Nuestros labios guardan el secreto [Rivari]

La luna y el sol

Meses después...

Narra Rivers

—Me siento tranquila de que finalmente podremos ser totalmente felices sin que un tercero nos impida querernos. Ya nos lo merecíamos— Dije mientras veía la curveada silueta de Ari caminando de un lado a otro buscando en su closet algo que ponerse para dormir.

No recibí ninguna respuesta de parte de Ari lo cual me hizo percatarme de su frustración. —¿Te estás estresando solo por una pijama?

Después de un corto silencio Ari volteó su rostro para responder. —Estoy buscando la hoddie que me regalaste pero no la encuentro.

—Seguro ya la tiraste— Bromeé.

—Yo jamás tiraría algo que tú me regales, bebé. Déjate de mamadas.

Aunque Ari se estaba tardando la verdad disfrutaba verla estresada moviéndose a los lados solo por querer usar mi hoddie. Con mis ojos perdidos en su caminar de un lado a otro, Ari se detuvo por un segundo. —¡Lo encontré!— Gritó con alegría mientras me mostraba la hoddie que tanto anhelaba encontrar.

Al ver su reacción una pequeña pícara sonrisa se dibujó en mi rostro inconscientemente, las simples acciones de Ari me hacían sonreír, aún sea lo más mínimo, me hace sonreír.

Ari se quitó el top que tenía antes puesto y se colocó la hoddie que había buscado. Se acercó a mi con una pequeña sonrisa que me provocaba nervios. —Aún sigue oliendo a ti— Refiriéndose a mi aroma que seguía plantada en la hoddie, dió unos cortos pasos hasta quedar frente a mi y suavemente acomodó sus brazos sobre mi cuello. Verla con la hoddie me resultaba un tanto tierna, es como una princesa.

—Bueno, vamos a comenzar la película ¿no? Se nos va a enfriar la pizza.

Nos recostamos sobre la cama, Ari le picó play a la televisión mientras yo colocaba un plato sobre sus muslos con pedazos de pizza en el. Nos acomodamos y comenzamos a ver la película puesta en la pantalla. El olor a pizza invadiendo la habitación y la película provocando risas por lo entretenida que es.

Rato después...

A mitad de película pausamos la pantalla, Ari estaba en la cocina sirviéndonos unos drinks porque a mi siempre me causa pereza con tan solo escuchar el hecho de que tenga que preparar algo.

Se escucharon unos pasos aproximarse al cuarto y un deleitante perfume a fresas —Aquí tienes, bebé—
Ari entregó un frío drink en mis manos para luego acomodarse a mi lado nuevamente; los drinks eran para ambientar la noche, ningún propósito especial, solo pasarlo bien juntas.

Pasado horas la película terminó y ambas estábamos ligeramente ebrias, lo suficiente para que todo nos causara risa. Ari me contaba chistes malos, no era buenos realmente pero con alcohol en mis venas parecían ser los mejores chistes.

Quien se podría negar a sonreír con tan lindos y brillantes ojos marrones mirándote directamente? Su mirada me penetraba el alma como si me comiera tan solo con verme.

Ari gateó por encima de mi colocando su drink sobre la mesa de noche, mi corazón palpitó como si estuviera jugando a las carreras. Regresándose a su lugar de nuevo su perfume perforó mis fosas nasales, hasta pareciera que lo hiciera a propósito.