32. Momentos de conexión.

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El sol se deslizaba por el horizonte, tejiendo con sus rayos un tapiz dorado sobre la aldea de Konoha

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El sol se deslizaba por el horizonte, tejiendo con sus rayos un tapiz dorado sobre la aldea de Konoha. El tiempo había transcurrido, apenas algunas semanas, pero en ese breve lapso, las tensiones que una vez agitaron los cimientos de la comunidad parecían haberse desvanecido en el aire fresco de la tarde.

Los rumores se extendían como enredaderas entre los habitantes, tejiendo una red de especulaciones y conjeturas. Entre ellos, uno destacaba por encima de todos: la cancelación del compromiso entre Hikari y Hashirama. Los Uchiha, en particular, se apresuraron a propagar la noticia, ansiosos por desligarse de cualquier lazo con los Senju. Sin embargo, la aldea observaba con curiosidad cómo Hikari y el Hokage continuaban interactuando con una amistad aparentemente inquebrantable, lo que disipaba cualquier temor de un regreso a los días oscuros de la rivalidad entre clanes.

En medio de este remolino de rumores, otro comenzaba a tomar forma y a ganar fuerza: la relación entre Hikari y Tobirama. A diferencia de otros chismes que habían sembrado la discordia, este rumor fue recibido con una mezcla de aceptación y alegría. La gente veía cómo ambos líderes parecían complementarse, y la idea de su relación les brindaba un sentido de esperanza y optimismo.

A pesar de las tensiones pasadas, la aldea encontraba consuelo en la aparente armonía que reinaba entre sus líderes. Los días avanzaban con tranquilidad, y con cada amanecer, el rumor de la relación entre Hikari y Tobirama se fortalecía, trayendo consigo una sensación de paz y estabilidad a la comunidad ninja.

En medio del bullicio cotidiano de la aldea, cada líder cumplía con sus responsabilidades asignadas con diligencia y determinación. Hikari, ahora más que nunca, se encontraba en constante movimiento, dedicando su tiempo a labores benéficas y al cuidado de los más necesitados en el orfanato.

Mientras tanto, Hashirama, el Hokage, se erigía como la figura central de la aldea, asumiendo la responsabilidad de liderar y proteger a su gente con firmeza y bondad. Su presencia imponente infundía confianza en los corazones de los habitantes, recordándoles que estaban bajo el cuidado de un líder dedicado y comprometido.

Por otro lado, Tobirama, el estratega silencioso pero eficiente, seguía trabajando incansablemente detrás de escena, asegurando que todas las decisiones y administraciones se llevaran a cabo con precisión y eficacia.

Con el fin de fortalecer aún más los lazos entre los clanes y promover la unidad, se habían incorporado nuevos rostros a las reuniones de la aldea. Mito Uzumaki, representando a su clan con gracia y determinación, se unía a las discusiones con una perspectiva única y valiosa. Además, los líderes Shimura y Sarutobi también se sentaban en la mesa, representando a sus respectivos clanes y contribuyendo con su experiencia y sabiduría a las deliberaciones de la aldea. Juntos, estos líderes formaban un consejo diverso y poderoso, trabajando en armonía para garantizar el bienestar y la prosperidad de Konoha.

En la luminosa mañana, Hikari se encontraba en el orfanato, rodeada por la risa alegre y las travesuras de los niños. Con una sonrisa cálida en su rostro, corría de un lado a otro, participando en los juegos y mostrando interés genuino en cada niño que se le acercaba.

Amor en guerra. (Tobirama Senju Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora