Bler Hawkins es una chica que ha pasado toda su vida en las abusadoras manos de su arrogante familia, pero todo eso cambia cuando su familia consiguió un pretendiente para casar a su prima, Sofía, la cual fue ignorada por los ojos de este pretendie...
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Aizen Novachrono
—¿Por qué no disfrutas de la fiesta de tu hija Taitus? — Preguntó viendo cómo su presciencia entra a mi oficina.
— Lo mismo te pregunto yo.... Aizen.
— Solo vine a fumar. — Dije haciendo unos papeles aún lado. Me alejé del escritorio y le ofrecí un cigarro el cual aceptó. — Te siento molesto... — vuelvo y digo. Me acerco al enorme ventanal que reflejaba la noche.
— Molesto es poco. Dime Aizen... ¿ya estás feliz?
— ¿De qué hablas?
— Estás convirtiendo a Bler en alguien completamente diferente. — Su alma es tan pura, temo que algún día esté mundo y tu la acaben pudriendo, pero ya es tarde para eso... ¿No Aizen? La terminaste envolviendo en esa sombra tan fría y oscura de la cual ya no hay escapatoria. — Expresa Taitus.
¿Está hablando enserio?
— Solo le hice un favor, en este mundo el débil muere primero y si no fuera por mi hace tiempo el mundo contaminado por depredadores hubieran acabado con ella. Incluso yo siendo rey, se lo podrido que esta el mundo. No vivimos en un maldito cuento de hadas Taitus, aquí personas mueren y mienten a diario, de noble solo quedamos nosotros con las manos llenas de sangre.
— Envenenarla y sacarle toda su inocencia no era la solución. Yo estoy aquí para cuidarla.
— Por un carajo Taitus! Un día ni tú ni yo estaremos con ella y ella sola tendrá que defenderse.
— Deja de fingir que te importa Bler, solo quieres beneficiarte de lo que es capaz de hacer. Hacerla a tu semejanza solo hará que la Bler que conociste desaparezca.
Es lo que quiero. Matar toda debilidad de ella. Volverla fuerte, es la única manera en la que puede permanecer un poco más de tiempo conmigo.
— No la quieres a ella, Quieres una reina y no dejaré que la termines matando. — Expresa nuevamente.
— ¿Ahora toda la culpa la tengo yo?... Eres un imbecil, debiste haberme dicho que Bler era tu hija desde un principio. Tal vez así hubiera pensado mejor las cosas.
— Nada hubiera cambiado si te hubiera dicho o no, te conozco mejor que nadie. — Dice amenizándome con la mirada. — Por la única razón que Bler sigue aquí es porque ella así lo desea. Si fuera por mí hace tiempo me lo hubiera llevado lejos de ti. Pero lamentablemente ahora me doy cuenta que debí ser padre siempre.
— Yo le di la opción de alejarse, pero ella fue la que insistió en quedarse conmigo.
— Porque se acostumbró a ti... Ella está cegada de amor por ti. Ni siquiera se lo vio en ti. — Añade. Yo en vez de enojarme solo respiro hondo.
