33. Legado Uchiha.

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El sol se alzaba sobre la aldea de Konoha, pintando el cielo de tonos dorados y rosados mientras los primeros rayos de luz se filtraban entre los árboles

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El sol se alzaba sobre la aldea de Konoha, pintando el cielo de tonos dorados y rosados mientras los primeros rayos de luz se filtraban entre los árboles. En las calles, el bullicio de la vida cotidiana comenzaba a despertar, con personas que se dirigían a sus quehaceres diarios y ninjas que patrullaban las calles en busca de cualquier indicio de problemas.

En el corazón de la aldea, los fundadores se encontraban inmersos en sus respectivas responsabilidades. Hashirama Senju, el Hokage, se dirigía hacia la oficina administrativa, con una expresión serena pero determinada en su rostro. A su lado, Tobirama Senju lo acompañaba, revisando informes y planeando estrategias para el día.

Mientras tanto, en otra parte de la aldea, Hikari Uchiha, la líder del clan Uchiha, supervisaba las labores en el campo de entrenamiento de su clan. Observaba con orgullo a los jóvenes Uchiha practicando sus técnicas bajo la atenta mirada de los instructores, asegurándose de que estuvieran preparados para cualquier eventualidad.

Mientras tanto, en las calles de la aldea, los niños jugaban y reían, disfrutando de la libertad y la seguridad que la paz les brindaba. Los veteranos, por su parte, descansaban en sus hogares, disfrutando de un merecido respiro después de años de servicio a sus clanes.

En general, la aldea de Konoha había encontrado un equilibrio, donde todos convivían en armonía y trabajaban juntos para construir un futuro próspero y seguro para todos sus habitantes.

Hikari Uchiha observaba con una sonrisa serena a los jóvenes miembros de su clan mientras entrenaban en el campo. Algunos mostraban una destreza innata en el manejo de las técnicas ninjas, mientras que otros aún luchaban por dominar los sellos y ejecutar los jutsus correctamente. Sin embargo, lo que más le llenaba de orgullo era ver el esfuerzo y la determinación que cada uno de ellos ponía en su entrenamiento.

Unos niños corrían en círculos, practicando técnicas de velocidad y agilidad, mientras que otros se concentraban en perfeccionar sus habilidades en el combate cuerpo a cuerpo. Hikari podía distinguir entre ellos a los más talentosos, aquellos que destacaban por su habilidad natural y su dedicación al arte del ninjutsu.

A medida que observaba a los jóvenes Uchiha, Hikari se sentía reconfortada por la tranquilidad que encontraba en aquellos momentos. Aunque su papel como líder del clan a menudo la llenaba de responsabilidades y preocupaciones, ver a las nuevas generaciones entrenar y crecer le recordaba por qué había aceptado ese cargo en primer lugar.

Con paso firme pero sereno, Hikari Uchiha se despidió del campo de entrenamiento y emprendió el camino de regreso hacia su hogar. A medida que se alejaba del bullicio del campo de entrenamiento, su mente divagaba entre las responsabilidades de su papel como líder del clan y sus deseos personales.

Sabía que tenía que enfrentarse a su hermano Madara tarde o temprano. A pesar de las tensiones que existían entre ellos, no podía ignorarlo por completo, especialmente considerando su posición como líder del clan Uchiha. Sin embargo, la idea de confrontar a Madara seguía siendo una tarea desagradable que preferiría evitar.

Amor en guerra. (Tobirama Senju Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora