Capítulo 16

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No era necesario saber quién era a estas alturas, lo conocía tan bien, sobre todo porque cada movimiento y acción le recordaba a su maldito pasado junto a el, seguían forcejeando y ninguno de los dos quería ceder, Gustabo dejó de actuar para que su contrario lo soltara, después de que ambos se controlarán por completo, se alejaron mutuamente para darse las caras. Su adverso tenía el rostro cubierto con un pasamontañas negro y se cruzó de brazos al tener al rubio más tranquilo, apoyado en la pared y regulando su respiración debido al esfuerzo que habían hecho mientras focejeaban.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a por tus servicios.

—No se de qué coño hablas. Será mejor que te vayas.

Gustabo ignoro a Conway, quien solo se quedó parado en su lugar, el rubio no le iba a mostrar debilidad o miedo, sabía que cuando ignoraban al otro este simplemente se iría, pero al parecer tenía otros planes, cuando pasó aún lado de el, volvió a tomarlo con fuerza por detrás, colocando su diestra sobre su cuello y la otra mano rodeando su cintura.

—¡¿Ahora qué quieres?!

—Shh, ¿Crees que no se que estas trabajando como zorra en el Vanilla? Parece que no me conoces aún del todo bien Gustabín o quizá ya se te olvidó quien era.

—. . . No estás del todo equivocado, yo te desconoci el día que me traicionaste, por supuesto que no se quien eres.

Conway sintió esas palabras como el impacto de una bala, pero estás le habían atravesado la armadura de su pecho, pero se mantuvo firme a su falso caparazón. Hubo un silencio, pero la risa de Conway hizo retumbar los tímpanos de Gustabo, quien al escucharlo solo hizo que se se enfadara aún más, solo estaba tomándose aquello como una broma, siempre se había burlado de el, no sabía porque le sorprendía.

—Ya te lo dije, se capaz de separar el pasado del ahora. No me veas como Jack Conway, ese tío está muerto, ¿Vale?

—No es muy difícil imaginarlo, tu siempre estuviste muerto para mí, pero sucede algo. Yo elijo a mis clientes, tu no eres mi tipo, así que vete a tomar por culo y busca otras bragas.

—Oh, no cantemos victoria Gustabito, aún me debes una explicación de lo que hiciste con Volkov.

—Asuntos míos, no te incumben.

—Volkov puede ser desgradado por eso, ¿Lo sabes?

Gustabo soltó una carcajada. —Ese tío me importa una mierda, así vuelva a ser alumno.

Conway rodeó su cintura con su brazo y coloco su rostro cerca del contrario, Gustabo se estremeció cuando la respiración del contrario golpeó en su oído, tenía su rostro a pocos centímetros del suyo, le ponía bastante nervioso tenerlo de ese modo, abrazando su cuerpo sin pudor alguno, tomando su cuello de esa manera, Conway sabía provocarlo en todos los sentidos, cuando notó que sus cuerpos se rozaban, no pudo evitar sentirse caliente, tenía la entrepierna ajena presionando su zona trasera, provocándole escalofríos.

—Bien, una última cosita, ¿Porque mataste a Pablito? ¿Crees que no lo sé? Eres pésimo ocultandote.

Gustabo se quedó callado cuando lo escucho, intento por todas zafarse de su agarre. —¡Sueltame Conway! No vengas a culparme por eso.

—No me creas tan imbecil, si quieres detalles te los daré.

Gustabo entró en una situación difícil, Conway siempre tenía el efecto en el que lo hacía débil, lo odiaba demasiado. —¡Si lo hice! Pero se lo merecía, nadie tiene el derecho de trátame como puta, si recurrí a esto. . . ¡Fue por tu maldita culpa! Me quitaste el único hogar que tenía, me quedé sin empleo, te odio maldito viejo de los cojones. . .

Dejó de resistirse, su cuerpo se volvió blando y se debilitó en los brazos de Conway, quien solo escucho atento al rubio, lo había visto por esa montaña, pero no era capaz de encerrarlo, de hecho, el no quería hacerle daño, pero estaba destinado a hacerlo, porque no podía protegerlo, solo era una sombra detrás de él. Aún si el rubio lo odiara, el lo seguía amando con todo el alma, nunca lo olvido, nunca se podía permitir olvidarlo, Gustabo siempre sería el amor de su vida, la vida les jugó mal y los separó de una forma tan descarada y cruel, pero también había aprendido a valorar los pequeños momentos a su lado, igual que el pasado; hizo que girará sobre sus talones y le tomo del mentón, mirando que había llorado. Se retiró el pasamontañas y lo dejo aún lado, mostrando su rostro, aquella expresión dura se había ablandado.

—Nunca me gustó que mintieras.

Acercó su rostro hacia el de él y antes de que Gustabo respondiera, Conway lo había besado, revivió de una forma inoportuna todo lo que pasó al lado de Conway, ese beso fue como el primero que se dieron hace años y es que Gustabo ya no podía seguir así, ya no se podía engañar a si mismo y correspondió ese beso, que fue todo lo que necesitaba para sentirse en calma, abrazo a su ex pareja, lloro y poseyó su boca junto la suya, los brazos cálidos de Conway lo rodearon, era igual que el pasado, protectores y cariñosos con él. Ambos se miraron cuando sus labios se separaron y volvieron al presente.

—Y a mi nunca me gustó que te burlaras de mi. . .

—Lo siento.

—Tu no lo sientes, no sabes que es una verdadera disculpa, no importa cuántas veces te lo diga, pero realmente te odio por eso.

—Claro, ¿Entonces por qué me has besado?

Gustabo volvió a romper en llanto y escondió su rostro en el pecho de Conway, quien solo pudo abrazarlo contra el, acariciando lentamente su espalda para tranquilizarlo, le lastimaba verlo así, pareciese que su sufrimiento nunca acabaría.  Gustabo no podía resistirse, cada noche soñaba con encontrarse con el y decirle lo mucho que lo había extrañado, daba igual si era ahora, lo necesitaba decir o moriría con la angustia de que nunca se lo pudo decir.

—¡Por qué te extraño! Porque quiero volver a casa contigo, no puedo vivir así, no soporto verte feliz, llámame egoísta, pero yo sí te necesito, yo si te quise conmigo, yo si cumplí con la promesa de amarte hoy, mañana y siempre, nunca me comprenderás, pero te amaré por siempre, aún con esta herida en mi corazón, nunca podré abandonarte. . .
Ya no tengo nada que me haga vivir si no eres tú.

Con esas palabras Conway no resistió y lo tomo de las mejillas para besarlo mientras intentaba expresarse. —¿Y tu crees que yo no me siento así? Estoy jodido si no eres tú, todo tiene una explicación Gustabo, se que te jodí. . . Y lo siento, quiero salvarte.

—. . . Se te olvida que éramos un equipo, pero fallaste a tu promesa, no creo que me hayas extrañado, Conway ya no te creo.

—¿Seguirás intentando joderme la vida?

—Por supuesto, te devuelvo todo lo que un día me diste, necesito renunciar a ti.

—¿Estás seguro?

Gustabo lo miro, aún mantenían sus labios rozandose, ahora entendía muy bien aquella frase "Se vive y se muere de amor", a él le ocurrían ambas, estaba viviendo y muriendo lentamente por culpa de ese amor que tiene por el, sería mejor que no volvieran a verse, que se olvidarán, empezar sería una nueva tormenta, quererse y odiarse, se habían hecho demasiado daño, amor era lo último que necesitaban, estaban empezando una guerra, pareciese que amarse había sido un castigo tan horrible que la vida les había hecho pagar, ya no podía soportarlo, quería olvidarse de el, pero también es cierto que tenía la venganza tan lista, pues así como un día vivió para verlo feliz, hoy viviría para verlo acabado y esa noche, era la única oportunidad que tendría para estar a su lado de forma pacífica.

—Si te digo que si, ¿Te irás?

—Me dijeras si o no, no pensaba irme. Eres mío Gustabo, no importa cuántas pollas probaras hoy, nadie te conoce mejor que yo.

No respondió, pues tenía razón, había tenido sexo con tantas personas últimamente, pero nunca, lo harían sentir como Conway, el conocía su cuerpo, habían dormido juntos tantos años y en su pasado, jamás lo había tocado nadie, solo Conway tenía ese derecho, el cual se perdió lentamente, hasta que se desvaneció y su cuerpo, paso a manos de extraños. No iba a desaprovechar la oportunidad de volver a la cama con el hombre que ama y dormir en sus brazos, justo como en sus recuerdos más atesorados.
































Remin.

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