22. Cautiva del deber.

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Hikari y Hashirama caminaban juntos por la aldea, disfrutando de un apacible paseo bajo la luz del sol filtrándose entre las hojas de los árboles

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Hikari y Hashirama caminaban juntos por la aldea, disfrutando de un apacible paseo bajo la luz del sol filtrándose entre las hojas de los árboles. Aunque intrrcambiaban palabras de vez en cuando, ambos preferían apreciar los detalles de su entorno. El compromiso entre sus clanes se reflejaba en la serenidad de la caminata, pero también en la ausencia de un vínculo romántico entre ellos.

El líder Senju, con su característica amabilidad, señaló algunos de los proyectos en desarrollo en la aldea. Hikari asentía con respeto, reconociendo los esfuerzos de Hashirama para mejorar la vida en el luar.

—Hikari, ¿has probado el nuevo té que trajo uno de los comerciantes? Dicen que es excepcional.

—Sí, lo probé hace unos días. Realmente es delicioso. Me encanta cómo la aldea se llena de estas pequeñas mejoras.— ambos compartieron una sonrisa.

—Me alegra que te haya gustado.— dijo Hashirama de manera sincera. Se quedó unos segundos en silencio mientras pensaba en sus siguientes palabras. —A propósito, ¿cómo va tu hermano Madara? Ha estado más receptivo últimamente...

—Bueno,— suspiró. —intento mantener la paz en el clan, pero Madara sigue siendo un desafío. A veces, siento que no lo entiendo del todo.

—Me preocupa mucho Madara. Me gusta considerarlo como un hermano, y verlo lidiar con todo esto es difícil.

—Desde la muerte de Izuna, ha estado más cerrado, más histérico. A veces, ni siquiera puedo hablar con él sin que se enoje. Siento que la guerra ha dejado cicatrices profundas en él.

—La pérdida de un ser querido puede cambiar a una persona de maneras inimaginables. Tal vez necesite ayuda, alguien con quien pueda hablar y compartir sus cargas.

—Lo he intentado, pero Madara es terco. No quiere mostrar vulnerabilidad, y menos frente a mí. A veces, me pregunto si alguna vez superará la sombra de la guerra.

Hikari suspiró con cansancio, decidiendo compartir su más reciente experiencia.

—Hace un día tuve que reunir a todos los Uchiha. Madara quería una reunión del clan, pero terminó hablando sobre lo peligrosa que es la alianza de los clanes. Está convencido de que nos llevará a la muerte.

—No puedo entender por qué Madara se aferra tanto a esos temores y resentimientos.— su mirada cayó al suelo con tristeza al pensar en la situación del Uchiha. —He intentado de muchas maneras hacer que se sienta necesario en la aldea. Me encantaría que fuera mi mano derecha, pero él no parece dispuesto a abrirse.

—Lo sé. He intentado hablar con él, pero parece que la sombra de la guerra lo persigue constantemente. A veces, siento que está atrapado en el pasado, sin poder ver el presente ni el futuro.

—Espero que algún día pueda superar esos traumas. La aldea necesita la colaboración de todos para prosperar, y Madara tiene mucho que ofrecer.

En medio de la conversación, una pequeña niña se acercó tímidamente, sosteniendo una delicada flor en sus manos. Hashirama la miró con ternura y le acarició la cabeza con cariño.

Amor en guerra. (Tobirama Senju Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora