Estaba cansada y cubierta de sudor, pero ni así dejó de correr por la avenida. Nora se había puesto ropa deportiva negra esa mañana, había desayunado un cuarto de manzana con mate y dos tomates cherry, lo cual en su casa ya contaba como un desayuno completo. Estaba muy cansada, pero quería correr al menos dos kilómetros más antes de detenerse.
Se detuvo en una esquina sosteniéndose de las rodillas, jadeante y con su pecho que ardía. Estaba mareada y eso la obligó a detenerse por unos minutos. Bebió un sorbo pequeño de agua porque se le retorcía el estómago, y con un suspiro molesto por no poder seguir corriendo comenzó a caminar en dirección a su casa. Eran un par de cuadras, así que aprovechó el pequeño descanso para correr esas cuadras que quedaban.
Pasó justo frente a la casa de Guille que estaba reparando, vio las persianas y ventanas abiertas, así que se acercó muy jadeante. La voz de Pablo y Clap se oía allí, así que les lanzó un silbido para que giraran.
—¡Bombona! —le dijo Clap con una sonrisa al asomarse por la ventana, tenía manchas de pintura en el rostro y sus manos—. Pasá, está abierto.
Nora empujó la puerta. El cambio allí era muy notorio, habían pintado el living, tres paredes en gris y una en azul. Sonrió al ver el color y se rió al ver que ni ayudando a Guille dejaban de pelearse Clap y Pablo, que se acusaban mutuamente de tardar mucho, de volcar pintura o hacer mal el trabajo.
—Guille está en la habitación con Leo, ¿querés ir a ver? Está quedando lindo —dijo Clap con una sonrisa.
—Ahora voy, necesito tomar agua.
Clap le sirvió agua en unos vasos que había llevado, su primer regalo para la nueva vida que comenzaba Guille. Y mientras veía a Nora beber, agregó:
—No estaba de acuerdo con que siguieran el embarazo, me parece más lógico el aborto, aún tienen mucho por delante, pero bueno. Acá estoy apoyando a mi estúpido amigo —resopló Clap.
—Guille es súper católico, nunca haría algo así. Ambos eligieron tener el bebé y eso está bien.
—Lo sé, lo sé, y lo apoyo, solo estoy en shock —suspiró—. ¿Hoy al final qué hacés, te quedás en casa después del concierto?
—Vas a estar hecha mierda —se burló Nora—. Sí, Clapsi, me quedo con vos y Juli, voy a ver si Guille también se queda.
Diciendo eso caminó en dirección a la habitación principal. Al entrar no pudo evitar sonreír al ver a Guille subido a una escalera con un pincel en la mano. Estaba pintando los bordes de la pared rosa para que quedara prolijo, con mucha concentración en su rostro. Luego dirigió su mirada hacia Leo, con su cabello recogido en un rodete mientras pintaba una pared de blanco con un rodillo.
—Está quedando lindo, che —dijo con una sonrisa.
Ambos giraron para verla y le dedicaron una sonrisa, aunque Leo fue el único en notar que llevaba ropa deportiva y estaba cubierta de sudor.
—Decime que al menos desayunaste algo, pué —dijo con el rostro serio.
—Sí, lo hice.
—¿Y ese algo era la porción más pequeña existente de alguna fruta? —insistió Leo.
—Ay, no rompas las pelotas —bufó Nora y se acercó a Guille, que bajaba de las escaleras para saludarla—. ¿Por qué rosa? Qué color más horroroso.
—Es el favorito de Andy —explicó con una sonrisa.
Nora sonrió falsamente y observó la habitación, sintiendo fuertes deseos de salir corriendo de allí. Habían avanzado mucho en un par de días. Ella se había ofrecido a ayudar, pero Guille rechazó la oferta porque no quería molestarla.
ESTÁS LEYENDO
Como el cristal [ Muñequita #0 ]
General FictionPor miedo a perder a su mejor amiga, Guille se lanzó hacia la mujer que terminaría por romper todo lo que él es, pero salir de una relación violenta puede ser muy difícil...