Volumen 2: Peones, cómplices y aliados Acto 5

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—Llegue muy tarde..., no pude ayudarte en lo absoluto, por favor perdóname...

—Tío, ¿Por qué estas llorando? —espeta Iván notando las lágrimas del hombre.

—Como es que no puedes verlo... ¿Por qué no puedes verlo?, ¡Todo lo que hacemos, todo lo que hicimos!, ¿Cómo es que no nos temes?, ¿Cómo es que no nos odias?

—Pues claro que los odio...

Espeta el joven asombrando al hombre...

—No veo a los Milfiore por encima o por debajo de otros seres humanos, los humanos somos seres corrompibles y frágiles; si alguien roba por hambre es un criminal, si alguien mata a un asesino se vuelve un asesino también; reaccionar a la maldad humana es como esparcir una mancha indeleble sobre un lienzo blanco, simplemente no tiene sentido.

—Pero...

—Si deseas que te reclame por lo que paso entonces no lo hare, el castigo que buscas solo te lo puedes dar tú mismo, al igual que el perdón... Lo que yo piense al respecto, sea bueno o malo, es algo que tengo derecho a reservarme.

Enrique no pudo refutar ninguna de las palabras del joven, dándose cuenta que de nada le serviría desmoronarse ahora, pues el daño ya estaba hecho, al fin y al cabo, Iván era un Milfiore en toda regla.

—Debo ir a instalar a los nuevos invitados, aun es temprano así que tengo tiempo para preparar todo para despedirlos mañana por la mañana.

—Claro, para poder completar la misión del sistema...

—Si... —Aclama el joven con una mirada sombría —Tío, ¿estas bien?

—Por supuesto, no te tomes tan enserio las excentricidades de tu viejo tío...

—Dijiste lo mismo mientras me ocultabas tus heridas —Señala el joven —Ahora que lo pienso, ¿Cómo te hiciste esas heridas?, no creo que hayan muchos usuarios de poder demoniaco.

—Me metí en una discusión con una dama muy violenta, veras...

—Ya no quiero saberlo... —Aclama el joven saliendo rápidamente de la habitación, interpretando las palabras de su tío como una broma.

Tras cruzar el umbral Iván observa esporádicamente a su tía Frieda con sus dedos en los oídos, quien durante todo este tiempo estaba esperando a que su hermano y sobrino terminasen su platica.

—Ya puedes quitarte los dedos de los oidos —Espeta Enrique junto a la puerta.

—¿Ya terminaron de hablar? — pregunta la mujer.

—Si, ya puedes estar tranquila...

—El no reacciono cuando le hable de ese lugar —Señala Frieda.

—Lo note, puede que ya estuviese enterado al respecto...

—Pero ¡¿cómo...?!

En ese momento Enrique rememora las palabras del joven quien e insistía en que ya no era un niño.

—No lo sé... Pero parece que Iván lo tiene bajo control...

—Pero...

—Ya no es un niño hermana, él sabe lo que hace —Aclama con una expresión sombría.

Tras esas palabras los hermanos regresan al estudio, esperando las horas que faltan hasta que llegue su tren.

Varias horas después...

Recostada sobre su cama la joven dríada aún se recuperaba de su encuentro con Frieda, al tiempo que esta padecía un sueño con la forma de una pesadilla.

El presagio de las flores (Hana no Zenchō)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora