Capítulo 22 ☄️

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Memorias 3/5

Su reflejo en el espejo era pulcro, lucía hermoso con su traje blanco, era puro y desbordaba elegancia, quería llevar uno color negro, ya que sabía que a su prometido le encantaban los colores obscuros, pero ya que Jack iría de negro, no estaría mal usar el blanco, además de que lo hacía ver más bonito, su piel relucía, sus ojos azules y su cabello rubio resaltaban aún más, cualquiera que lo viera, sentiría envida al no poder igualar su belleza y es que Gustabo era tan perfecto y fino de pies a cabeza, sus fauces varoniles y delicadas lo asemejaban a un muñequito, adorable y que cualquiera que lo tocase, sentiría miedo de romperlo.

Se miro por última vez en el espejo y modelo mientras planchaba con sus manos su saco, la puerta de la habitación en dónde se encontraba fue abierta y se encontró con su mejor amigo, quien al verlo, lloro de la emoción.

—Estas guapísimo, lastima que ese traje acabará tirado en un cuarto de hotel.

—Horacio no me jodas, no seas guarro tío.

—¿Me dirás que no es cierto?

Gustabo viro los ojos y se dió la vuelta, sintió vergüenza inmediatamente y no quería que vieran su rostro sonrojado. —Ya ya, ¿Ya es hora?

—Mm, por supuesto. ¿Nos vamos? Futuro Gustabo de Conway, joder que mal suena tío.

Gustabo río.—Eso es verdad, suena terrible, joder.

Después de un par de carcajadas, salieron de allí para dirigirse a la iglesia en dónde se llevaría acabó la ceremonia, Gustabo estaba ansioso y nervioso al mismo tiempo, Jack sería quien lo esperaría dentro de la iglesia y sentía demasiada emoción por verlo allí. El auto se impregnó de un suave aroma de flores, Horacio le había ayudado a armar un bonito arreglo de flores para que lo llevará como ramo, era voluminoso y perfecto, las amapolas blancas formaban un círculo entre las rosas de Castilla que tenían un tono rosado débil, las margaritas que sobresalían de los espacios le daban un toque único.

Ese aroma era relajante y representaba todo el ambiente tranquilo de una boda, no tenía duda alguna de que aventaría el ramo al término de la ceremonia y esperaba que Horacio lo recibiera; cuando el coche se detuvo, observo que había llegado y con una enorme sonrisa bajo del coche para recibir a todos sus conocidos, quienes lo felicitaban y elogiaban por lo magnífico que se veía, Gustabo estaba encantado, era el mejor día de su vida, todo era precioso, los invitados llegaban elegantes, el aroma de flores se dispersaba por todos lados, era su momento y no tenía duda de que lo vivirá al máximo. Espero ansioso su momento de entrada, pero se detuvo en cuanto Horacio lo tomo del brazo impidiendo su paso.

—Gustabo, Conway aún no llega. . .

La sonrisa de Gustabo se desvaneció. —Eso es imposible, el dijo que llegaría primero.

Intento ponerse de puntillas para visualizar dentro de la iglesia y al ver a un hombre trajeado parado en el altar, inmediatamente se tranquilizó, soltó un suspiro y su sonrisa volvió.

—Joder Horacio, ahí está, me asustaste cabron.

—No, no Gustabo. Volkov acaba de decirme que no a llegado.

—Joder. . .

Frustrado se aparto de Horacio y a empujones logro entrar a la iglesia, camino a paso apresurado hacia el altar y cuando observo al hombre que había visto antes, su sonrisa volvió a desvanecerse. Este hombre lo miro con los brazos cruzados y se retiró las gafas.

—Gustabiño, ¿En dónde está Conway?

—Freddy, esa misma pregunta me hago yo, ¿En dónde está el viejo? ¿Le pasó algo? Me cago en la puta.

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