Su pequeño hogar era ajetreado, estaban preparándose para una nueva y rotunaria jornada. Salieron a toda prisa ya que debían llegar más temprano debido a que faltaron ayer y tenían que cubrir más horas, ni siquiera se dignaron a desayunar, corrieron al primer autobús que salió, siendo un poco impacientes ya que se demoró debido al tráfico; Gustabo le indico a Horacio que debían bajar y correr, el tiempo era importante en esos momentos y no podían perder más de un minuto allí parados.
Ambos corrieron todo lo que sus piernas y energías les permitió, pararon en una esquina donde esperaron que el semáforo cambiará, el móvil de Gustabo sonó, molesto al ver el nombre no tuvo de otra más que atender la llamada.
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—Joder, que ya estoy por llegar, deja de presionarme.
—¡Gustabo que la policía está deteniendo a todos! Ni sé les ocurra venir.
—Pero--, ¿Que está pasando? ¿Segis? ¿Hola?
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La llamada se corto y Gustabo miro confundido a Horacio, quien no le dió tiempo a preguntar, pues en cuanto escucharon: ”¡Detengais a esos pringaos!” se echaron a correr sin dudarlo, ni siquiera sabía que había hecho, pero tenía todas las de perder, si se quedaba, sería detenido y si corría, de igual manera los detendrían. Escucho el sonido de una ráfaga electrica y seguido de esto, observo a Horacio tirado en suelo mientras se retorcía por la dosis de electricidad que le habían disparado; miro a los oficiales que se acercaron y levanto las manos.
—Vale, vale, vale. Me quedo quieto.
—A ver, esposad al crestas este que he taseado, yo me llevo a este.
—Pero oficial, ¿De qué se me acusa? ¿Por qué me están arrestando? ¡Oiga espere!—Soltó un quejido cuando su rostro fue estampado contra el muro de un edificio y sus brazos fueron doblados hacia atrás para ser esposado.
Uno de los oficiales parecía entrar en radio, debido a que no respondió sus preguntas. —Superintendente, tenemos a los posibles sospechosos del alboro en casas del norte. Si, si los de las peleas de gallos.
—¿Peleas de gallos? Escuchad que yo no he tenido nada que ver con eso, están arrestando a la persona equivocada.
Ningún oficial a su alrededor le respondió, solo podía ver con nerviosismo a su amigo ser escoltado y llevado a un patrulla, seguramente Segismundo también habría sido arrestado, no comprendía cómo sabían que ellos habían estado allí aún sin estar involucrados. Miro al oficial que lo tenía retenido contra un muro y este aún seguía escuchando órdenes.
—10-04 superintendente.—Apago radio y se dió la vuelta , dirigiéndose a sus compañeros.—Tengo órdenes del Super, llevaros a los detenidos a comisaría, se les procesa y ahí decidirán su sentencia.
—¡¿Qué cojones?! Escúchame maldito cerdo, ¡Suéltame! Estáis agarrando a la persona equivocada, ¿Me estás escu-- —Se quedó callado cuando sintió el primer golpe de la porra en su mejilla.
—Te vas a comer una multa por insultarme, el único cerdo aquí eres tu, vas a respetarme y si no te callas de una buena vez, te meto de porrazos.
Gustabo lo miro con los ojos llenos de cólera, la zona en dónde le habían golpeado quemaba, estaba tan enfadado, ni siquiera pudo ver a Horacio. Fue escoltado hasta el coche, el trayecto de basureros hasta comisaría fue corto para su mala suerte, no podía creerlo, se había portado relativamente bien para evitar la trena y ahora estaba allí, siendo despojado de sus pertenencias, peor aún, tenía una maldita multa de 700 dólares y los meses que le caerían por portar el polvo de angel que Pablito le había regalado aquella noche en su casa.
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Amantes | Intenabo | FINALIZADA
Fanfiction-Las promesas se rompen, ¿A qué si? Gustabo y Conway se reencuentran después de años, sus vidas habían cambiado, una mejor que la otra, pero nunca el amor que alguna vez se tuvieron. Gustabo tendrá que soportar vivir con el traumático día de su bo...