En una época antigua y tumultuosa, cuando los clanes Uchiha y Senju se encontraban enfrascados en una brutal guerra, surge una historia de amistad inesperada entre dos niños destinados a ser enemigos. Hikari Uchiha, la hija del líder del clan Uchiha...
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En los días siguientes, con las heridas de la última batalla comenzando a sanar, los miembros del clan Uchiha y Senju se reunieron en un lugar neutral, despojados de armaduras y armas. El ambiente estaba tenso, pero las miradas reflejaban la determinación de encontrar un camino hacia la paz. Entre ellos se encontraban Madara y Hikari, representando a los Uchiha, y Hashirama, líder de los Senju, junto al segundo al mando y su hermano menor, Tobirama.
No había un líder designado para estas negociaciones, pero todos esperaban que este encuentro marcara el inicio de una era de entendimiento entre ambos clanes.
Los Uchiha, decididos a buscar una solución duradera, propusieron la idea del matrimonio entre Hashirama, líder de los Senju, y Hikari, segunda al mando Uchiha. Argumentaban que esta unión no solo garantizaría lealtad entre ambos clanes, sino que también sería un símbolo tangible de su compromiso con la paz.
Los miembros del clan Senju asintieron en acuerdo, viendo la propuesta como una oportunidad para consolidar el pacto de paz a través de lazos familiares. Sin embargo, la atención se centró en Hashirama, quien observaba atentamente a Madara y a Hikari. Sabía que la aceptación de ambos era crucial para que este matrimonio propuesto se convirtiera en una realidad.
En medio del silencio expectante, Madara observó a su hermana Hikari, buscando alguna señal en su expresión. Hikari, aunque con cierta vacilación, finalmente asintió con una pequeña sonrisa.
—Si esto contribuye a la paz entre nuestros clanes, lo acepto.
Hashirama, al notar la confirmación de Hikari, mostró un gesto de alivio y asentimiento.
—Aprecio tu disposición, Hikari. Creo que este matrimonio puede ser un paso significativo hacia la unión entre nuestros clanes.
Mientras las negociaciones avanzaban, Hikari observaba en silencio desde detrás de su hermano, Madara, mientras este dialogaba con Hashirama. Aunque el compromiso de paz avanzaba, una sensación extraña invadía a Hikari. Apenas había intercambiado palabras con Hashirama, y ahora estaba comprometida con él en un acuerdo para la paz entre los clanes.
Bajo el cielo abierto, el viento suave acariciaba la explanada donde se llevaban a cabo las negociaciones. Hashirama y Madara se encontraban de pie frente a sus respectivas banderas, emblemas de los clanes Senju y Uchiha ondeando con orgullo. La luz del sol iluminaba el lugar, creando una atmósfera serena pero tensa.
Mientras la negociación avanzaba, Hikari desvió su mirada hacia Tobirama, quien se mantenía firme detrás de su hermano Hashirama. Aunque la situación política era tensa, una chispa de alegría iluminó el rostro de Hikari al darse cuenta de que esta alianza podía ser la clave para restablecer su conexión con Tobirama.
Las miradas de ambos se encontraron por un instante, y en ese breve momento, el peso de los años de conflicto pareció disolverse. La brisa llevaba consigo un atisbo de cambio, no solo en la política, sino también en las relaciones personales entre los Uchiha y los Senju.
