Nuestros labios guardan el secreto [Rivari]

Picolo

Hoy los chicos tienen planeado reunirse en la casa de Ama para celebrar el matrimonio de ambos, no era nada formal, una pijamada con juegos y alcohol entre amigos cercanos.

Ari y Rivers se encontraban en la cocina desayunando mientras que Alexa reproducía canciones de Young Miko para ambientar la mañana, Ari se deslizaba de un lado a otro moviendo sus caderas al ritmo de la canción, sacudiendo su cuerpo, tarareando las letras con pasión y tonos provocativos hacia Rivers, quien está sentada en la barra comiendo el desayuno.

Narra Rivers

Ari no paraba de bailar y era inevitable sonreír al verla, sus movimientos de cadera atrapaban mi atención. Me resultaba vergonzoso pero me parecía torpe al mismo tiempo, a veces dirigía sus dedos índices hacia mi en algunas partes de las canciones y me hacía reír.

—Alexa, baja volumen— Di la orden.

Ari se molestó porque bajé el volumen, inmediatamente dejó de bailar y me volteó a ver con su ceño fruncido —¡Oye! ¿Qué te pasa, morra? Déjame bailar— Se quejó.

—Tenemos pendientes que hacer, por más que me guste verte bailar ridículamente tenemos que apurarnos.

—¿Ridículamente?— Ari se acercó a mi con una mirada atacante.

Asentí.

—Lo dice la morra que parece palo sin aceite cuando baila.

Fruncí mi ceño al oír esto.
—Claro que no wey, y lo sabes— Rectifiqué.

Ari solo me respondió con una pequeña sonrisa.
—Mejor ya me voy a terminar de arreglar— intentó caminar junto a mi, pero la detuve con mi brazo.
—Que culera eres.

—Tu culera por decir que bailo ridículamente—Reprochó.

Reí. —Bailas ridículamente, ¿si o no?— esperando respuesta, solo obtuve su torpe sonrisa salir de sus labios por unos segundos

—Si. Ya. Si bailé ridículamente. ¿Contenta?

Tomé impulso y empujé sus caderas en señal de que se fuera a terminar de arreglar, Ari es así de pendeja, por eso me cae tan bien.

Horas más tarde...

—¿Quienes vienen a la reunión?— Rivers preguntó.

—Los de siempre. Solo los de confianza— Ama respondió.