Capítulo N° 26

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Melanie ya había cumplido los seis meses, por lo que su pediatra autorizó que comenzara con sus primeras papillas. Guille tardó un poco más en volver a trabajar, porque quería disfrutar de darle de comer a su hija. Se divertía mucho con ella, que siempre se reía de cada monería que él hacía para entretenerla.

Pero como las fiestas se acercaban, Guille debió volver a trabajar para aportar más dinero en la casa. Discutía mucho menos con Andrea y se llevaban cada vez mejor, aunque cuando sí discutían, esos momentos eran muy fuertes e intensos.

Había logrado convencerla de contratar a Clap como niñera, y los días que ella no podía por la universidad se encargaba Esther.

Guille odiaba ser albañil, y no soportaba para nada a sus cuñados y sus suegros. Menos aún al ver las diferencias que hacían entre Andrea y Vanessa. La segunda no solo era la menor, sino considerada por ellos «más bella» por no tener la nariz ganchuda como Andrea, y también considerada más exitosa por ir a la universidad. No era una mala persona, pero Guille no la soportaba porque siempre hacía comentarios ácidos sobre su hermana, y a veces incluso le coqueteaba.

Cada día luego del trabajo se daba una ducha rápida y si eran los días de Clap tomaba unos mates con ella. Los días donde Esther cuidaba de Melanie la pasaba a buscar por la casa y tomaba unos mates con su tía. Luego regresaba a su casa con la pequeña y se sentaba sobre la alfombra de la habitación a jugar con ella.

Melanie ya era capaz de sentarse sola, el único problema era que estaba mucho más curiosa y se introducía en la boca todo lo que encontraba en el suelo. Guille se pasaba todo el tiempo asegurándose de que no hubiera nada pequeño o peligroso cerca de ella.

Por la noche la sentó en su sillita para poder cocinar, haría unos churrascos de pollo y puré de papa y zapallo, para poder comer lo mismo que su hija. Le desmenuzó muy bien unos trocitos de pollo que mezcló con el puré, para poder alimentarla con una sonrisa.

Andrea llegó justo a tiempo para la cena, y aunque entró refunfuñando y de muy mal humor, todo ese malhumor desapareció al oír reír a Melanie.

—Sentate, amor, ahí te sirvo la cena. ¿Qué tal te fue? —dijo Guille con una sonrisa y se puso de pie para poder servir en dos platos—. Hoy tu papá me hizo revocar una pared entera solo, me salió bien.

—Qué bueno, Guille —dijo ella con una sonrisa y comenzó a alimentar a Melanie—. ¿Viste que ibas a aprender?

—No es un trabajo que me guste, pero supongo que estoy aprendiendo, po.

—El día estuvo tremendo, muy agotador. Siempre en las fechas de fiestas es un caos —suspiró—. Voy a volver más tarde a casa, nos aumentaron las horas por todo esto de las fiestas.

—Voy a ir a buscarte entonces, no quiero que andes viajando tan tarde.

Ella asintió y comenzó a comer la cena, pues estaba realmente hambrienta. No había podido detenerse a comer en el local debido a que estaba constantemente lleno.

—Mis papás nos invitaron a pasar año nuevo con ellos. Van a estar mis hermanos y también mis tíos y primos, ¿querés ir o preferís pasarlo con tu familia?

—Vamos a pasar navidad con mi familia, corresponde que pasemos año nuevo con la tuya —dijo Guille y mordisqueó un trozo de pollo.

—Nos van a preparar un colchón para que nos quedemos con ellos, así no manejás tan tarde.

—Está bien.

Luego de cenar Andrea lavó los platos y se sentó a jugar con Melanie. Guille a veces las sorprendía con una foto, y otras veces se sentaba junto a ellas a jugar.

Como el cristal [ Muñequita #0 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora