| ADVERTENCIA DE CONTENIDO |
Este capítulo contiene escenas de violencia intrafamiliar, humillación y gordofobia. Se dará especial atención al peso, medidas corporales y a los trastornos alimenticios.
Leer con precaución.
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Se había despertado por los gritos y quejas de su madre. Nora se cubrió la cabeza con la almohada, mascullando cientos de insultos. Solo quitó la almohada cuando su madre dejó de quejarse, entonces dio un largo suspiro agotado. Estaba segura de haber dormido bien, había cenado y se había acostado temprano, sin embargo seguía muy cansada y sin energía alguna.
Poco a poco fue estirando sus músculos para tomar fuerza y coraje de levantarse. Se quitó el pijama, que consistía de una remera de Iggy Pop y un short azul, para poder comenzar a vestirse. Era día de tomar medidas y pesarse, así que se puso ropa sencilla y ligera, una falda negra y una musculosa con la cara de Johnny Rotten.
Primero fue a higienizarse al baño, porque sabía que si iba directo al comedor su madre la pesaría sin más, y con un largo suspiro fue hacia donde se oía la voz de su madre junto con el sonido de la radio.
—Arriba —dijo al señalar la báscula.
Nora resopló y se subió encima, con el miedo de que esa flecha indicara un número más alto que dos semanas atrás. Apretó los labios mientras veía la flecha moverse y sintió su corazón latir muy rápido.
—Cincuenta y nueve kilos y cuatrocientos gramos —dijo Raquel con el ceño fruncido y colocó las manos en su cadera—. Aumentaste cuatrocientos gramos, Nora.
—Pero no es un kilo, puedo bajarlo rápido si salgo a correr —dijo Nora muy rápido—. Debe ser por la tortilla de Santiago, era lo que había allá, mamá, te lo juro.
—¡Hubiese sido mejor que no te metieras toda esa grasa, pero como pensar no te sale...!
—Tenía hambre...
—Hubieses comido un cuarto de tomate o un trozo de manzana, pero te gusta meterte todas esas porquerías y engordar hasta dar asco —gruñó Raquel y tomó el centímetro—. Ya sabés qué hacer.
Nora bajó de la báscula y se paró firme con sus brazos abiertos, para permitir que su madre le tomara las medidas de pecho, cintura y cadera.
—¿Es necesario? Ya me pesé —se quejó ella con un resoplido.
—Noventa y cinco, sesenta y cuatro, noventa y ocho —dijo Raquel y quitó el centímetro para acomodarlo en la mesa—. Es increíble que sigas aumentando el busto y el culo grasoso.
—Voy a salir a correr.
—Eso espero —escupió Raquel—. Lo que me faltaba, tener que alimentar al cerdo.
Nora apretó los labios y respiró despacio, sus manos temblaban siempre que era pesada. A veces pensaba que su madre estaba loca, que su peso era el correcto para su altura y contextura física, y a veces creía que era cierto, que solo era una bola de grasa como tantas veces se lo había dicho a gritos.
Decidió no desayunar más que mate, así que puso la pava al fuego mientras iba preparando todo lo necesario.
—¿Nacho llamó? —le preguntó a su madre que iba y venía por la cocina.
—No viene hoy, está ayudando a esa trola con la mudanza —dijo con un chasquido de lengua.
—Pero es la novia de Nacho, él la eligió para ser su compañera de vida —se quejó Nora con molestia, porque no soportaba que dijera algo respecto a la felicidad de su hermano.
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Como el cristal [ Muñequita #0 ]
General FictionPor miedo a perder a su mejor amiga, Guille se lanzó hacia la mujer que terminaría por romper todo lo que él es, pero salir de una relación violenta puede ser muy difícil...