Volumen 3: una noche tranquila Acto 2

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Año imperial 1103, 27 de febrero, el presente...

El paso de los últimos meses dentro de la propiedad había sido tranquilo.

Erse se encargaba de las obligaciones diarias de la casa como siempre lo acostumbra, Iván por su lado paso sus días en la biblioteca completado sus obligaciones impuestas por el internado al que asiste o simplemente leyendo alguna novela de su interés.

Ocasionalmente recibían la visita de la duquesa de Willburg o algún miembro de la policía militar del ducado para inspeccionar el estado del sello que rodea a la puerta roja.

Y finalmente, practicar el combate y el uso de mana durante su tiempo libre, no ha habido ni un minuto de descanso en la casa de las flores, pero aun y así, tampoco ha habido tanta tranquilidad desde hace mucho tiempo...

Dentro de su estudio el joven Milfiore se ve en una encrucijada...

Aun pese a estar fuera por una situación especial, el joven por vía correo aun recibe el material relacionado a sus clases, al igual que estaba obligado a remitir de forma regular las obligaciones dejadas por sus tutores, las cuales habían incrementado notablemente su dificultad.

Entre las preguntas dejadas en sus pruebas se podía encontrar material relacionado a la gran guerra de los 100 años, la historia y políticas de las tribus de los Calico, ecuaciones de desplazamiento parabólico teniendo en cuenta al viento, y mucho material demasiado avanzado para su clase.

Iván estaba molesto, pues en el trascurso de una semana este debía aprender, más de 200 páginas de material nuevo, y posteriormente completar 20 páginas de ejercicios e informes por cada asignatura.

Afortunadamente para el joven tal hazaña no era algo que no pudiese concretar en un solo día si este emplea su atributo de "Erudito", al igual que sus habilidades relacionadas a los conocimientos básicos.

Lo realmente inquietante del asunto era el repentino incremento de la dificultad, para el joven no era raro que la relación con sus docentes fuese mala, al punto de haber llegado a los ataques verbales y amenazas, pero un acto como este era cruzar la línea.

Por ley un instructor imperial no puede incrementar o reducir la intensidad de sus clases, ni siquiera si es una orden directa del emperador, aquellos hombres no serían tan tontos como para hacer algo así, por lo que una de dos cosas estaba pasando.

En primer lugar, estaban probando la veracidad del material; para el joven no sería sorpresa que algún joven aristócrata en su posición les pagase a instructores privados para completar sus tareas en su lugar y el hecho de que sus tareas sean devueltas de forma impecable solo fortalece esa teoría.

A razón de eso, en esta ocasión Iván en lugar de resolver sus tareas como normalmente lo haría, solamente resolvería el 80%, equivocándose deliberadamente en las preguntas más difíciles.

Lo cual lleva al joven a la segunda posibilidad, una la cual solo le hace reírse en silencio, mientras que palabra por palabra, transcribe las pruebas, conservando las hojas de papel originales.

—Joven amo, ¿puedo pasar? —Pregunta la joven sirvienta tras la puerta...

—Por supuesto...

Tas recibir su confirmación Erse ingresa al estudio cargando con ella una mesa móvil, con algunas cacerolas encima, una escena que hace palidecer al joven.

Por concentrarse en sus tareas, Iván se olvidó completamente de cocinar el almuerzo de ese día, por lo que el día de hoy Erse había cocinado.

—Se que ha pasado algún tiempo, pero le he cocinado el almuerzo, así que no debe preocuparse por nada más el día de hoy —espeta la joven.

El presagio de las flores (Hana no Zenchō)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora