Final 2/3

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Su vida definitivamente no volvería a ser la misma, había vivido por una única razón y era por ver feliz a la persona que más amaba en ese mundo, pero se había esfumado esa necesidad de vivir, se sentía atado porque debía cumplir con su promesa, era duro de procesar cuando se ponía a pensarlo de mejor manera, Gustabo se había ido sin antes poder decirle que cumpliría con ello, por lo que tomo esto como su última voluntad y así lo haría; después de llorar y abrazarse del cuerpo frío de su amado por horas, finalmente sus compañeros decidieron que había sido suficiente, no podían seguir mirando como se destrozaba la vida y se perdía así mismo por no querer soltar el cuerpo sin vida del rubio.

Fue realmente difícil soltarlo, pero lo logro y ese había sido el primer paso de todo el martirio que vino después, cuando le dió la noticia a Horacio, no pudo contener las lágrimas frente a el, pues verlo desgarrarse la garganta en gritos y llanto, le había causado daño y el mismo sabía que no sería todo lo que tendría que soportar, pues paso toda una noche en vela llorando a un ataúd y luego, espero bajo la lluvia a que bajaran la caja hasta el agujero donde sería sepultado. La vida era tan jodidamente terrible, pero el amor que sentía por Gustabo era aún más jodido, pues así pasaran años, estaba seguro que nunca podría olvidarlo.

Había pasado al menos una semana y después de haberse embriagado por 4 días enteros, llamaron a su móvil para citarlo en comisaría y así fue como tuvo la iniciativa de salir de casa. Su aspecto no era el mejor, pero trato de tenerlo; al llegar fue directo al despacho y lo recibieron sus compañeros, para ser más específicos, Volkov, Michele, Freddy y Horacio.

—¿Qué sucede?

—Pasa. Necesitamos hablar contigo.

Suspiro, cerró la puerta tras el y se adentro por completo a la sala, cruzándose de brazos en completo silencio para escuchar lo que tendrían que decir. Michelle se acercó a él para tomarlo de la muñeca y entregarle una placa.

—Los altos mandos me dijeron que te entregará está placa, fue por tu trabajo atrapando a Roy, les comenté lo que sucedió en la iglesia, pero. . .

—No te creyeron.

Michelle asintió. Jack miro la placa en su mano, no la merecía, era simple, el no había hecho nada, Gustabo fue quien dió con el y acabo con su vida para salvar a su compañera; cerro los ojos y arrojo el pedazo de metal al suelo, les dió la espalda a los demás y camino hacia la puerta.

—Espera, aún hay algo más.

—No me interesa, si es trabajo, volveré en una semana. Volkov, encárgate tu.

Michelle soltó un suspiro y miro a los demás, quienes solo se miraron en silencio, ella se adelantó para tomarlo del hombro y evitar que se retirará. —Necesito darte algo que Gustabo me entrego para ti.

Jack se tenso al escucharla, se sentía como una broma de mal gusto, soltó un suspiro y volvió a darle la cara, miro hacia abajo, la pelirroja le entrego en sus manos un sobre manchado de sangre y cuando se dió cuenta de lo que se trataba, sintió su pecho estrujarse de dolor, era la invitación de su boda con Gustabo. La miro en silencio, no sabía exactamente qué decir o cómo sentirse, tenía muchos sentimientos encontrados en ese momento.

—Abrela.

Miro a Michelle y volvió a mirar el sobre, con sus manos temblorosas, abrió el sobre para revelar su contenido, había algo escrito, leyó atento y cuando terminó de hacerlo, sintió que habían sido las últimas palabras de Gustabo, se arrepintió de haberlo leído tan rápido, así que volvió a leerlo una vez, bajo la cabeza y llevo el sobre hacía su pecho, su mandíbula se tenso, aunque hubieran presentes, no pudo evitarlo y cayó de rodillas en suelo, volviendo a sentir como sus ojos se humedecieron en instantes y cuando menos lo espero, había roto en llanto una vez más, Gustabo seguía soprendiendolo, pero de maneras increíbles, lo amaba y nunca podría dejar de hacerlo.

Sus compañeros suspiraron y se acercaron hacia el para tenderle una mano y acompañarlo en su duelo, desde que Gustabo se había ido, nunca pudieron estar como apoyo para Jack, ya que no lo permitía, se escondía y mandaba a todos a la mierda, Horacio había sido quien intento hacerlo algo por el, ya que sabía lo importante que era para su mejor amigo, el también había sufrido y seguía haciéndolo, pero a diferencia de Jack, el si tenía apoyo en sus cercanos.

—Jack, estamos contigo, por favor no nos apartes en estos momentos difíciles para ti, se que no es fácil procesarlo aún, pero sabes muy bien que Gustabo no habría querido esto para ti.

—Ella tiene razón neno, déjanos acercarnos.

—Gustabo nunca le gustó verlo sufrir superintendente.

Conway sorbio su nariz y tomo el pañuelo que Horacio le tendió, se puso de pie y guardo el sobre en sus pantalones, aquellas palabras habían sido suficientes para darle un empujón a continuar con su vida, no solo por ellos, sino por Gustabo quien se preocupo hasta el final por el, fue de una manera bastante dura, quitándose la vida para que el pudiera seguir siendo el hombre impecable y honrado que había formado con los años, no iba a hacer en vano la muerte de su amado.

Acomodo su corbata y fue hacia el escritorio para tomar sus pistoleras, las arreglo y volvió a colocarse sus gafas de sol, arreglo su radio y miro por última vez a sus compañeros.

—Gracias.— Se dió la vuelta y salió del despacho.

Todos quedaron bastante satisfechos hasta que una sonrisa se formó en sus rostros, era momento de regresar a vivir, Michelle se encargaría de darle el reconocimiento que merecía Gustabo por haberla salvado, tomo la placa que le había entregado a Conway y la dejó sobre su escrito, se despidió de los demás y se retiró. 

Jack estaba relativamente tranquilo, aún tenía una ciudad que limpiar, fue hacia armería y tomo su arma, cargadores y su porra, no podía faltar, salió de allí para ir al parking y tomar un coche patrulla, antes de arrancar, hablo por radio:

—Buenas tardes nenas, las vacaciones terminaron.
































Remin

Amantes | Intenabo |  FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora