Crónicas de una estrategia para el trono parte 2

303.- Ya no te quiero

        Cuando duermes, siempre sueñas.

　　Soñar con escenas del pasado.

　　Desde muy pequeño, cuando conoció a Heimos por primera vez después de su renacimiento, cuando estaba en brazos del hermano del rey, Xiemur lo regañó con cara seria.

　　Tuvo innumerables sueños.

　　Parecía vivir de nuevo toda su vida en un sueño.

　　Cuando despertó, Garlan abrió los ojos.

　　El sol brillaba desde el tragaluz y caía sobre el cabello dorado del caballero arrodillado frente a su cama, reflejando un brillo tenue.

　　Garlan entrecerró los ojos, levantó el cuerpo e intentó sentarse.

　　Tan pronto como se movió, el caballero arrodillado debajo se levantó inmediatamente, como si quisiera ayudarlo.

　　Pero Garlan levantó la mano para bloquear la mano extendida de Kaihuos, la levantó con la otra y se sentó.

　　Kaihuos se sobresaltó y miró a Garlan con una ligera curva en los labios.

　　La sonrisa fue muy superficial y pasó como un relámpago.

　　Sus ojos se posaron en el rostro pálido y la figura delgada de Garlan, y sus pupilas de repente temblaron.

　　Sin embargo, cuando Garlan levantó la cabeza y lo miró, el dolor en sus ojos estaba profundamente oculto, pero las comisuras de sus ojos se curvaron, mirando a Garlan con una sonrisa.

　　El rostro del caballero rubio, que se volvió más hermoso y encantador a medida que pasaba el tiempo, se estiró y le dio a Garlan una suave sonrisa.

　　Tomó la mano de Garlan, bajó la cabeza y miró la mano pálida.

　　Cerró los ojos y besó la mano.

　　"He vuelto, príncipe".

　　Dijo el caballero, tal como lo había dicho innumerables veces antes.

　　Eso era lo que decía cada vez que regresaba con su príncipe después de una expedición.

　　No importa a dónde vaya, no importa dónde luche, nunca olvidará el lugar al que debe regresar, al lado de su príncipe.

　　La escarcha que cayó sobre el campo de batalla solo pudo disiparse con el calor de la mano sostenida entre los dedos.

　　Sólo cuando ves esos ojos dorados mirándolo con una sonrisa puedes sentir la realidad de tener los pies en la tierra.

　　Ese es su puerto eterno.

　　"Kaihuos, acabo de tener un sueño."

　　"¿Fue un buen sueño?"

　　Preguntó Kaihuos con una sonrisa.

　　Garlan miró a Kaihuos, sus ojos dorados curvados como la curva de una luna creciente.

　　"Sí".

　　Sonrió con los ojos entrecerrados.

　　"Soñé con esto cuando era muy joven. En ese momento, dije que no quería que me siguieras, pero simplemente me persuadiste y mentiste, así que le hiciste esto a mi caballero guardián".

"¿Qué quieres decir con persuadir?

　　" ¿Y mentir, Majestad? Es demasiado, es muy doloroso."

　　Kaihuos fingió estar insatisfecho.

　　"¿Tienes alguna insatisfacción conmigo como caballero guardián?".