Capítulo 12

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Conocía comisaría, las charlas con Conway habían rendido frutos, sabía que cada rincón de ese lugar tenía cámaras instaladas en cada esquina, por supuesto que estaba dispuesto a llevarse entre las piernas a Volkov si lo deseaba, pero que mejor que ese encuentro para aprovecharse de él. Volkov admitía que el rubio era muy atractivo, había sentido una pequeña envidia por Conway cuando lo conoció, puesto que Gustabo era lindo de pies a cabeza, sus ojos azules llamaban la atención a cualquiera, no pudo evitar sonrojarse y quedarse estático cuando se acercó a él.

—No tengas miedo, no estamos haciendo nada malo, solo quería agradecerte por tu ascenso y tú ayuda.

—. . . No es necesaria.

—Eres mucho más atractivo de cerca. . .

Gustabo se abalanzó hacia el y rodeó su cuello con sus brazos, ambos se miraron fijamente, estaban cruzando una línea muy fina, la cual aunque la evitarán, era imposible. Volkov fallo a su moral y rodeó la cintura del contrario, inclinando la cabeza hacia abajo para volver a unir sus labios, iniciaron un beso húmedo y que si no se detenían, podrían acabar en un límite terrible, suerte que la voz de Conway los obligó a separarse, Gustabo se alejó y limpio la comisura de sus labios, listo para irse.

Conway abrió la puerta del despacho en donde se encontraban y se sorprendió al encontrarlos a ambos allí, se quedó en silencio observando sus reacciones, sobre todo la de Gustabo, quien solo actuó con normalidad, mientras Volkov rezaba por su vida.

—¿Me explicais?

—Bueno, me retiro. Nuevamente gracias Volkov, tenga buen servicio, con permiso.

Miro a ambos y salió de allí, paso al lado de Conway y lo miro fijamente por un corto momento, los ojos de ambos no mentían, estaban totalmente perdidos en sus personas. Finalmente abandono el lugar y salió con un mal sabor de boca, cayendo en cuenta de lo que acababa de hacer, no solo había jodido a Conway, sino también a Horacio, sabía muy bien cuánto había luchado por conseguir la atención de Volkov y el había sido tan descarado como para besarlo. Soltó un suspiro, sintiéndose como una mierda, pero no podía cambiar nada, todo estaba hecho.

Con suficiente dinero en el bolsillo, pensó muy bien lo que podía hacer con el y lo primero que llegó a su mente fue: "Un arma" la tendría bien guardada para asustar a los que se les ocurriera burlarse de el, estaba en cero tolerancia y no le importaba si tenía que pegar tres tiros si con eso podía evitar las burlas. Salió de allí y pidió un taxi, aquel lugar estaba un poco retirado, al llegar notó que el lugar estaba vacío, solo se encontraba el tipo de vendía en el negocio, se acercó al mostrador y observó los cargadores, navajas y todo tipo de arma blanca.

—Buenas, ¿Buscas algo en específico?

—Hola, la verdad es que no, ¿Qué tal la perforadora?

El hombre detrás del mostrador tomo el arma, era un poco larga, quizá 40 centímetros. —Si es tu primer arma, no te la recomiendo. Pero es bastante buena.

Gustabo la miro de cerca, por supuesto que no era su primer arma, pero era su favorita.

—Lo sé, la he usado antes.

—Ahh, ¿Conocedor de armas?

Gustabo sonrió. —Digamos que alguien cometió el error de enseñarme muy bien.

El hombre sonrió y le permitió tomar el arma. —Me has caído bien, su precio es de 5,000, te hago un descuento y te la dejo en 4,700.

Miro el arma con cariño, pasando la yema de sus dedos sobre el metal frío. —Fua, es cara hee. No, está bien, dame una estándar.

Amantes | Intenabo |  FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora