15. Desafíos familiares.

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Tobirama, con su armadura marcada por la batalla, regresó al territorio Senju

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Tobirama, con su armadura marcada por la batalla, regresó al territorio Senju. El aire estaba tenso con la mezcla de victoria y cansancio. A su alrededor, los compañeros heridos cojeaban, algunos apoyándose en superficies improvisadas para recuperar el aliento. Camillas ocupadas albergaban a aquellos que necesitaban atención médica inmediata.

Mientras el crepúsculo teñía el cielo con tonos dorados, los guerreros más habilidosos compartían relatos animados de sus valientes luchas. Las risas resonaban entre los árboles, contrastando con la seriedad que aún persistía en el campo de batalla.

Tobirama caminó directo a su hogar, siendo saludado con respeto por varios miembros de su clan. Su figura imponente y la mirada decidida revelaban la experiencia de un hábil y digno ninja del clan Senju. A medida que avanzaba, los compañeros guerreros se inclinaban o le dirigían gestos de reconocimiento, honrando su valentía en la batalla.

Al adentrarse en su morada, Tobirama se quitó la armadura, revelando marcas de la batalla que contaban historias silenciosas de su valentía.

Mientras Tobirama se quitaba la armadura con meticulosidad, Hashirama permanecía desparramado sobre una silla, visiblemente exhausto. Suspiraba de manera exagerada, como si quisiera asegurarse de que su hermano Tobirama lo notara entre el bullicio de la actividad. Sin embargo, Tobirama, inmerso en la rutina de despojarse del peso de la batalla, parecía ignorar las señales evidentes de fatiga de su hermano.

—Oh, hermanito mío, la batalla fue tan intensa que creo que mis huesos van a pedir vacaciones.— exclamó Hashirama con dramatismo, intentando captar la atención de Tobirama.

—Descansa. El clan necesita a su líder en plenitud, no desplomándose en una silla.

Hashirama soltó un suspiro aún más teatral, casi como si estuviera interpretando una escena para su propio entretenimiento.

—Sigues sin tomártelo en serio, Hashirama.— Habló de nuevo el albino, interrumpiendo el drama de su hermano mayor.

Hashirama, confundido, le lanzó una mirada interrogante a su hermano, preguntándose a qué se refería. Tobirama prosiguió con paciencia:

—Madara.— explicó. —En cada batalla, tu semblante se llena de nostalgia al recordar a ese amigo de la infancia. Ignoras el hecho de que ahora es nuestro enemigo, y tus peleas constantes solo resultan en empates interminables.

Hashirama, con un gesto pensativo, acarició inconscientemente su propio pecho, como si el recuerdo de Madara resonara profundamente en su corazón.

Al ver a Hashirama tocándose el pecho en respuesta a sus palabras, Tobirama bufó con desesperación. Era evidente que su hermano no había superado la amistad de la infancia con Madara, y su sueño de paz junto al clan Uchiha seguía siendo un anhelo persistente. Aunque Tobirama, realista y pragmático, veía difícil la concreción de tal sueño.

—Parece que te enamoraste de Madara con la manera en que actúas tan gentil contra él.— soltó Tobirama con un tono despectivo, revelando su frustración ante la aparente ceguera de Hashirama.

Amor en guerra. (Tobirama Senju Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora