35. Ruptura de la falsa paz.

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@mananeez

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@mananeez

Los días pasaron en la aldea con una armonía que sorprendía a muchos. La unión de Hashirama y Mito fue un evento celebrado con alegría y optimismo, marcando el comienzo de una nueva era de paz y colaboración entre clanes. Los ciudadanos observaban con esperanza cómo los lazos entre los clanes más importantes se fortalecían, creando una sensación de unidad y solidaridad en la aldea.

Mientras tanto, el vientre de Hikari comenzaba a mostrar los primeros signos de su embarazo incipiente. Aunque aún era temprano, el ligero abultamiento anunciaba la llegada de una nueva vida, un vínculo más que fortalecería la unión entre los clanes Uchiha y Senju.

Para sorpresa de muchos, incluso el temido Madara parecía encontrar su lugar en la nueva dinámica familiar. Aunque seguía siendo reservado y desconfiado, mostraba signos de aceptación y cooperación, tal vez motivado por el inminente nacimiento del hijo de su hermana. La aldea, sumida en una atmósfera de calma y esperanza, anticipaba con ansias los acontecimientos que estaban por venir.

Desde que Hikari se había mudado con Tobirama, Madara se había tomado la tarea de acompañarla en sus paseos matutinos. Aunque al principio había sido una precaución para asegurarse de que su hermano no cayera nuevamente en sus conspiraciones y desconfianzas, con el tiempo esos paseos se convirtieron en una rutina compartida entre hermanos.

Con el tiempo, los paseos matutinos de Hikari y Madara se convirtieron en una rutina bien establecida en la aldea. Sin embargo, lo que Hikari no anticipó fue cómo estos paseos comenzarían a socavar la fachada de Madara. Aunque al principio había sido una forma de proteger a su hermano, la presencia constante de Madara durante estos paseos pronto comenzó a exponerlo a situaciones que lo sacaban de su zona de confort.

A medida que caminaban por las calles de la aldea, otros aldeanos se acercaban a Hikari con buenos deseos y regalos para el bebé que llevaba en su vientre. Algunos incluso se atrevían a acariciar su vientre en un gesto de cariño y apoyo. Estas interacciones aparentemente inocuas eran suficientes para desatar una tormenta de emociones en Madara.

Ver a la gente tan confiada y cariñosa alrededor de su hermana menor lo llenaba de una mezcla de ira y frustración. Le molestaba ver a Hikari bajando la guardia y disfrutando de la atención sin preocuparse por posibles amenazas. Cada gesto de amabilidad hacia su hermana aumentaba la tensión en Madara, quien se mantenía alerta y tenso todo el tiempo, temiendo lo peor en cada interacción.

Aunque Hikari no era consciente del malestar de su hermano, la presión constante comenzaba a pasar factura a Madara, quien luchaba por mantener su compostura en medio de la creciente preocupación y desconfianza que sentía hacia el mundo que los rodeaba.

Durante uno de sus habituales paseos matutinos, Hikari y Madara caminaban por las animadas calles de la aldea. El sol comenzaba a elevarse en el horizonte, bañando todo con una luz cálida y dorada. Hikari llevaba una expresión radiante, su rostro iluminado por una sonrisa genuina mientras escuchaba las historias y saludos de los aldeanos que se acercaban a saludarla.

Amor en guerra. (Tobirama Senju Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora