Bler Hawkins es una chica que ha pasado toda su vida en las abusadoras manos de su arrogante familia, pero todo eso cambia cuando su familia consiguió un pretendiente para casar a su prima, Sofía, la cual fue ignorada por los ojos de este pretendie...
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— ¿Te sientes mejor?— Pregunta Taitus. Luego de consolarme vinimos al jardín a tomar un poco de aire.
— C-creo que si...
— Escucha Bler, cuando supe que Aizen eligió a una mujer para casarse jamás pensé que fueras tu. Y cuando lo supe me negué rotundamente, porque no quería que entrarás a esta mucho de mentiras y sangre. Por eso pensé que dejarte con tu abuela era lo mejor, — Expresa. – Pero cuando supe que habías sido abusada todo este tiempo por la familia de tu madre quería corregir el haberte dejado.
— No todo es tu culpa, también entiendo que estabas dolido por la muerte de mamá.
—Ella era mi todo. Quería que fuese feliz, pero por mi culpa terminó así...
— No fue tu culpa! Mamá quiso salir de nuestra familia. Tu llegaste a su vida en el mejor momento para ella... Yo lo vi, entre al salón prohibido y Lord Falon me mostró todo. Cuando tú y mamá se conocieron y cuando me tuvieron a mí.
— Ya veo.
— ¿Por Que no le dijiste una vez vine a vivir aquí?
— Y-yo... creo que tenía miedo, y cuando te vi por primera vez después de tanto tiempo... estabas dormida, yo fui quien descubrió la maldición que te habían colocado, creo que también sentía culpa por todo lo que pasaste.— Dice.
Si, sufrí mucho... pero creo que todo esto sirvió para encontrarme nuevamente con lo que soy. Vivía en una burbuja de miedo y acorralamiento, que por mucho tiempo viví creyendo que estaba bien que me maltrataran. Pero ya no más, pelearé... viviré y seguiré luchando hasta el final. Todos los que me lastimaron me verán desde arriba; Te lo prometo, Mamá... seré una vencedora.
— ¿Algún día podrás perdonarme?— Pregunta Taitus. Mis ojos llenos de lágrimas y ese sentimiento de dolor y felicidad dejaban que mis emociones salieran.
— Solo promete que no volverás a dejarme, nunca más..
— B-Bler...
—N-no! Solo promételo!
Su mano fue directo a un pequeño mechón que cruzaba mi frente. El lo pone detrás de mi oreja y me mira como si fuera lo más valioso que nunca tuvo.
— Jamás te dejaré, no volveré hacerlo y prometo que serás feliz, muy feliz hija mía.
Mi corazón se aceleró y me abalanzó hacia el para abrazarlo y esconder mi rostro en su pecho. Me aferré tanto a él que no quería soltarlo. Al fin podía sentir el calor de mi padre, y creo que mi corazón se siente feliz.
— Seremos felices los dos, por mamá. — Dije llorando.
— Por ella. — Dice y despego un poco mi cara.— ¿Que sigue ahora?... ¿Aún quieres huir?
¿Huir?.... Tendría a mi padre conmigo y viviendo feliz sin compromisos ni mentiras. Sería feliz como mamá siempre quiso, pero... Me despego de mi padre y limpio mis lágrimas.
