Capítulo 29

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Los recuerdos de sus momentos juntos no pasaron desapercibido en su cabeza, seguía insistiendose de que tenía que matarlo, pero una parte de el era conciente que lo amaba, si Conway realmente no lo quería, entonces no se habría atrevido a decirle te amo o quizá era un truco para manipularlo, porque en el fondo, sabe que no sería capaz de matarlo, aún si la locura le consumía, no era capaz de hacerlo. Luego recordó sus palabras, quizá si había una razón totalmente diferente por la cual Jack había decidido hacer todo esto, porque siempre le pareció raro que tan inesperadamente le dijera que estaba arrepentido de todo lo que habían pasado juntos; eran demasiados cuestionamientos, pero de algo estaba seguro, no quería matarlo.

Intento hacerse el fuerte por mucho tiempo, pero ni el mismo se podía engañar y viendo fijamente a Jack a los ojos, esos ojos negros que desbordaban lágrimas y esa expresión de dolencia, hicieron que volviera a la realidad y volviera a creer en su amor; agachó la cabeza y prorrumpió en sollozos para dejar caer el arma en sus pies y como un niño arrojándose a los brazos de su madre, se abalanzó hacía Jack para abrazarse de el mientras intentaba que su cuerpo dejara de temblar.

Jack se sentía de la misma manera, ya no podía seguir ocultando nada, aún si los años pasaron, nunca pudo olvidarse de Gustabo, incluso pareciese que se había enamorado aún más de el y ese intento de acercarse y temer dañarlo, solo demostraba lo corrompido que estaba, lo extrañaba y ya no podía permitirse alejarlo de el otra vez, quizá era riesgoso, pero inconscientemente, estaba matando a Gustabo en todos los sentidos. No dudo en abrazarlo y protegerlo con sus brazos, su cuerpo se sentía abatido por no haber reposado y sus piernas se desestabilizaron, ambos cayeron de rodillas en la sucia madera y se desahogaron todo lo que necesitaban.

—Lo siento, lo siento Gustabo. . .

—Yo también lo siento Jack, perdóname.

—No tengo nada que perdonarte, yo te arroje a esto y yo soy el que tiene que responsabilizarse de esto. Si me dejas contarte la verdad, sería más que suficiente para mí que me escuches.

Gustabo se alejó un poco de él para mirarlo a los ojos y asentir. —De acuerdo, pero ven conmigo, te he abierto la herida de la mejilla de nuevo.

Gustabo le ayudo a ponerse de pie, siendo apoyo suficiente para conducirlo a un colchón viejo que había allí, ambos subieron a este y Jack soltó un suspiro de dolor, Gustabo inmediatamente le ayudo a sentarse para que descansará y limpio la sangre que había brotado de la herida. Jack aprovecho para comenzar a relatar lo que ocasionó todo esto, contó desde el inicio de su amistad con ese sujeto, hasta finalizar con el día de la boda con la misteriosa mujer que resultó ser su compañera de misión; "Michelle Evans".

—Evans se convertiría en el cebo para casar a Roy, él hace mucho que dejó de seguirte, me encargue de que mi gente esparciera rumores de mierda, si tú te enteraste de mi supuesta pareja, entonces él también. El día de la boda fue el primer operativo que realizamos, todos los invitados eran agentes, jure que llegaría y lo tendríamos, pero el hijo de puta nunca se apareció.

Gustabo no sabía cómo sentirse a tantas revelaciones, era una tras otra, era difícil procesar todo de golpe, observando a Conway, sabía que se sentía igual de perdido que el, había hecho y trabajado tanto para nada, incluso renunció a la vida que llevaba para protegerlo y el siempre pensó lo peor de él, no sabía quién era Roy, pero le maldecia por todo el sufrimiento que le había hecho pasar. Una vez más sus ojos azulados se cubrieron de lágrimas y volvió a sollozar, Conway inmediatamente lo tomo en brazos para consolarlo, sabía que todo esto le haría sentir así.

—Pudiste ser honesto y evitarnos toda esta mierda. . .

—Yo también lo pensé, pero no fue fácil Gustabo. Lamento todo lo que tuviste que vivir, haberte mentido y obligarte a llegar a puntos extremos, pero no quería perderte.

—No se que decirte exactamente, cometí tantos errores y joder yo realmente no quería hacerlo, pero me consumieron los celos y el enojo.

Conway le tomo de las mejillas para mirarlo y limpiar sus mejillas húmedas, se inclino hacia el y depósito un beso sobre sus párpados. —Te entiendo perfectamente, yo también tengo la impotencia de haberme enterado que trabajaste en el Vanilla y no te culpo, porque se que no tuviste elección, pero no sabes cuántas ganas tengo de cortarles la polla a todos esos hijos de puta que te tocaron y sobre todo a Armando, lo tengo más que fichado, se que tú matrimonio con el solo fue para joderme y aunque lo lograron, se que tú me amas a mi, ¿Me equivoco?

Gustabo asintió y se acercó a él para sentarse a horcajadas sobre el, Jack lo recibió gustoso y espero en silencio su respuesta, Gustabo busco sus labios lastimados y los beso lentamente, él no sé equivocaba, por supuesto que solo Jack tenía su amor sincero y aunque lo hayan tocado otras manos, nunca tendrían lo más preciado de él y eran sus sentimientos.

—No lo estás.

—Eso lo sé, te conozco Gustabo y cada rincón de tu cuerpo, por supuesto que solo yo tengo el honor de tenerte en todos los sentidos.

Jack escabulló sus manos dentro de la ropa de su adverso, paseando sus dedos sobre la piel suave que conocía muy bien, Gustabo sonrió por primera vez en toda la noche y se sintió cómodo bajo su toque, abrazándose de el mientras era tocado desde el dorso hasta su pecho, observo los ojos de Conway y sabía que no tenía intenciones de llegar a algo más con sus caricias, tan solo era él recordándole que seguía siendo suyo, el no se oponía, estaba encantado y aunque aún se sentía herido, había un punto en el que estaba tranquilo a su lado.

—Conway, ¿Algún día me perdonarás?

El mencionado lo miro y lo abrazo de la cintura para que ambos se recostaran en el colchón. —Lo haré, pero con una condición.

—¿Qué es?

—Que duermas conmigo, quiero tener una noche tranquila y dormir más de 3 horas. ¿Aceptas?

Gustabo sonrió. —¿Dormir? Hace mucho que no lo hago, lo haré, pero si prometes que. . . Estarás aquí para cuando despierte.

Jack asintió y acaricio su mejilla. —Te prometo que estaré aquí, no me iré.

Ambos se miraron y volvieron a confiar uno al otro, Gustabo tenía miedo, impotencia y es que habían sido demasiado revelaciones en una sola noche, pero el también deseaba tener una noche tranquila al lado de Conway y ahora que conocía toda la verdad, se negaba a dejarlo a ir. Conway sintió que había quitado casi todo el peso que llevo en sus hombros por años y abrazado a Gustabo, sentía que nada podía hacerlo sentir una mierda de nuevo, cerro los ojos y por primera vez en muchos años, durmió, ambos lo hicieron, estaban tan cansados y aunque no eran las mejores condiciones en dónde reposaban, solo se necesitaban mutuamente para confiar en que sería el mejor descanso de sus vidas.
























Remin

Amantes | Intenabo |  FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora