Volumen 2: Crisol Acto 6

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Varias horas después...

En la total oscuridad un aire frio empieza a inundar la celda de Perséfone, al tiempo que esta se desbloquea y una sombra ingresa a su interior, acercándose cada vez más a la joven quien yacía dormida.

—Perséfone... —Susurra una voz a su oído.

La joven despierta abruptamente, notando como junto a esta se encontraba Reva, vistiendo ropajes negros que se mimetizaban con la noche.

—¿Qué haces aquí? —Aclama.

—No es obvio tontita, vine a sacarte...

La joven no podía entender lo que estaba pasando, así como la expresión y la forma de actuar de Reva las cuales no eran para nada propias de ella.

—Ven conmigo...

Con esas palabras Reva toma una de las manos de la joven y la saca de la celda, pero en lugar de salir del área de confinamiento, estas dos se adentran más en su interior.

Las profundidades de la mazmorra eran similares a la de la sala de comunión, así como poseer muchas características con similitudes a una cripta, aun así, había algo que no dejaba de hacer eco en la mente de la joven.

—Reva, ¿Cómo conoces este lugar...?

—Es por aquí... —Aclama interrumpiéndola.

Al llegar al punto más profundo ambas jóvenes se encuentran con un sarcófago de roca, el cual logran desbloquear con el esfuerzo de ambas, revelando así un pasadizo subterráneo.

—¿Qué es esto? — pregunta Perséfone inundada en una gran confusión.

—Este pasadizo te llevara fuera del campamento —responde la joven —tardaras 3 días, pero cuando llegues al otro extremo, encontraras un sistema de alcantarillado antiguo...

—Reva...

—Después de eso deberás viajar varios kilómetros al norte antes de llegar a una ciudad...

—¡Reva...! —Aclama con un tono más hostil —Dime, ¿acaso fuiste tú?, ¡¿Quién ayudo al alquimista a escapar, fuiste tú?!

—No quería que nadie más se enterase, o mucho menos se viesen involucradas —responde, haciendo verídica su afirmación.

—¿Por qué lo hiciste?

—Porque lo que hace el crisol está mal; juegan con el odio de gente como nosotras, tienes idea de cuantas niñas llegan cada año y cuantas nunca regresan, no somos más que bienes desechables para ellos. Es exactamente como lo dijo Rudolph, esto que vivimos no es vida..., es por eso que lo ayude a irse.

—Eres una traidora... —Reclama Perséfone.

—¡Soy la única que genuinamente se preocupa por nosotras! —Exclama —el Crisol te ha lavado el cerebro, así como lo hizo con las otras, por favor vete, reconstruye tu vida y se feliz...

—Vete tú, si tanto odias el crisol entonces lárgate —Espeta con desprecio.

—No puedo hacer eso —Señala la joven con una mirada seria —Aun sin Rudolph, el Crisol puede seguir cultivando a los parásitos de mana, mientras su investigación exista esto no terminará, es por eso que debo destruirla primero...

Antes de poder terminar de hablar Perséfone le conecta un golpe en el rostro, pero ella no cae ante este, y el moretón que le genera se recupera con velocidad.

—Yo no quería que las cosas terminasen así...

—Así iban a acabar de una u otra forma, vive o muere, pero no estorbes a los demás —Exclama Perséfone.

El presagio de las flores (Hana no Zenchō)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora