Durante las siguientes semanas Guille evitó visitar a Leo, no porque no quisiera verlo, sino porque no quería encontrarse con Andrea. No estaba seguro de cómo podría reaccionar, pues ella sí le gustaba, pero estaba asustado y avergonzado.
Para poder ver a Leo lo había ido a visitar al centro cuando tocaba el bandoneón en la calle, e incluso lo había acompañado a otras ciudades más grandes junto con una guitarra para que el show fuera mejor. Luego de eso Leo solía invitarle a tomar algo, pero como no quería ir a su casa optaban por ir a una cafetería.
—Pasás mucho tiempo con Nori ahora, ¿quéno? —dijo Guille con una sonrisa falsa y sorbió su taza de café.
—No tanto, y no de la forma que pensás, pué —dijo Leo con una sonrisa mientras hacía danzar entre sus dedos una moneda—. Viene a tocar música, o a verme para comer, ¿vos sabías que su madre no la alimenta?
—Sí, yo le llevaba un tupper o le compraba cosas en la escuela —suspiró Guille—. Pero ya no me dice si come o no.
—Creo que muchas veces me miente diciendo que sí comió, por miedo a molestar, pero no me molesta darle un plato de comida.
Guille lo miró fijo a los ojos, Leo parecía preocupado por Nora de forma honesta, pero aún así no podía evitar los celos por esa cercanía.
—¿Y salen a pasear o algo así, po? —se animó a preguntarle.
—No, aunque hace unas semanas la acompañé al museo porque no quería ir sola —dijo Leo y sorbió un trago de café.
—¿Por qué no me dijo a mí?
—Creo que estabas ocupado, o le dijiste que no podías. No me acuerdo, algo así fue.
Guille no tenía ningún recuerdo de que Nora lo hubiese invitado al museo, o tal vez lo hizo y él no prestó la suficiente atención. Dejó ir un suspiro, porque obviamente iba a perder cualquier oportunidad de estar con ella si continuaba sin prestarle atención.
Hablaron de otros temas, como música y estudio, porque Leo estaba muy concentrado en estudiar para la universidad. Luego de pagar se subieron al auto y continuaron conversando durante el viaje del cumpleaños de Clap, porque Guille había invitado a Leo a la fiesta, pero él no estaba muy seguro de ir.
Leo dejó a Guille en la puerta de su casa, pues este dio la excusa de que quería prepararse para el cumpleaños.
—No sé si voy a quedarme, pero puedo llevarlos a vos y a Norita hasta allá, así no van viajando —le dijo con una sonrisa—. Y nada de «no quiero molestarte».
Guille sonrió y asintió con una risita.
—¿Podrías pasarnos a buscar a las once de la noche?
—A esa hora estoy acá, gurisito.
Leo se despidió con un movimiento de mano, y luego de verlo alejarse Guille entró en la casa. Ya tenía su ropa lista para esa noche, irían también Ana y su novio «el Tati», por lo que la encontró en la habitación girando frente al espejo del ropero. Parecía no estar segura de su vestimenta, que consistía de medias negras, botas, una falda corta negra y una bonita blusa violeta que realzaba sus grandes pechos.
—Qué hermosa mi prima, el Tati va a quedar loco al verte —dijo Guille y le dio un cariñoso beso en la mejilla.
—¿Yo puedo ir? —preguntó Lolo desde su cama.
—Mamá no te dejó, dijo que hasta que no mejores las notas no vas a salir —dijo Ana al verlo por el espejo.
—No es justo, soy el único que no puede nunca hacer nada divertido —bufó Lolo con molestia.
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Como el cristal [ Muñequita #0 ]
Narrativa generalePor miedo a perder a su mejor amiga, Guille se lanzó hacia la mujer que terminaría por romper todo lo que él es, pero salir de una relación violenta puede ser muy difícil...