Capítulo 31

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Los suspiros llenaron la habitación, el lugar en dónde la cabaña abandonada se encontraba era solitaria y estaba seguro que cada exhalación y jadeo se escuchaban desde afuera, tenía al menos unos 5 minutos que Jack había comenzado a actuar y realmente no lo esperaba, pero estaba encantado con esa toma de posesión de su cuerpo, el cual temblaba ante los lentos espasmos que le generaban las lamidas que su amado le proporcionaba en la longitud de su falo, su espalda se arqueaba cuando toda la boca de Conway engullia su virilidad, manejando está con habilidad dentro de su boca mientras succionaba y tocaba con su garganta la dureza del glande, se apoyo en sus antebrazos para tener una mejor visión de la imagen delante suyo, era verdaderamente excitante ver a Jack entre sus piernas haciendo lo suyo.

Jack levanto la vista para toparse con los azulados ojos del contrario y sonreírle una vez retiro la virilidad ajena de su boca, el rubio le sostuvo los cabellos y tiro de ellos cuando los labios ajenos envolvieron su falo y le dieron en placer que necesitaba, movió sus caderas lentamente y penetró la dulce cavidad de su amado hasta llegar a su límite. Conway no sé molestó en retener el espeso líquido blanco en su boca y tragarlo como si fuese un dulce manjar.

—¿Tienes hambre?

—Mucha.

Gustabo sonrió y tomo de las solapas de la camisa a Conway y lo atrajo a él para rodearle la cintura con sus piernas desnudas, llevo sus manos a las esquinas de su camiseta y la deslizo hasta retirarla y quedar totalmente expuesto ante Jack, quien lo miraba boquiabierto y con una mirada que demostraba el apetito que sentía por probar ese cuerpo que nunca dejo de pertenecerle. Conway se colocó de rodillas sobre el colchón para retirar sus prendas superiores y luego terminar con su camisa la cual acabo en el suelo, sus manos se dirigieron a sus pantalones y en menos de un minuto habían acabo junto a su camisa.

Gustabo admiro cada detalle del cuerpo de Jack, era fornido, detallado en músculos morenos y cicatrices del tiempo, adoraba su musculatura y es que a sus ojos, el era perfecto y sentirlo sobre suyo era la mejor sensación de todas, sentir como sus manos ásperas paseaban por sus piernas y terminaban en sus caderas, las cuales eran apretadas entre los dedos del otro y quedaban marcadas con adoración. Conway siempre amaría estar en esa situación junto a su amado, tocando sus zonas más íntimas y débiles, haciendo uso de toda su imaginación para hacerlo suyo.

—¿Por qué siempre callas cuando estamos así?

—Hombre, no me voy a poner a charlar contigo mientras lo hacemos. . .

—Sabes a lo que me refiero.

Gustabo sonrió y entendió lo que quería decir, el siempre reprimía sus verdaderos gemidos y los reemplazaba por suaves jadeos o gemidos bajos, no es que sintiera vergüenza, pero no lo veía necesario cuando solo quería concentrarse en disfrutar, pero aquella ocasión sabía que era especial, por lo que no habría ningún parámetro que le impidiera deshacerse por completo bajo los brazos de Conway.

—Seré muy guarro, lo prometo, pero tendrás que darme algo a cambio.

Jack sonrió. —Habla.

—Se rudo.

—Haberlo dicho antes, capullo.

La sonrisa de Conway lo dijo todo, su propia expresión cambio cuando las fuertes manos de Conway lo obligaron a girarse para quedar boca abajo, intento levantar la cabeza para girar y mirarlo, pero la mano de Conway sobre su nuca lo obligó quedarse en su sitio, su rostro quedó contra el colchón y su cuerpo completamente recostado, era Conway quien estaba sobre sus muslos y cuando intento decir algo, sintió la repentina penetración por su parte, haciéndole soltar un jadeo ahogado, apretó sus manos en puños y la presión en su pecho se sintió increíble cuando el aire se escapó por un momento de sus pulmones.

Intento respirar, pero cuando comenzó a ser embestido, sintió la oleada de placer recorrer su cuerpo hasta sentirse adormecido, los dedos de sus pies se encogieron cuando la mano libre de Conway azotó sus glúteos y cada golpe ardía hasta hacerlo sisear. Jack sabía hasta que punto podía ir y comenzó a moverse de manera más brusca mientras deslizaba su mano de la nuca hacia los cabellos rubios de su amado y tomarlos entre sus dedos para tirar de ellos y escuchar el quejido combinado con un dulce gemido.

—No te escucho nena.

La grave voz de Conway le hizo estremecer, sus ojos azulados se nublaron de lágrimas de placer y tras respirar hondo, soltó leves gemidos que fueron toda una melodía para su adverso, Conway abandono las zonas en donde sus manos estaban y fueron hacia el pecho del rubio para elevar su cuerpo y que quedara arrodillado junto con el mientras era embestido en aquella posición, Gustabo jamás se había sentido tan motivado en la cama, por lo que no le fue imposible no gemir con descaro y abrir la boca para decir cualquier obscenidad, Jack estaba contento con ese resultado y llevo su diestra al cuello delgado del rubio para apretarlo.

—¿Quién es tu puto amo?

Gustabo levanto el brazo para sostenerse de los cabellos negros de Conway y gruñir cuando su cuello fue apretado hasta imposibilitar que respirara adecuadamente. —T-Tú. . .

—¿Quién?

Conway deshizo el agarre y mordió con fuerza el hombro desnudo de su adverso. —¡Agh mierda, tú!

—¿Me amas?

Gustabo sonrió y sus piernas temblaron, podía sentir los fluidos de ambos resbalar por sus muslos, apoyo la cabeza sobre el hombro de Conway y miro hacia arriba para toparse con sus ojos negros, el sudor recorría sus cuerpos y detuvo sus gemidos roncos para poder vocalizar.

—Te amo Jack. . .

Conway sonrió y tomo su mejilla con delicadeza, acercándose para besarlo con cariño y jadear sobre sus labios cuando sintió que estaba llegando a su límite, empujó fuerte dentro de él y después de varias embestidas profundas, finalmente ambos llegaron al clímax deseado, respirando errático y sintiendo sus cuerpos temblar por los espasmos que les había provocado toda la acción que acaban de tener. Jack salió lentamente del centro maltratado del rubio y con cuidado se recostó con su amado en brazos, lo envolvió en un cálido abrazo y acarició su mejilla mientras lo admiraba.

—Te amo Gustabo, nunca deje de hacerlo.

—¿Ni un día?

—Ni un solo día, lo juro.

Gustabo se sintió en paz con esa respuesta, no tenía intenciones de seguir cuestionado, tenía todo lo que necesitaba ahora y quería atesorarlo, se acurrucó en su pecho con confianza y sabía que Jack estaría ahí para protegerlo, había iniciado el día de la mejor manera, hace tantos años que no ocurría y no podía quejarse ahora, necesitaba disfrutar ese tiempo, porque no sabía si alguno de los dos moriría, aún no olvidaba todo lo que estaba ocurriendo y prefería mil veces morir primero antes de ver caer al amor de su vida, si podían esconderse por hoy y ser amantes hasta que la vida se los permitiera, tenía la verdad y eso importaba, creía en Conway de nuevo y estaba seguro a su lado, con sus palabras y sobre todo con su amor.





























Remin

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