Volumen 2: Peones, cómplices y aliados Acto 6

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[AVISO: ESTE CAPITULO PUEDE CONTENER ESCENAS NO APTAS PARA TODO PUBLICO O DE CARACTER SENSIBLE PARA CIERTO TIPO DE AUDIENCIA...]

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Nuevamente la habilidad "Bella" de la joven había sorprendido a Iván, no solamente había ruborizado el rostro de Erse, le había dado una expresión sumisa y excitada como la de una virgen en celo.

Pero Iván no era ingenuo, el pulso de Erse no estaba fluctuando y los nervios de sus apéndices más sensibles apenas habían reaccionado, Erse carecía completamente del reflejo de estímulo sexual, no diferente a un eunuco.

—Recuerdas lo que te dije anoche, ¿No es así? —Señala Iván.

En ese momento Erse se exalta, pues tras todo lo que había pasado ese día se le había olvidado por completo, aun así, esto no le importaba, ya hace muchos años perdió el miedo y la vergüenza.

—Comprendo Joven amo...

—Ven conmigo...

Con esas palabras Iván procede a guiar a la joven sirvienta a lo más profundo de la casa de las flores, un lugar lejos de la entrada, de los invitados o cualquier otro lugar al que se hubiesen aproximado en el pasado, algo que empezó a inquietar un poco a la joven.

—Hemos llegado...

Ante ambos jóvenes una puerta blanca se hace presente, con una perilla con la forma de un caballo, y una marca roja sobre su cabeza...

Al abrir la puerta una imagen inquietante se hace presente, entre los así llamados "cuartos de juego" de su tío, había una gran variedad de fantasías, afrodisiacos de toda forma y tamaño, imágenes y esculturas explicitas que brotan del techo y las paredes y muchas cosas más.

Pero entre todas las habitaciones había una que era todo lo contrario a eso, dentro del cuarto al que los jóvenes habían entrado se podían vislumbrar una gran cantidad de cuerdas y ganchos caer del techo, al igual que muchos cofres a los costados de la habitación.

A pesar de todo eso la joven no se sintió intimidada, al fin y al cabo, no podía imaginar a su joven amo haciéndole daño sin sentido.

Al tiempo que pensaba eso, Iván abre uno de los cofres y empieza a hurgar en su interior extrayendo descuidadamente de este una gran cantidad de objetos de aspecto incitante.

Ganchos y argollas con dientes y agujas que se incrustaban en la piel, mástiles con forma de falo, con gran tamaño y grosor, algunos de ellos con púas, además de un sinfín de cadenas y objetos cortopunzantes.

Pero Erse no mostraba reacción alguna, aún estaba segura de que nada de lo que ocurra esta noche podría ser peor a lo que ha vivido hasta ahora...

Al menos hasta que Iván, quien, al notar runas de trueno en uno de los mástiles, le imbuye mana por curiosidad, ocasionado una descarga eléctrica que quema la alfombra.

—"Me voy a morir..." —Exclama internamente.

—Supongo que esto tendrá que servir —Aclama el joven Milfiore quien nota como Erse desviaba la mirada.

Subconscientemente pensó que le dolería menos si no veía lo que le meterá...

—¿Quieres dejarte de juegos y verme a la cara? —Reclama el joven

Al desviar la mirada, Erse se tranquiliza un poco, al notar que todos aquellos aparatos de terror habían sido regresados a su baúl, y en las manos del joven solo había una soga roja.

—Cruza los brazos en tu espalda —Aclama el joven y Erse acata.

—Joven amo, no sabía que tenía estos gustos... —Espeta la joven dándose cuenta que sus brazos ya habían sido inmovilizados —"No tardo ni dos segundos, y en agarre es firme, esto puede volverse un problema"

El presagio de las flores (Hana no Zenchō)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora