53. DE VUELTA AL CASO

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NICK BECKER

Conduzco a una velocidad máxima de cincuenta kilómetros en una de las avenidas principales, el sonido del clapson fue la única vibración que me apartaba del resto al traer en mente la última conversación que escuché en las afueras del despacho de mi hermano.

Vetaron la prisión preventiva a Calvin.

Cameron, había hecho mucho por mí. Tal como me dijo una vez Carlos, persona que se acerca a mí persona que la arrastro con mis problemas. Esta vez, sería distinto, y no pienso darle la razón. Si realmente necesito la paz y tranquilidad en mi vida tenía que conseguirlo de mi parte. Afrontando la toma de mis decisiones para que nadie más y mucho menos el amigo que una tuve salga lastimado.

Me estaciono al frente de la mansión Crown y bajo del auto para ir hacia la seguridad del lugar, antes de acercarme, una corriente de aire estremeció mi piel poniéndola chinita. Miradas de algunos vecinos que pasaban por allí no dejaban de observarme y murmurar entre ellos. Camino rápidamente hacia la caseta de vigilancia recibiéndome de la forma más pertinente Elí.

—Joven Nick ¿Su visita que lo trae por aquí?

—Vengo a buscar a Carlos, ábreme la puerta.

Y antes que se negara en dejarme pasar. Empujé la reja y me adentré a la fuerza, sabía que no es la forma más pacífica, pero tratándose de mi padrastro nunca existirá esa palabra. En este punto de mi vida estaba cansado de seguirle teniendo miedo a ese sujeto que nunca me consideró su hijo. Sucesos como estos me han hecho dar cuenta que no es más que un monstruo despiadado sin perdón alguno.

La voz de Elí detrás de mí mientras llamando a más guardias apresuró mis pasos yendo directamente hacia la habitación de Carlos. Toqué varias veces la puerta de su dormitorio, al encontrarle cerrada. No iba a irme de aquí sin confrontarlo. Abriéndome la puerta una mujer joven que difícilmente no podría olvidar su rostro.

Maddie.

Su rostro asustadizo al verme no se pudo esperar y mi impresión atónita tampoco, al verla vestida en una bata de baño color blanco junto a ese color de cabello platinado húmedo. ¿Qué estaba haciendo ella aquí en la mansión? Pero sobre todo ¿Por qué estaba vestida así en la habitación de Carlos?

Sin decir nada entro hacia la inmensa pieza encontrándome a mi padrastro recostado en su recámara con unos shorts y bivirí observando campantemente el noticiero. Él pagó la televisión y se puso de pie aún anonadado encontrándolo con la chica que una vez tuve una relación no formal pero mucho más que sol.

—¿Qué carajos entras así a mi habitación?

—¡Qué carajos tú, Carlos! — le grité con repudio, — ¡Acostándote con Maddie! ¿De verdad?

— Nick, no es lo que piensas. — titubea nerviosa al acercarse a mí,

—No le des explicaciones Maddie. —le ordenó Carlos, —Ve afuera un momento.

Ella salió de la habitación y nos dejó solos.

—Ahora entiendo tu necedad con esa chiquita cuando estaba en Barcelona. — lanza una risita sin vergüenza, —Es muy buena en la cama, toda una... puta.

Trato de empujarlo hacia su cama para no escucharlo hablar de esa forma tan repudiarte al expresarse de ella, sea lo que estén trayendo esos dos Maddie merecía respeto. Sin embargo, él toma con fuerza mis muñecas y las oprimió con fuerza para detenerme.

—Eres un asco de persona Carlos. —expresé con cólera al mirarlo fijamente, —No sabes cuánto lamento el día que una vez te llamé padre.

—Claramente yo lamento haberte dado mi apellido y todos los lujos que implica ser hijo mío. —dijo de la misma forma, — Cuando solo fuiste un puto hijo bastardo para mí.

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