Capítulo N° 20

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Gente, les pido por favor que dejen comentarios. Es una historia nueva que necesita apoyo, no tiene un millón de lecturas como Muñequita, ni miles de votos y comentarios. Siento que estoy actualizando solo para Monserrat.
No pido que dejen comentarios en cada párrafo, solo que digan si les gustó o no el capítulo, si algún personaje les gusta o no, cualquier cosa que a mí me ayude a saber que esto les importa, o si definitivamente debo pasar la historia a borrador y no subir más capítulos porque no les gusta/interesa.

Gracias.

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Era el día de su entrega de diplomas, lo que ponía punto final a toda la secundaria. Guille lo había esperado con ansias, no solo para poder ir a la universidad, sino porque la diferencia con Andrea sería menos obvia. No quedaba bien que ella tuviera un hijo de un chico de secundaria, así que lo habían escondido de toda su familia al mentir respecto a su edad.

—No voy a poder ir, Guille, tengo que trabajar —había dicho Andrea recostada junto a él en la cama.

Ambos estaban jadeantes, con sus cuerpos desnudos y sudados. La emoción de finalizar una etapa había hecho que Guille quisiera hacerlo con ella. Él le dio un beso insinuante al cuello que le produjo un escalofrío agradable.

—No importa, no quiero que mis compañeros te vean —dijo en un susurro contra su piel húmeda.

—¿Te avergüenza que te vean conmigo?

—Al próximo que diga algo de tus tetas lo voy a hacer aca —dijo él con molestia y levantó su peso en los brazos, para poder verla fijo—. No me avergüenza, me molesta cómo te miran.

Andrea se rió con ánimo y lo abrazó del cuello, acomodándose nuevamente bajo él.

—¿Y te gustan? —ronroneó.

Guille llevó una mano hacia uno de sus pechos para acariciarlo, lo apretó un poco entre sus dedos y luego le dio un pequeño pellizco al pezón que la hizo estremecerse.

—No caliente la pava si no va a tomar mate, jovencito —ronroneó nuevamente con una mirada de fuego.

—No siempre quiero mate, pero cuando sí quiero, tomo varias pavas seguidas —dijo y comenzó a besarle un pecho.

Andrea lo hizo voltear para que se recostara, y entonces se subió sobre él suspirando ante el contacto de uno pegado al otro. Guille solía preferir hacer él el trabajo, porque si manejaba él la situación tenía menos riesgo de tener un ataque de pánico. Sin embargo esa mañana se dejó seducir y controlar por ella. Se aferró a su trasero con fuerza ante cada movimiento y onda placentera.

Luego, ya más complacidos y relajados por un segundo round, Andrea fue a darse una ducha antes de ir a trabajar mientras que Guille le preparaba el desayuno.

Había días donde se sentía incómodo junto a ella, y había otros donde pensaba que estar a su lado, casarse y convivir juntos no era tan malo. A veces llegaba a desear el momento en que por fin pudieran mudarse a la casa, a la que le faltaba muy poco por hacer.

Desayunaron juntos, con Andrea ya vestida para ir a trabajar, con una de sus minifaldas negras y una bonita blusa rosada que combinaba con sus zapatos de igual color.

—Dentro de poco va a ser más difícil usar zapatos —dijo ella al menear sus pies—. Supongo que tengo que aprovechar mientras pueda. ¿Van a hacer fiesta de egresados?

—No voy a ir.

—Andá, Guille. No vas a ir al viaje, al menos andá a la fiesta —insistió con una sonrisa dulce—. Andá ahora que el bebé sigue en mi panza, porque cuando nazca va a ser más difícil todo.

Como el cristal [ Muñequita #0 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora