30. Conflictos de sangre.

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Bajo la fachada del día, Hikari, Hashirama y Tobirama desempeñaban sus roles con maestría

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Bajo la fachada del día, Hikari, Hashirama y Tobirama desempeñaban sus roles con maestría. La líder de los Uchiha manejaba con destreza los asuntos del clan, Hashirama guiaba a la aldea como Hokage y Tobirama contribuía con su aguda mente en las tareas administrativas. Todo fluía con normalidad, una coreografía meticulosamente ensayada que ofrecía una imagen de estabilidad.

Sin embargo, tras el telón del atardecer, Hikari dejaba atrás la formalidad para sumergirse en un mundo más íntimo. Los senderos apartados de la aldea se convertían en su escape, y allí encontraba a Tobirama, su refugio seguro en la penumbra. Entre risas compartidas y confidencias susurradas, su relación evolucionaba y se consolidaba con cada anochecer.

Aunque los días se sucedían sin contratiempos, la realidad de su amor se desplegaba en los matices nocturnos. En esa privacidad, Hikari y Tobirama se permitían ser ellos mismos, libres de las expectativas que pesaban sobre sus hombros durante el día. Un romance que creció desde la infancia maduraba en la quietud de la oscuridad, tejido con los hilos de una conexión que trascendía las complejidades de su entorno.

Hikari se aferraba al brazo de Tobirama, encontrando en su presencia un refugio tranquilo y seguro. Aunque ante los demás representaban la normalidad de sus roles como líder de los Uchiha y ayudante del Hokage, en la oscuridad de la noche, eran simplemente dos almas que se encontraban, compartiendo risas y confidencias.

El secreto de su amor se mantenía oculto, protegido por la penumbra de la noche. Sabían que revelar su relación podría desencadenar complicaciones políticas y tensiones entre los clanes. Así que, en la intimidad de su escondite nocturno, decidieron guardar ese delicado tesoro entre ellos, disfrutando de la conexión que habían forjado a lo largo de los años.

A medida que los días se deslizaban hacia semanas, la aldea comenzó a palpitar con inquietud. Las expectativas de un matrimonio entre Hashirama y Hikari, que en apariencia se perfilaba como una conclusión lógica, se veían prolongadas más allá de lo que la gente consideraba normal. Murmullos de preocupación y curiosidad se expandieron como el rumor del viento, creando una atmósfera cargada de anticipación.

Entre las sombras de la aldea, los gestos inadvertidos de Tobirama y Hikari no pasaron desapercibidos. Cada roce fugaz de sus manos, las miradas cómplices que intercambiaban y sus interacciones sutiles se convirtieron en las piezas de un rompecabezas que los aldeanos intentaban armar. El chisme, cual corriente subterránea, se extendió, alimentado por la incertidumbre y la impaciencia de aquellos que ansiaban respuestas ante la prolongada espera.

El cambio en el comportamiento de Hashirama, más próximo a Mito Uzumaki, no pasó desapercibido para los atentos observadores de la aldea. Sus interacciones más cercanas y las sombras de sospecha que rodeaban la demora del matrimonio con Hikari comenzaron a sembrar dudas y murmullos entre los habitantes.

Aunque la filosofía pacifista del clan Senju sugería una convivencia armoniosa, algunos miembros optaron por guardar silencio, confiando en la aparente tranquilidad que reinaba en la aldea. Sin embargo, una facción más precavida y consciente de la historia de los Uchiha, así como de su propia experiencia con los desafíos de la coexistencia, permanecía en alerta. La paz parecía frágil, y la posibilidad de un choque entre clanes resonaba como un eco inquietante en los rincones más oscuros de la aldea.

Amor en guerra. (Tobirama Senju Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora