Capitulo 40~ Nueva vida.

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Bler Novachrono

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Bler Novachrono

       Hace unas semanas, Nydia se marchó con Uziel, y si se preguntan cómo la he pasado... pues aburrida. Aunque los deberes reales me han mantenido algo distraída y más mis nuevas tareas en el Capitolio, las cuales anteriormente debía visitar casi todos los días. Y sobre mi salud, pues... No me he encontrado muy bien últimamente. Anoche, Aizen se desveló conmigo debido a mis vómitos y malestares. Estoy algo apenada ya que sé que siempre está ocupado y por mi culpa su descanso fue ajetreado anoche. Hoy ya me encuentro mucho mejor.

— Cancela todos tus planes hoy. — Dice Aizen mientras todos en la mesa desayunan.

— Bien. Rudi... encárgate. — Digo y Rudi, parado tras de mí, asiente.

— Entendido. — Responde.

    ¿Se deberá a mi malestar de anoche? Me limito a preguntar directamente, ya que no dudo de los planes de Aizen y tampoco me gusta cuestionar si se trata de él. En cuanto terminamos, nos dirigimos hacia el cuarto de medicina en el cual mi padre ya se encontraba.

— ¿Por qué estamos aquí? — Preguntó al ver a mi padre serio de brazos cruzados y Aizen, luego de entrar, hace la misma pose.

— Solo te revisaré brevemente. Ven aquí. — Ordena mi padre y obedezco. Tomó asiento en un pequeño sillón frente a él y empieza a examinar tanto mis ojos como el pulso en mi muñeca. — ¿Cuántas veces vomito?

— Tres veces. — Contesta Aizen.

— ¿Perdió la consciencia en algún momento?

— No.

— ¿Estado de su cuerpo?

— Débil y la temperatura se elevó.

      Mi padre preguntaba y Aizen respondía, dejándome sin palabra alguna. Si es cierto que estoy algo enferma, pero esto nunca había sido algo por lo que alterarse, o bueno... algo de lo que mi antigua familia no se sorprendía. Esta atención era extraña de algún modo, pero se sentía bien, tanto que mis mejillas se ruborizaron. Mi padre, luego de hacer varios chequeos naturales, empezó a utilizar su magia sobre mí. Lo sé porque sus ojos destellaron ese iluminado color blanco y similar me sucedió a mí. Una vez terminamos, noto cómo se aleja un poco.
       Puedo decir que está su aspecto cambió. Justo ahora veía a mi padre algo disgustado y posa sus ojos sobre Aizen, el cual solo lo observa tratando de adivinar qué me pasa.

— ¿Qué sucede? — Preguntó al ver cómo siento que Aizen se comunica sin hablar específicamente con mi padre. — Padre... Aizen. — Digo sus nombres.

AIZEN. ⒸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora