DE CONTENIDO |
Violencia intrafamiliar, humillación, slut shaming y gordofobia.
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La paz y la tranquilidad, libre de peleas, había acabado demasiado rápido. Cada vez Andrea y Guille discutían más, a veces por la crianza de Melanie, otras veces por la casa, y otras por celos. Los celos eran lo más usual, no solo por parte de Andrea que no soportaba la idea de que una mujer le dirigiera la palabra a Guille, sino también celos por parte de él porque otros hombres le coqueteaban a ella, quien solo se reía.
De siete días a la semana, cinco peleaban y dos estaban bien. Para Guille todo se basaba en esos días, porque luego de los gritos de Andrea, ella llegaba a casa, lo trataba con cariño, lo escuchaba y preparaba la comida. A veces le hacía obsequios, y a veces solo se quedaban uno junto al otro viendo películas.
Era en esos días tranquilos donde Guille sentía que la amaba más que nunca. Y sentía, también, que esa era la verdadera Andrea.
Acababa de empezar febrero y faltaban unas semanas para su cumpleaños número diecinueve. Andrea había planeado hacerle una gran cena con los amigos de él y su familia, pero sin la familia de ella porque se suponía que él estaba cumpliendo veintidós años.
—Entonces serían tus primos, los buenos no los tarados —comenzó a decir Andrea—, Leo, Nora, tu amiga la zorra, ¿y quién más?
—Amor, no me gusta que llames así a Clap. ¿Por qué la odiás tanto? Es buena.
—Porque te quiere coger —gruñó—. Por eso.
—No es cierto, mi amor. Solo somos amigos, pero no quiero discutir —suspiró—. Solo ellos.
—¿Qué te gustaría comer ese día? Pensé en hacer unas empanadas.
—Empanadas está bien.
Estaban tomando mate tranquilos, mientras que Melanie apilaba su torre de bloques y se divertía tirándola al suelo, lo que la hacía carcajear. Guille, mirándola con una sonrisa, la vio ponerse en cuatro patas y luego ponerse de pie.
—¡Se paró, se paró! —chilló con alegría.
Melanie volvió a caer al suelo, con una risita, pero volvió a intentarlo.
—¡Mi nena, ya intenta pararse! —chilló nuevamente y la alzó en sus brazos con alegría, para llenarla de besos—. ¿Quién es la bebita más inteligente de todas?
Aunque a Melanie le gustaba estar con su mamá, solía preferir estar con su padre, pues él era mucho más tranquilo y no la alteraba. En cambio Andrea gritaba mucho y se alteraba muy fácil, y eso la ponía nerviosa a la pequeña.
También planeaban su primer añito, porque aunque sus padrinos se encargarían del salón, el vestido y souvenirs, faltaba arreglar lo que comerían, las bebidas y también armar la lista de invitados.
Guille sentó a Melanie sobre sus piernas para poder seguir haciendo esos planes con Andrea, mientras la pequeña jugueteaba con su peluche favorito, el que le había regalado Pablo.
Como Melanie estaba empezando a quedarse dormida, Guille la dejó en su cuna y regresó junto a su esposa. Quería hablar con ella, volver a sacar el tema de ir a la universidad, pero cada vez que lo hacía ella comenzaba a gritarle.
—¡Querés ver minas por ahí! ¡¿Verdad?!
—¡No! Solo quiero darle un mejor futuro a mi hija, y también a vos, amor. La universidad puede darme un título, puedo tener un mejor trabajo.
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Como el cristal [ Muñequita #0 ]
General FictionPor miedo a perder a su mejor amiga, Guille se lanzó hacia la mujer que terminaría por romper todo lo que él es, pero salir de una relación violenta puede ser muy difícil...