Capítulo N° 37

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La fiesta de año nuevo fue distinta, Guille y Andrea habían decidido pasar navidad con la familia de ella y año nuevo con la de Guille, y para hacer la situación incómoda estaba con ellos Clap. Primera fiesta que pasaría con la familia de Pablo.

Andrea estuvo de mal humor toda la cena por verla allí, aunque la punk de pelo verde la ignoró en toda la noche, pues estaba más concentrada en disfrutar junto a su novio.

Para la hora del brindis Clap comenzó a ayudarle a Esther a armar la mesa dulce, cortó el turrón para ponerlo en platos pequeños, mientras que Ana, a su lado, cortaba mantecol.

—¿Tenía que estar ella? —le susurró Andrea a Guille.

—Es la novia de mi primo y mis tíos la adoran.

Andrea miró con molestia cómo se comportaban Esther y Tito con Clap, tan distinto a como lo hacían con ella. Tito bebía cerveza junto a su nuera, y se reía a carcajadas de algún comentario que ella hacía. Esther la trataba con cariño y Clap la abrazaba o besaba sus mejillas. Con ella, en cambio, eran más fríos. Respetuosos pero fríos.

Para el momento del brindis todos chocaron sus copas, incluso Melanie chocó su vasito de jugo con todos los demás, en los brazos de su tío preferido, Pablo.

Habían puesto música de cumbia para bailar, así que allí Tito bailó junto a Esther con una sonrisa, Clap con Pablo, ambos haciendo pasos chistosos, y Ana bailó con su hermano Lolo. De lejos, sentados en un banco, Guille los miraba con una sonrisa.

—¿Querés bailar, amor? —le preguntó a Andrea con una sonrisa entusiasmada.

—No. Quiero irme.

—Apenas son las doce y cuarto, quedémonos un poco más —dijo con esa sonrisa al darle un beso.

—No, Guillermo, quiero irme. Si querés quedarte hacelo, pero me llevo a Mely —siseó con molestia al ponerse de pie.

Al instante llegó Lolo de una corrida, con una sonrisa amable.

—¿Quieren que la tenga un rato así pueden bailar también? —ofreció al señalar con la barbilla a Melanie.

—No, primo, ya nos vamos… —suspiró Guille—. Andy está cansada.

—Oh, qué pena. Está bien, le digo a mamá.

Diciendo eso Lolo volvió a correr hacia su madre para avisarle que Guille ya se iba, y con eso le cambiaron los gestos a todos, pues pasaron de felicidad a un gesto muy sombrío.

—Si es por la nena podemos cuidarla entre todos, hijo —agregó Esther al acercarse—. Es temprano aún.

—Andy está cansada, vamos a volver. Mañana paso a saludarlos, ¿sí?

Esther lo miró con pena, porque notaba que él en verdad quería quedarse con ellos a festejar el comienzo del año, y el gesto ofuscado de Andrea a un lado decía más que mil palabras.

Ninguno insistió, por lo que Guille salió de la casa junto con Andrea, quien tenía en sus brazos a Melanie. La pequeña señalaba los fuegos artificiales en el cielo, con una enorme sonrisa, y ni eso pudo cambiar la expresión de fastidio en su madre.

—¿Y no podemos saludar a Leo y Nora antes de irnos? —preguntó Guille, al ver la casa allí en frente—. Es el primer año nuevo con Ale, me gustaría ver a mi ahijado, Andy.

A Andrea le cambió la cara en un instante, curvó sus labios en una amplia sonrisa y sus ojos parecieron brillar de emoción.

—¡Claro, sí! Visitemos a Leo.

Guille apretó la mandíbula, porque no le gustaba para nada el entusiasmo que ella ponía cada vez que algo era referido a su amigo. Sintió un mal sabor en la boca y se arrepintió de haberlo propuesto.

Como el cristal [ Muñequita #0 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora